Las minorías no imponen condiciones: Olivares Ventura
José Ureña El priísmo reclamó ayer, en la celebración adelantada de su 67 aniversario y en voz de su dirigente, Santiago Oñate Laborde, ``cancelar el paso a la antipolítica'' que ``con infamia y denostación busca el debilitamiento institucional''.
Esas ``prácticas de degradación apriorística siembran desconfianza y alientan iracundia'', remarcó el dirigente partidista ante el presidente Ernesto Zedillo y parte de su gabinete. ``Demos paso, en cambio, a la política de la propuesta'', exhortó.
Oñate dijo que, ``en ejercicio de cortesías democráticas'', se invitó a otras fuerzas políticas a discutir el rumbo nacional, pero advirtió: ``Sabremos seguir avanzando; sabremos seguir llevando adelante la reforma porque ésta es ante todo exigencia del pueblo mexicano''.
Tono similar utilizaron otros oradores. El representante de los diputados priístas, Héctor Hugo Olivares Ventura, recordó que ``partido'' viene de ``parte'' y que el suyo representa la voluntad de las mayorías sufragantes. Luego cuestionó en el auditorio Plutarco Elías Calles:
``¿Por qué, entonces, quienes no lo son, pretenden imponer condiciones, maniatarlos y algunos, incluso, aniquilarlos? ¿Por qué condicionar la participación, regatear voluntades, escamotear avances que la ciudadanía demanda ahora?''.
Arengó: ``No permitamos que se invierta el orden. Si somos mayoría en el país, si somos mayoría en el gobierno, si somos el gobierno en el país, mayoría en las Cámaras, en los estados y los ayuntamientos, el voto nos obliga a que, con alta moral republicana, llevemos mano en responder a su exigencia de perfeccionar instituciones''.
El representante de los diputados locales, Francisco Arroyo Vieyra, dijo que su partido ha mostrado ser, históricamente, un ``valioso factor de gobernabilidad para la sociedad. Paradójicamente, el avance de las oposiciones se ha dado más por la ausencia de nuestra vitalidad que por la propuesta de gobierno que ante el electorado pretenden ejercer''.
Previamente al discurso presidencial, Oñate dijo que los compromisos auténticos del Partido Revolucionario Institucional han de ser con las mayorías y ``nuestra fuerza ha de radicar en la voluntad de transformar la realidad, cancelando desigualdades mediante la creación de oportunidades''.
Hay que estar ``tan lejos de la complacencia crítica como de la farisaica denigración. Obligado es reconocer que la existencia cotidiana de los más permanece aún distante del bienestar al que como partido nos hemos comprometido''.
Más adelante pidió una reforma que haga del federalismo, de la división de poderes y del ejercicio del poder público ``garantía de convivencia armónica y fuente de oportunidades para la participación eficaz en la construcción perenne de un México justo, libre y soberano''.
La reforma del Estado que buscan los priístas es ``aquella que cancele el autoritarismo, que abra espacios a la participación, que genere condiciones de desarrollo regional y, sobre todo, que sirva para colocar a las mexicanas y a los mexicanos en el umbral de poder aprovechar las oportunidades del progreso y de aprovechar, también, las riquezas que la patria y los mexicanos de antes nos han legado''.
El dirigente afirmó que parte de la reforma nacional es el cambio del PRI, ``un cambio comprometido con la legalidad y organizado con la sociedad. El PRI aspira a ser vanguardia de los cambios, como aquél que yendo un paso adelante podrá jalar el desarrollo. Cuando el partido renuncie a ser vanguardia, lejos de fortalecerse se convertirá en pesado lastre del gobierno, deformará la acción de éste e impedirá, a un tiempo, el desarrollo y compromiso de su militancia''.
Para lograr el cambio, el PRI sabe anteponer ``el interés de la Revolución y sus principios, el interés de la nación y sus habitantes, a cualquier afán pasajero por puestos o poderes''.
A continuación, criticó actitudes de opositores sin mencionarlos por su nombre, como la víspera: ``Hora es de cancelar el paso a la antipolítica, que hace de la denigración apriorística, de la infamia y la denostación prácticas que buscan el debilitamiento institucional, que siembran desconfianza y alientan la iracundia''.