Versión: Morán supo de una orden de detener a Aburto antes del crimen
Elena Gallegos El mayor Héctor Eustolio Morán habría sido detenido en la prisión militar e interrogado por el fiscal especial, Pablo Chapa Bezanilla, debido a que estuvo enterado de una orden que se giró para capturar en Michoacán a Mario Aburto Martínez el 18 de marzo de 1994cinco días antes del crimen de Lomas Taurinas, aunque luego se dio una contraorden que evitó la aprehensión.
Según versiones de integrantes de la Comisión de Seguimiento del Caso Colosio, Morán habría recibido la orden de trasladarse a Michoacán durante los días en que Luis Donaldo Colosio efectuaba actos proselitistas en esa entidad, en lo que pareció haber sido una operación de inteligencia del equipo de oficiales del Estado Mayor Presidencial (EMP) que estaban a cargo de la seguridad en la campaña.
La Subprocuraduría incluso ha profundizado en la hipótesis de que Aburto cometería el crimen en esa entidad, pero a última hora falló. No ha trascendido en qué consistió dicha falla ni quién dio la orden primero, y la contraorden, después, para detenerlo.
Tal versión, por otro lado, parece embonar en uno de los puntos de un documento que el mayor hizo llegar a San Lázaro a través de su esposa, y en el que él mismo señala que ex colaboradores suyos, con formación en la Policía Judicial Federal y en la Dirección de Investigaciones Políticas de la Secretaría de Gobernación, declararon que él les dijo, al ver una fotografía de Mario Aburto: ``Este era por el que íbamos a ir. Si me hubieran dado 48 horas nada hubiera pasado''.
Los ex colaboradores que declararon a Chapa Bezanilla lo anterior según Morán son Alfredo Fernández de Lara, Ignacio Hernández Choreno y José Refugio Ortega Sánchez, quienes afirmaron además que el mayor comentó en esa misma ocasión (no se precisa cúando se efectuó la conversación): ``Carajo, no se valía que lo mataran... Con sólo haberlo enfermado era suficiente''.
En la versión que él mismo da de los interrogatorios a que lo sometió Chapa Bezanilla, cuenta que el fiscal le insistió si había viajado a Michoacán. ``Le dije que no'', señala escueto.
Chapa le leyó entonces una declaración de Hernández Choreno acerca de que Morán le dijo que irían a Michoacán porque se lo había pedido el Estado Mayor Presidencial, pero que después de media hora le informó que había una contraorden.
En el documento Morán niega terminantemente que tales afirmaciones sean ciertas, pero comentó que en una ocasión el jefe de ayudantes de Colosio, mayor Germán Castillo, lo mandó llamar (el mayor tenía una empresa que ofrecía servicios de seguridad) para que revisara las oficinas en las que el entonces secretario de Estado trabajaba. Esto ocurrió a unos días del destape.
Se temía que hubiera micrófonos ocultos o algún otro medio de espionaje continúa el relato de Morán, ``pero como yo no tenía equipo especial el mayor Castillo me lo proporcionó y además me pidió que enseñara a alguien de su gente a usarlo''.
Morán encontró un transmisor con micrófono ambiental conectado a la línea eléctrica, ``por lo que este dispositivo podía estar en el lugar operando en forma permanente''.
De inmediato, Morán informó lo anterior al general Roberto Domiro García Reyes y al mayor Castillo ``entregándoles el objeto''. Estos, junto con el capitán Fierro ayudante de Castillo, verificaron la autenticidad del aparato.
``Al capitán Fierro lo llevé a un curso a Nueva York con el fabricante de detectores de instrumentos de espionaje (el mismo que había vendido el equipo a Castillo); después me separé y ya dejé que ellos operaran el equipo, pues a mí se me había nombrado jefe de Seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México''.
Visita a Aburto en Almoloya
La comisión de seguimiento dará a conocer hoy a las 9:00 horas el contenido del documento de Morán, en la Cámara de Diputados. A la reunión acudirá Humberto López Mejía, quien repartió los videos de la necropsia que se practicó a Colosio en el Hospital General de Tijuana la misma noche del crimen y que ha hecho públicas varias hipótesis sobre el asesinato.
Los legisladores también discutirán la petición que hizo Mario Aburto a través de su familia para que acudan a entrevistarse con el acusado en Almoloya de Juárez. Al parecer los priístas están de acuerdo y sólo hay algunas reticencias por parte de diputados del PAN.
Según información proporcionada por el perredista Ramón Sosamontes, Aburto insistió a sus familiares en que teme por su vida y que está dispuesto a conversar con los legisladores en Almoloya, siempre que éstos vayan acompañados de un pariente presumiblemente su cuñada Alma, quien ya lo visitó en el reclusorio y de Jorge Mancillas, representante de los Aburto en Los Angeles.
Esta sería la segunda ocasión en que miembros de la actual legislatura tratarán de ver a Aburto en Almoloya. En la primera, hace casi nueve meses, se armó tal enredo que el permiso nunca se concedió y se adujo que Aburto no deseaba la visita. Con base en el reglamento del penal, sólo se puede conceder la autorización si el interno lo pide.Tampoco se descarta que los legisladores se entrevisten con el general Domiro García Reyes antes de su reunión mensual con el procurador Antonio Lozano Gracia, la que se efectuará el 22 de marzo, un día antes de que se cumplan dos años del asesinato.
Para Ramón Sosamontes todavía hay muchas preguntas pendientes en torno a la actuación de los procuradores Diego Valadés y Humberto Benítez Treviño, y especialmente de los subprocuradores Miguel Montes y Olga Islas.
Los interrogatorios de Morán
En el documento enviado a San Lázaro, el mayor Morán detenido 30 días en la prisión militar y quien permanece bajo arresto domiciliario, asegura que lo quieren usar como ``chivo expiatorio'' o ``cuña para hacer caer a alguien, lo que me ha afectado terriblemente''.
Habla de su situación y de la relación que guarda con las personas que aparentemente lo involucraron, muchas de las cuales colaboraron con él. Dice que han persistido las envidias y los ``chismes'' y hace un resumen de lo que le preguntó Pablo Chapa Bezanilla el 5 y 16 de enero en el edificio de la Sedena.
''1. Que si conocía a García Reyes y si tenía relación afectiva con él. Respondí que sí lo conocía y que era mi compadre, pues había llevado a la iglesia a una sobrina en sus 15 años, hija de mi hermano fallecido y a quién yo había criado.
''2. Si conocía a un hermano de García Reyes de nombre Valentín y que tenía una empresa de seguridad. Dije que sí lo conocía pero que no sabía que tenía la empresa.
''3. Que si conocía al señor Fernando de la Sota Rodalléguez (jefe del grupo Omega). Contesté que no me unía a él ninguna amistad, que lo conocía porque él fue miembro de la Dirección Federal de Seguridad y luego fue subdirector en la PGJDF, pero nada más.
''4. Luego me preguntó sobre la gente que trabajó conmigo y las tareas que hicimos para el Estado Mayor Presidencial, sobre todo para el licenciado Colosio. Inicialmente me resistí a contestar en virtud de que todo trabajo que se hace en el medio debe ser discreto y de conocimiento restringido''.
Sin embargo, aceptó responder la pregunta de Chapa por consejo del general Rafael de la Concha, quien fungió en esos interrogatorios como su representante legal. Fue cuando contó lo de la detección de instrumentos de espionaje en las oficinas de Colosio unos días antes del destape, en noviembre de 1993.
5. Respecto a las declaraciones de sus ex colaboradores (también Abraham Herrera, el hombre que lo acompañó en el trabajo en las oficinas de Colosio, dijo haber escuchado lo mismo) en el sentido de que él comentó que Aburto era el hombre ``por el que íbamos'', negó que sean ciertas. ``Jamás he tenido una fotografía de Mario Aburto'', aseguró.
6. Sobre las atenciones que le daba a Colosio en el aeropuerto, Morán respondió que eran las mismas que se brindaban a todos los candidatos.
7. Respecto a que si él dejaba que los escoltas pasaran armas en los aeropuertos ``fuera de filtro'', Morán entendió que ``querían involucrarme en lo relativo a que dejé pasar el arma con la que mataron a Colosio y dije a manera de aclaración que el día 20 o 21 de marzo, sin recordar la fecha exacta, el señor Colosio abordó un avión con destino a Culiacán o Mazatlán y después de ahí salió a Tijuana, y quienes se encargaban de atender las necesidades de logística en los aviones eran el señor Martínez Guerra y el capitán Mario Morán, que no es mi pariente''.
Chapa le enseñó un boleto de Taesa a su nombre, según el cual él e Ignacio Hernández Choreno habrían viajado a Tijuana después del crimen. Morán lo negó y dijo que él fue a Ciudad Victoria por instrucciones del Estado Mayor Presidencial a investigar una carta de una persona que decía que había quienes lo incitaban a matar a Carlos Salinas de Gortari. También lo cuestionó sobre Othón Cortés y Aburto, a quienes aseguró no conocer. Se le mostró una fotografía que estaba en la pared de su oficina, en la que aparecen el general García Reyes y los comandantes de la Policía Federal de Caminos: Arizpe (actual director) y Jorge Vergara (a quien se le quiso relacionar con el crimen).
Además, Chapa le enseñó tarjetas informativas, que él aceptó haber elaborado para el general García Reyes: una en la que se habla de la actitud de la maestra Elba Esther Gordillo, lideresa del SNTE, ``apoyando a Camacho Solís'', y otra en la que se comentaba la situación que prevalecía en marzo, antes del crimen.
Por la mañana, se supo que nuevamente se interrogaba a Morán en el juzgado primero de distrito, en Naucalpan de Juárez. Ahí le extendieron diez días más el arraigo domiciliario.
Antes, en el documento que hizo llegar a diputados, asegura que otra de las pruebas que presentó Chapa en su contra fue un ``radiograma cifrado'' que ha hecho público Humberto López Mejía, quien ha dicho que quien planeó el crimen fue alguien que entrena cuerpos de élite. ``Todo indica que se me quiere hacer aparecer como el cerebro de una conjura'', dice Morán y se reitera ``inocente''.