La isla no busca la confrontación, pero la decisión es resistir: Granma
Afp, Dpa, Ansa, Reuter y Pl, La Habana, 5 de marzo Cuba consideró hoy ``prácticamente imposible'' una normalización de sus relaciones con Estados Unidos, tras la aprobación en el Senado estadunidense de la ley Helms Burton que, aseguró, traerá ``más perjuicios'' que beneficios a Washington
El director para América del Norte de la Cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, admitió que la nueva legislación causará daños a la economía cubana, ``pero no logrará destruir el proceso revolucionario por hambre''.
El funcionario sostuvo que la Helms-Burton, no afectará a los acuerdos migratorios ya suscritos entre Washington y La Habana, aunque hace ``prácticamente imposible una normalización de las relaciones bilaterales'', tanto por los requisitos que impone a la Casa Blanca a la vez que deja las decisiones sobre el bloqueo de más de tres décadas en manos del Congreso.
El portavoz de la Cancillería, Rafael Dausá, recordó a su vez que en 1992, cuando se aprobó la ley Torricelli para endurecer el bloqueo, ``también se dijo que que era el último empujón a la revolución''. Sin embargo, admitió que la Helms-Burton ``posiblemente afecte el comercio y el flujo de inversiones'', pero afirmó que ``lo más importante es que vamos a seguir con nuestra política económica y de apertura''.
El gobierno de Fidel Castro ya había anunciado que rechazaría someterse a cualquier litigio dentro de los que ampara la Helms-Burton, para la devolución de los bienes de ciudadanos estadunidenses de origen cubano expropiados tras la revolución de 1959.
De su lado, el diario oficialista Granma aseguró que los cubanos ``no buscamos la confrontación con Estados Unidos'' pero ``nuestra decisión es resistir''.
Poco antes de conocerse la aprobación de la Helms-Burton, el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, declaró que Estados Unidos podría perder más de lo que ganaría con la medida porque ``le va a multiplicar sus contradicciones con otros países''.
Hay gobiernos que ``ya han reaccionado fuertemente'' ante la ley que considera represalias contra individuos y países que negocian con Cuba, aunque admitió que ``ejerce influencias en algunas empresas'' extranjeras.
El veterano diplomático pronosticó además que la nueva ley no podrá ponerse en marcha en un cien por ciento, ya que podría provocar decenas de miles de procesos contra firmas o individuos que compren o alquilen propiedades expropiadas a estadunidenses.
``El pobre ciudadano estadunidense va a tener que pagar los sellos, los papeles, los jueces, los fiscales... se van a tupir mecanismos tan importantes como los tribunales de justicia'', dijo.
Alarcón habló antes de partir a Montreal para asistir a una reunión de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), que investigará el derribamiento el 24 de febrero de dos avionetas civiles de la organización anticastrista Hermanos Al Rescate con sede en Miami por cazas cubanos.
Estados Unidos ``se ha metido en una ratonera'' al invocar en el litigio una cláusula de la vigente convención de Chicago sobre aviación civil, que prohibe el uso de armas contra aeronaves, civiles, porque al igual que Cuba no la ha ratificado. Además, ese ordenamiento impone a las aeronaves civiles respetar las órdenes de los Estados sobre cuyos territorios realicen vuelos, y ``en modo alguno limita o afecta los derechos y deberes de los Estados para proteger la soberanía''.
La Habana pediría a la OACI que vincule el incidente a las múltiples violaciones al espacio aéreo cubano por parte de aviones procedentes de Estados Unidos ``que incluso realizan actividades subversivas y terroristas''.
Los estadunidenses pretenden presentar los hechos del 24 de febrero como ``únicos, sorpresivos, que no estuvieron enmarcados en un contexto muy concreto de decenas de violaciones en los últimos años'', añadió Alarcón.
Cuba sostiene que derribó las avionetas en un lugar entre cinco y ocho millas de distancias de sus costas, mientras Estados Unidos afirma que los hechos ocurrieron en aguas internacionales.
Un nuevo testimonio sobre el derribo fue el presentado este martes por el piloto cubano que derribó las dos Cessnas, el teniente coronel Lorenzo Alberto Pérez . ``El puesto de mando nos da la misión de reconocerlo, identificar,y hacer el pase preventivo, nosotros cumplimos esto'', dijo. Admitió que luego del derribo dijo la frase ``le partimos los cojones'', lo que atribuyó a ``la gran tensión e irritación por más de 20 meses de violaciones del espacio aéreo''.
El jefe de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba, general Rubén Martínez, eximió a su vez de responsabilidad a su país en las causas del derribo en el cual ``no había nada premeditado''.
La reunión de la OACI se realizará en forma simultánea con una sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, en la que Cuba expondrá este miércoles sus argumentos sobre el diferendo, luego que el canciller Roberto Robaina no pudo hacerlo ante el Consejo de Seguridad.