La Jornada 6 de marzo de 1996

Documentan 604 casos de agresión contra migrantes

Triunfo Elizalde /I En una amplia investigación sobre violaciones a derechos de trabajadores migratorios mexicanos, la Comisión Nacional de Derechos Humanos documentó 604 casos de agresiones que van desde homicidios, lesiones, detenciones ilegales y violaciones sexuales, hasta abusos de autoridad, robos, privaciones a la libertad, decomiso y cancelación de documentos de identificación o migratorios.

En el estudio, hecho público ayer martes, la CNDH señala que las características y condiciones en que se desenvuelve el flujo migratorio entre México y Estados Unidos, denotan ``el incremento de posturas xenofóbicas y de discriminación racial, así como el resurgimiento de nacionalismos, de tradiciones históricas profundas, de ideologías neofascistas, neorracistas y de supremacía de la raza blanca''.

Las agresiones a los migrantes mexicanos, dice el organismo, son cometidas por autoridades de los dos países y se consideran ``obvias'' por un mal entendido sentimiento xenofóbico y discriminatorio, basado en ``la situación por la que atraviesa la economía de Estados Unidos, en general, y California en lo particular, debido al aumento del desempleo''.

Las principales conductas violatorias cometidas por autoridades norteamericanas se refieren a golpes ``con brutalidad'', que provocan lesiones irreversibles; negativa de atención médica; atropellamiento con vehículos oficiales; acorralamiento y encajonamiento en barrancos y ríos; golpes con linternas o macanas; puntapiés; golpes al detenido arrojándolo contra las carrocerías de los carros oficiales; falta de aire acondicionado en tiempo de frío; amenazas para que no presenten denuncias; agresión sexual; esposamiento con lujo de violencia; sometimiento a revisiones humillantes, sobre todo a las mujeres, por parte de agentes masculinos, así como destrucción o confiscación de documentos de indentificación, intimidación e insultos.

Al hablarse de grupos de migrantes indígenas, sobre todo zapotecos, mixtecos, perépechas y de otras etnias, se hace saber que como en una buena proporción son monolingües, ``se encuentran en condiciones de extrema pobreza y por sus rasgos indígenas y tradiciones culturales son objeto de violaciones a derechos humanos desde el momento mismo en que salen del lugar de origen y que una vez que cruzan la línea divisoria sufren acciones con mayores tintes de racismo''.

De acuerdo con los resultados de las encuestas levantadas por el Colegio de la Frontera Norte, de las comisiones estatales de Derechos Humanos de Baja California, Sonora y Tamaulipas, del lado mexicano, y por la organización American Friends Service Commnittee, entre otras organizaciones norteamericanas, ``el racismo hoy en día busca priorizar las diferencias antropológicas, lingüísticas y culturales'' y niega los derechos fundamentales de los extranjeros y de las minorías étnicas, como son los indígenas mexicanos''.

Dentro del ``perfil del migrante mexicano'' se señala que la mayoría de los integrantes del flujo migratorio consultados, de un total de 6 mil 638, el 9.25 por ciento se refiere a adolescentes de menos de 17 años; el 44.91, a jóvenes de entre 18 y 25; 20.66, de 26 a 30; 11.66, de 31 a 35; 7.53, de 36 a 40; 3.00 por ciento, de 41 a 45 años, y en adelante disminuye notablemente. Los sujetos productivos son básicamente los de 18 a 25, de 25 a 30 y de 30 a 35 años, porque ``se encuentran en su etapa productiva y están en posibilidades físicas y psíquicas de resistir las duras condiciones laborales y sociales que, como migrantes, han de enfrentar''.

Del total de encuestados, el 84.06 por ciento pertenecía al sexo masculino y el 15.94 al femenino. Del grado de escolaridad, se señala que el 58.27 por ciento (3 mil 868) tenían instrucción primaria; el 24.30, secundaria; 4.96, preparatoria, y sin datos, el 11.92 por ciento.

Las corrientes migratorias parten básicamente de los estados de Tamaulipas, Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Distrito Federal, seguidos de Oaxaca, Guerrero y otros estados, pero el número más alto de trabajadores migratorios, en más del 50 por ciento se origina de habitantes de Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y otras poblaciones a lo largo de la franja divisoria con Estados Unidos.