Muchas veces un buen proyecto puede naufragar al ser puesto en práctica, pero cuando en su arranque aún con muchos detalles por concretar presenta ya logros muy definidos, se constata que se trata de un muy buen proyecto; en teatro, como todos sabemos, la concreción se logra con los montajes. Tal es el caso del ambicioso programa que la Coordinación de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) propone para hacer teatro escolar en los estados de la República, y con el que Mario Espinosa pretende ampliar lo que ya logró a través de su gestión en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). El programa es de una gran nobleza y las anteriores experiencias del funcionario auguraron desde un principio buenos resultados: ofrecer teatro bien hecho a los escolares del ``interior'' de la República, elevar los niveles de los teatristas participantes a través de asesorías y lograr su profesionalización plena, es importante y se justifica en sí mismo.
Pero ver para creer. En San Luis Potosí pudimos presenciar los ensayos con público de los primeros cinco grupos, correspondientes a otros tantos estados, que fueron elegidos tomando en cuenta diversos factores, entre otros que hubiera apoyo de las instituciones locales y que existiera un movimiento teatral que permitiera contar con un director sólido y capaz de formar un buen elenco.
Meses antes, los grupos y su director se habían reunido en un lugar cercano a Cuernavaca con sus asesores de la Casa del Teatro, Luis de Tavira a la cabeza, y con Mario Espinosa para definir criterios generales de trabajo, aunque se dejó libertad plena para escenificar el texto elegido de los que se les habían propuesto. La calendarización resultó excelente y ya en San Luis Potosí los montajes pudieron tener ensayos técnicos, ensayos con los asesores y evaluaciones antes de presentarse al público. Al final hubo un pleno en que se refirieron a problemas comunes y lineamientos generales.
Los resultados son muy buenos, por lo menos en los cuatro ensayos que pude presenciar (no vi el primero, una obra de Enrique Ballesté que presentó El rinoceronte enamorado de San Luis dirigido por Jesús Coronado), sobre todo si se toma en cuenta que se trató de ensayos generales con público, lo que permitirá todavía ajustes de todo orden antes de llegar a sus espectadores naturales. Hago la salvedad de que declino cuando se me invita a ensayos generales lo que ocurre con alguna frecuencia: invitar a la crítica a un ensayo general previo a un estreno al que ya no se la convoca por respeto a los teatristas y a mí misma; aquí las circunstancias fueron del todo diferentes y se trató de una oportunidad única para constatar las bondades de un proyecto que me entusiasmó desde que lo conocí; en el entendido de que no todo está a punto, la evaluación es más que positiva.Público, funcionarios de diversas instituciones que incidirían en el proyecto e invitados pudimos presenciar junto a un entusiasta público potosino estos ensayos generales. El grupo ``Tatuas'' de San Luis Potosí presentó, con José Acosta como director invitado, el Cristóbal Colón de Ghelderode al que se anteintituló como Magia Teatral. Por Chihuahua se presentó la Compañía Estatal de Teatro de Ciudad Juárez con una adaptación que consiguió entonar los modos locales con actitudes neoclásicas de El médico a palos de Moliere dirigido por Octavio Trías.
La Compañía Universitaria de Repertorio queretana, que dirige Rodolfo Obregón, escenificó Arlequín, servidor de dos amos de Carlo Goldoni con muchos resabios, como conviene a Goldoni, de la Commedia dell'Arte. Por último, por Oaxaca se escenificaron de Chejov La petición de mano y El oso con dirección de Marco Antonio Petriz; estas dos últimas obras contaron con la escenografía y la iluminación de Philippe Amand que sobresalió con mucho de las otras, aunque fueron muy buenas la de Claudia Alcaza para Cristóbal Colón y la de Eduardo Camacho para Arlequín...; en cuanto a la del Moliere, que no tiene crédito, es eficaz en su diseño pero paupérrima en su realización: este sería uno de los detalles que se irán solventando antes de que empiece la temporada formal.
Algunas escenificaciones (me) gustaron más que otras, pero sería injusto juzgar a partir de los avatares de un ensayo general. El hecho es que los adolescentes, casi más bien púberes, de las escuelas secundarias podrán presenciar un teatro muy seductor, muy bien hecho, que los acercará a textos por lo menos tres de ellos clásicos importantes. Lo mejor, que lo disfrutarán. Habrá que recorrer el camino de convencer a maestros y autoridades escolares en los estados de la nobleza del proyecto, pero yo creo que éste se vende solo y no habría mayores objeciones. En cuanto a los espacios, lo natural sería entiendo que así será que se ocupen los teatros del IMSS, que además de su infraestructura cuenta ya con venturosas experiencias en cuanto a teatro escolar en provincia.
Resulta sumamente alentador que se empiece a delinear una nueva política teatral que rendirá frutos en muy cercano plazo y que puede llegar a abarcar a todos los estados del país. Habrá, por supuesto, que afinar algunos detalles, que plantear un repertorio muy atractivo, pero este primer paso augura mucho y bueno para el futuro. Ojalá así sea.