La Jornada 8 de marzo de 1996

Ruffo, un pragmático alejado de la ideología panista

Mireya Cuéllar y Néstor Martínez Ernesto Ruffo Appel: el administrador que viene del norte.Es un hombre sencillo que gusta de los términos coloquiales para comunicarse. Cuando se piensa en él, la imagen recurrente es la del ``pragmático''. Por más que durante su campaña pretendió revestirse con conceptos panistas y hasta evocó en alguna ocasión a Manuel Gómez Morín, su discurso está muy lejos de la doctrina panista.

Está ya en las páginas de la historia como el primer gobernador emanado de un partido de oposición. No se sabe con precisión en qué fecha ingresó al PAN, aunque su currículum vitae oficial dice que en 1982.

Afirma que desde la presidencia de Acción Nacional impulsaría un programa tendiente a continuar con las victorias electorales en el 97 y extender la dinámica hasta el año 2000 para obtener la Presidencia de la República. Según reconoció él mismo hace tiempo, sus ojos están puestos en Palacio Nacional.Se define como un ``panista por esencia, que llegó al partido por razones naturales''.Desde antes de ingresar en la política partidista, comenta, ya era cercano al panismo. ``Ya estaba inconforme con el sistema político'', y consideraba necesaria una mayor competencia política. Guiado por su pragmatismo, creía indispensable erradicar la corrupción y la ineficiencia.

Ruffo estuvo muy lejos de ser educado bajo los principios de la doctrina panista. Perteneció a una conocida familia de Ensenada que estaba fuera de toda actividad política. Desde joven se le identificó como un líder de opinión del sector privado bajacaliforniano.

Su escuela política, más que la panista, fue la corriente empresarial antipriísta y antigobiernista, surgida después del sexenio de José López Portillo y cuyo detonante fue la estatización bancaria.Se describe como un líder natural, a quien las responsabilidades lo persiguen desde niño. Cuenta que en la primaria siempre le tocó ser jefe de grupo, sin que él lo buscara. Esa situación se repitió en la secundaria y más adelante, en el Tecnológico de Monterrey, donde se graduó con mención honorífica en administración de empresas.

``Quizás ese liderazgo sea una consecuencia de mi trabajo, de mi quehacer y de mi convivencia con los demás''.

Es visto como la punta de lanza de los empresarios de reciente ingreso al PAN que hoy ocupan la mayoría de las posiciones de gobierno que ese partido ha alcanzado en el país.

Como todo miembro de una familia norteña de clase media acomodada, Ruffo vio la luz en San Diego, California, hace 43 años. Tiene tres hijos. Recientemente se divorció de Margarita Sánchez MacFarland, de quien estaba separado desde antes de concluir su mandato. Ordenó borrar a su ex esposa de la historia oficial del estado.

El divorcio, que en algún momento lo hizo dudar sobre su postulación, fue utilizado sutilmente por sus adversarios, en los últimos días, para asestarle un golpe bajo.

Su propuesta de partido para los próximos tres años tiene una curiosa similitud con la de su contrincante. Sorprende que entre ambos documentos sólo varíen los términos, pero se repitan las ideas.

En el discurso que ofreció el día de su registro 12 de febrero, Ruffo advirtió sobre un riesgo: ``a mayor poder menos partido'', y recomendó ``proteger la vida institucional del PAN''.

Anunció que continuará los trabajos de ``redimensionamiento'' del PAN y propuso una ``revitalización intelectual'' de los principios panistas, ``sistematizando'' la formación de los militantes.El mayor de los tropiezos de Ruffo fue plantear durante su campaña la posibilidad de que el PAN retirara al procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia del gabinete. Lo dijo más de una vez, en varias entrevistas, y antier tuvo que dar marcha atrás ante el riesgo de que el señalamiento pudiera restarle votos este fin de semana.

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