Daniel Cazés
Un libro para el 8 de marzo

Con trabajos previos a la Conferencia de Beijing, y como secuela de la misma, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos publica en Costa Rica el tomo IV de sus Estudios Básicos de Derechos Humanos, dedicado a los derechos de las humanas. La obra, compilada por Laura Guzmán y Gilda Pacheco, costarricenses, e introducida por el director del Instituto, Antonio A. Canado Trindade, incluye contribuciones de diez mujeres activísimas en los ámbitos del feminismo y de los derechos humanos: profesoras, autoras de una extensa bibliografía, consultoras nacionales e internacionales, fundadoras de organismos civiles e instituciones, han contribuido a ampliar los espacios de las mujeres en América Latina, a profundizar en la reflexión sobre la mitad del mundo y a hacer del pensamiento y las otras formas de acción un todo indivisible.

Varios libros sobre la condición y la situación de las mujeres presentados esta semana del 8 de marzo, se integran a otras actividades, como la increíble feria de ayer en el Zócalo capitalino. Presentaron los Estudios Básicos el día 6, Marie Claire Acosta (Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos), Alicia Martínez (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) y Gloria Ramírez (Academia Mexicana de Derechos Humanos), en un acto en el que intervinieron las coautoras que desde México incorporaron sus trabajos a la obra. Tema principal tocado por las comentaristas fue la convergencia finalmente alcanzada entre feminismo y derechos humanos.

Las compiladoras, al evocar la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, plantean Interrogantes, nudos y desafíos sobre el adelanto de las mujeres en un contexto de cambio: ''Cómo lograr la unidad en la diversidad sin... invisibilizar las diferencias...? Cómo lograr que la diversidad no (sea) factor de dispersión...? Cómo consolidar un movimiento global..., reflejo de la diversidad y respetuoso de las diferencias...? Cómo llegar a las Conferencias y Cumbres... para influir en la toma de decisiones, sin discriminar a quienes no han tenido las oportunidades para formarse y aportar...? Cómo pasar de la declaración de principios a... mecanismos que garanticen el cumplimiento de los compromisos (gubernamentales)?... Cómo lograr... propuestas que materialicen la igualdad, el desarrollo y la paz (en lo público tanto como en lo privado)... Cómo trascender la confrontación por la negociación sin desdibujar el movimiento?... Este tomo aspira a ser... un frente más abierto desde la palabra hacia la vida''.

En Certeza y malos entendidos sobre la categoría género, Teresita de Barbieri, uruguaya radicada en México, retoma la preocupación teórica que la ha ocupado de tiempo atrás, y en sus conclusiones señala: ''...la categoría género parece tener la potencialidad de articular elementos y procesos estructurales con la subjetividad. En América Latina..., la realidad, compleja y confusa, a veces resulta exquisita en la sutileza de los mecanismos de la dominación y los esfuerzos por lograr legitimidad...''. Idea que completó en la presentación, al recordar que hay países donde las mujeres son ciudadanas, mientras que en los nuestros deben demostrar que pertenecen a las capas de la ``gente decente'' o no existen.

Identidad de género y derechos humanos: la construcción de las humanas es la contribución de Marcela Lagarde, mexicana. Aquí hallamos el proceso en el que los derechos del hombre de 1789 pudieron transformarse en derechos humanos en 1945; un análisis del mito sobre la humana igualdad de los desiguales; la definición de las condiciones de género femenina y masculina; la identificación del malestar y de la protesta de las mujeres, así como de la organización social de género; un examen del Indice de Desarrollo Humano de las mujeres, y otro concerniente al machismo, la misoginia y la homofobia. Los últimos subtítulos del capítulo de Lagarde son ``Los derechos de las humanas y la democracia genérica'', y ``Una nueva cultura de género''. Lagarde concluye: ``La calidad de humanas es para las mujeres la posibilidad de ser libres aquí y ahora, y de compartir el mundo con hombres humanizados. Hacerlo depende de los deseos y las voluntades de cada vez más mujeres y más hombres que consideren como un principio ético y práctico la igual valía de las personas, e incluyan la convicción de que todas y todos tenemos el derecho a la paz, a la vida digna, a la integridad personal, a la preservación y la renovación de los recursos de nuestro mundo, a la justicia, a la democracia y a la libertad''.

Yamila Azize, puertorriqueña, se pregunta Participación cuantitativa o transformación cualitativa?, al escribir sobre Mujeres latinoamericanas y educación en el fin del siglo. Trata de la movilidad de las mujeres de la educación privada a la pública, analiza la conspiración conventual y las territorialidades de Sor Juana, de la lucha por la educación científica de las mujeres, de la reivindicación de la marginalidad y el pasaje de lo privado a lo público, y concluye: ``Nuestras debilidades deben servirnos para fortalecernos y, como Sor Juana, lograr prevalecer con las tretas del débil...``Sonia Montaño, boliviana, escribe sobre Los derechos reproductivos de la mujer. Se detiene en el encuentro de los enfoques del desarrollo con los derechos reproductivos y humanos, y analiza los alcances de la Conferencia de Beijing. ``Los derechos sexuales y reproductivos, desde la perspectiva feminista y de derechos humanos, están vinculados con la seguridad, la libertad, la integridad física, las decisiones sobre sexualidad, la maternidad y el rechazo a toda forma de coerción. Por ello, su vinculación con las políticas y la fortaleza de la sociedad civil tiene una importancia estratégica''.

De Mujer, género y desarrollo: concepciones, instituciones y debates en América Latina, escribe Magdalena León, colombiana. ``Desde el desarrollo hacia la mujer y la mujer hacia el desarrollo'', ``Relación Estado-Mujer: neutralidad y distensión'', ``Arreglos institucionales: dos periodos'' y ``Debates sobre los proyectos de mujeres'' son los subtítulos de su trabajo. Concluye: ``Una visión amplia de (los) campos... de la vida social como derechos humanos tanto para los hombres como para las mujeres..., significa acercarse a los ideales de transformar, por la vía de la equidad, las relaciones de género''.

Line Bareiro y Carmen Echauri, paraguayas, se ocupan de Las recién llegadas, mujer y participación política. Tras referirse a la esperanza pese a la crisis de globalización, a la disputa por el poder público, a las formas de participación política y de hacer política de las mujeres y a las rupturas, estas autoras recuerdan: ''... siguen resonando los aplausos al silencio de Gina Vargas en la IV Conferencia, quien (como) ciudadana del mundo mostró una pancarta que exigía: Justicia, mecanismos, recursos.``Sobre La discriminación de género en la legislación centroamericana trata Ana Elena Badilla, costarricense, quien habla de los derechos humanos de las mujeres, y de las expresiones de la discriminación incluyendo la jurídica, para, al referirse a los retos pendientes, enumerar tres objetivos (promover los derechos humanos de las mujeres, garantizar la igualdad y la no discriminación ante la ley y fomentar los conocimientos jurídicos), que ``permitirían... respuestas eficaces y realistas para enfrentar los problemas de las mujeres y lograr el pleno respeto de sus derechos humanos''.

Finalizan estos Estudios con Transformaciones en las familias centroamericanas: agudización de la situación de inequidad de las mujeres, de María Angélica Fauné, chilena. De las conclusiones de su extenso y detallado trabajo, son estas palabras: ``Las familias continúan perfilándose como una instancia no democrática, cimentada bajo un esquema de dominación masculina y subordinación femenina. El modelo de autoridad jerárquica que constituye la única referencia de construcción de familia, y en el cual se basan las reglamentaciones acerca de los derechos y los deberes de los padres y los hijos, sigue siendo modelo de referencia y se sigue presionando a favor de su vigencia''.