El 68 francés, única reunión del surrealismo y la historia: Paz
Arturo García Hernández El ``único y breve encuentro entre la historia y el surrealismo'' se dio durante el movimiento estudiantil de mayo de 1968, dos años después de la muerte de André Breton. Hacia 1930, en varios momentos de su ``tormentosa trayectoria'' el surrealismo intentó insertarse en el movimiento revolucionario representado en aquellos años por la Tercera Internacional y más tarde por varios grupos disidentes pero la tendencia de fusión fracasó: ``el fracaso del surrealismo fue parte de otro más grande, el fracaso del movimiento revolucionario mismo. Las revoluciones del siglo XX se petrificaron en sociedades burocráticas antes de pulverizarse, no por la acción de un poder extraño, sino víctimas de sus contradicciones''.
Octavio Paz anoche durante la clausura del
encuentro
sobre Andrés Breton en el Museo Tamayo.
Foto: Víctor
Mendiola
Lo anterior fue señalado anoche por Octavio Paz durante la clausura del Encuentro André Breton. El núcleo del cometa, efectuado para conmemorar el centenario del natalicio del autor de varios libros que ``han marcado o, más bien, tatuado, a nuestro siglo, libros que no es exagerado llamar eléctricos: sacuden e iluminan''.
Ante más de 300 asistentes al acto en el Museo Tamayo, Paz dijo que después de aquel fracaso del surrealismo, éste se convirtió, sin quererlo, ``en lo que fueron los antiguos círculos poéticos, una sociedad semisecreta. Cierto, Breton no cesó nunca de firmar la identidad última del movimiento poético y del revolucionario, pero su acción en el campo de la realidad fue esporádica y no influyó en la vida política, ni en la de Francia ni en la del mundo''. Pero abundó el autor de Libertad bajo palabra``este fracaso histórico no convirtió al surrealismo en una superviviencia o en un objeto arqueológico. Lo que distingue al romanticismo y a su heredero, el surrealismo, de los otros movimientos literarios modernos es su inmenso poder de transformación, su capacidad para atravesar el subsuelo histórico y reaparecer en otras formas. No se puede ni enterrar al surrealismo porque no es sólo un movimiento artístico o político como las otras vanguardias del siglo XX, sino una dirección del espíritu humano. Es decir, una tradición. Ahora bien, más allá de lo que el porvenir reserve a esta tradición, es evidente que desde 1950 la soledad ha sido la nota dominante de la poesía moderna. La edad de oro que soñaron 20 años antes los surrealistas, se había esfumado y la poesía no había encarnado en la historia. El surrealismo exaltó no al poema, a la obra, sino a la experiencia poética''.
Hoy, en 1996 continuó Paz es preciso renunciar a la pretensión de insertarse en la historia; el único camino que le queda al poeta y también al artista es el antiguo de la creación de poemas, cuadros novelas: ``La teorías estéticas y políticas pasan, quedan las obras''.
Originalmente programada para realizarse en el Centro Nacional de las Artes, la clausura del Encuentro André Breton se hizo en el Museo Tamayo a petición del propio Octavio Paz que, de esta manera, quiso asociar los nombres de Tamayo y Breton, ya que el autor del primer manifiesto surrealista escribió la presentación para la primera exposición del pintor oaxaqueño en París.
Paz recordó que no conoció a Breton cuando vino a México en 1938: ``no me le acerque porque me separaba de él una diferencia de orden político: yo volvía de España en guerra y me parecía que sus críticas a la política de la Tercera Internacional fortalecían a nuestros enemigos y debilitaban al Frente Popular Español y a la causa republicana. Un poco más tarde me di cuenta de mi error, pero ya Breton había dejado México''. 10 años después lo conoció en París.