El error de diciembre empezó en noviembre.
Se gestó un mes antes de iniciar el gobierno actual y tuvo expresión verbal, o expresión de presión, a la mitad de noviembre en una residencia de las Lomas, propiedad de uno de los hombres más ricos del país.
Un día de ese mes, que unos identifican como el 12 y otros ``entre el 10 y el 15'', los diez principales barones del dinero acudieron con la discreción del caso para conocer en directo la política económica que se seguiría en el país.
Como les adelantó el anfitrión, acudió el único que podía comprometer su palabra y al final, entre cafés, xo y paradise, el grupo de empresarios reclamó certidumbre y terminar con los daños a que llevaba la apertura comercial.
Entrados en ánimos, se fueron contra Jaime Serra Puche. El todavía secretario de Comercio y Fomento Industrial, dijeron, fue el causante del desmantelamiento de la planta productiva nacional y de la invasión de baratijas foráneas.
En la crítica iba el planteamiento: no aceptarían o su designación implicaría reacciones a Serra Puche como secretario de Hacienda y Crédito Público. Por ello, antes de terminar deslizaron su sugerencia: Guillermo Ortiz Martínez.
Del estilo amenazador de Aspe a la arrogancia de Serra Puche
Aquella reunión terminó, cuentan dos asistentes, con cierto enojo ``del futuro''. Pese a todo, prometió reunirse una vez más con ellos en el curso del mes o al menos de informarles su decisión antes de anunciar su gabinete.
Acaso por ello el relevo de Pedro Aspe Armella se dejó hasta el penúltimo día de noviembre de 1994, sólo unas horas antes que Carlos Salomón Cámara diera a conocer en un hotel de Paseo de la Reforma, los nombres del nuevo gabinete.
En los días previos hubo mensajeros de ambos lados. Los del equipo por llegar querían convencer a los peticionarios sobre las virtudes de Serra Puche; los magnates del capital para intentar influir en la dirección que a ellos convenía.
Aspe, en tanto, rechazaba el ofrecimiento de continuar en el gabinete, pero no en Palacio Nacional y la calle de Arturo, sino en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Tal actitud entusiasmó a los diez de aquella reunión: los Sada, Roberto Hernández, Roberto González El Maseco, Lorenzo Servitje, Lorenzo Zambrano, los Arango, dueños del Grupo Cifra (Aurrerá)...
Entonces deslizaron sus críticas hacia el conductor de la política económica de 1988 a 1994: dijeron que en aras del tipo de cambio, del control inflacionario y del superávit, no escatimaba actitudes que a menudo rayaron en las amenazas.
En su escritorio había expedientes de los principales consorcios. Cuando alguien actuaba con desdén hacia sus órdenes el acto más penado era sacar divisas del país, Aspe mostraba esa información y amagaba con utilizarla.
De esa forma el funcionario obligó a más de alguno a regresar capitales, a conservar las reservas en niveles altos hasta el fin de la administración salinista, a mostrar una economía falsamente sólida y a mantener un tipo de cambio alejado del poder adquisitivo del nuevo peso.
Sin abandonar esa actitud acudió a una reunión el domingo 20 de noviembre. Ante Salinas, Serra propuso devaluar 15 por ciento. Aspe refutó. Hacerlo desestimularía a los inversionistas extranjeros y ahuyentaría capitales, creando presiones para aumentar otra devaluación de 30 por ciento al día siguiente.
Se quedó corto.
Un mes después, ya secretario, Serra instrumentó su política y al día siguiente agregó un desliz de 45 por ciento a la moneda. Impotente, vio cómo en un día, del 19 al 20 de diciembre, se iban 5 mil millones de dólares. El primero de diciembre había recibido 13 mil 500 millones y 20 días después había apenas 5 mil.
Serra a empresarios: no más privilegios para unos cuantos
Contra lo pedido por aquellos ricos comensales, Zedillo incorporó a Jaime Serra Puche como secretario de Hacienda. Lo hizo por respeto a su amistad y al reconocimiento que como economista tiene por el ahora académico en Estados Unidos.
Los Diez no se dieron por derrotados, si bien no trasmitieron su inconformidad por la designación ante el propio Presidente. Esperaron varios días, hasta que alcanzaron una cita con el hombre al que habían cuestionado semanas atrás.
Ese funcionario sabía a detalle, de primera mano, lo que sucedió en la primera cita y cómo fue culpado de descuidar el fomento industrial y hasta de atacar la producción por haberse enredado en un proyecto exportador.
Hombre de mucho saber y practicante de aquella conseja que habla de cocinar la venganza en frío, Serra los recibió con indiferencia y les dijo que se habían acabado los privilegios del pasado. Esa era la instrucción y sabría cumplirla.
A la vez rechazó que la apertura económica y el Tratado de Libre Comercio (TLC) fuesen los causantes del desmantelamiento de la planta productiva, con su consecuente cierre de empresas y pérdida de fuentes de trabajo.
La reunión que pudo ser de acercamiento, y con buen espíritu hasta de entendimiento, se tornó en conflicto. Los empresarios salieron decepcionados y vino la ofensiva que se tradujo en salida de casi 6 mil millones de dólares en apenas unos días y la preocupante caída de reservas, la devaluación, la remoción de Serra, los programas emergentes, el financiamiento de urgencia...
Pese a todo, todavía no terminan las consecuencias de aquel error de diciembre, como lo bautizó Carlos Salinas de Gortari, el 28 de febrero de 1995.
Tampoco se conocen todos los entretelones que archivan con sumo celo los salinistas fieles, en espera del momento adecuado para difundirlos.
Por algo el ex presidente de México escribió en noviembre, cuando comenzó la embestida del gobierno mexicano contra su hermano Raúl por enriquecimiento ilícito y traslados multimillonarios a bancos extranjeros, que él heredó problemas pero no una crisis.
Esta información y la colateral podría difundirse pronto y tornarse vigente, pues a más de que Salinas de Gortari ya se cansó de su autoexilio iniciado justamente hoy al mediodía hará un año, quiere regresar pronto al país e iniciar una campaña de rehabilitación política. Las circunstancias pueden favorecerlo.
Las reprobaciones
El viernes 16 de febrero, tras la conclusión de la cumbre Tuxtla II, el presidente Zedillo defendió la liberalización económica ante los mandatarios centroamericanos y el primer ministro beliceño.
Llamó arcaicos, promotores de la industria infantil, anacrónicos, equivocados, nostálgicos del pasado e impulsores de políticas fracasadas a quienes se oponen a las acciones de apertura en que está empeñado México, desde hace al menos dos sexenios.
Esos economistas que opinan así o que emiten esos juicios, francamente, si fueran mis alumnos, los reprobaría dijo.
Posteriormente el escritor Carlos Fuentes retomó el tema y acudió a resultados de esas políticas para refutar con su propio lenguaje al mandatario: dijo que a Zedillo lo reprueba el producto interno bruto (PIB), en su tasa histórica más baja en decenios.
Este capítulo público tiene muchos antecedentes privados. Uno de ellos se dio a fines de 1995, cuando el Senado de la República estudiaba varios prospectos para entregar la medalla Belisario Domínguez.
La comisión respectiva consideró que Carlos Fuentes tenía los merecimientos para la distinción y un grupo de priístas acudió ante Ernesto Zedillo para informarle su deseo.
Y por qué no Octavio Paz? dicen que sondeó el Presidente.
Entonces vinieron varios intentos para acercarse a Paz. Acudieron con amigos suyos, con colaboradores de muchos años y hasta con Jacobo Zabludovsky, a fin de que sirvieran de mediadores.
Se tendieron los puentes necesarios y, en la víspera del anuncio público, por fin Octavio Paz se comunicó al Senado se supondría que con el líder Fernando Ortiz Arana, para declinar respetuosamente el reconocimiento.
Ya antes lo había rechazado informó el Nobel.
En la premura, la comisión incorporó al maestro Miguel León Portilla, mexicano con merecimientos y cuyo discurso por la defensa de los indios, de las tradiciones y de los pobres ganó aplausos en la sesión solemne ante casi todo el gabinete.
La cosecha
De fuentes de la PGR: el operativo del viernes primero de marzo falló porque alguien con aguila y estrellas general, pues informó de esa acción a los hermanos Arellano Félix, con 48 horas de antelación; huyeron entre la tarde y la noche del miércoles. De fuentes militares: la estructura de la Procuraduría está tan infiltrada, que apenas se preparaban los cateos cuando algún comandante informó a los Arellano Félix, quienes huyeron la noche del miércoles... En el PRI se hacen los preparativos necesarios para que los gobernadores priístas se incorporen como miembros de pleno derecho al Consejo Político Nacional. El tema se trató ampliamente el domingo pasado, durante un desayuno de Santiago Oñate con los mandatarios. Luego fueron todos sonrientes a la celebración adelantada del 67 aniversario de su partido. Acaso el asunto entre a debate en la próxima sesión del CPN y haya cuestionamientos diversos, en especial para que permanezcan como líderes naturales quienes han perdido las elecciones intermedias en forma aparatosa. Hay muchos casos: Nuevo León, Aguascalientes, Oaxaca, Sinaloa, Veracruz, Puebla... Está por anunciarse la visita del presidente de Italia, y lista la de Alberto Fujimori. En el caso del peruano las cosas no podrían ser normales. De acuerdo con la tradición, los presidentes van a las cámaras y dan su discurso. Fernando Ortiz Arana y Humberto Roque Villanueva aceptarían que fuera a esos órganos colegiados quien en un autogolpe desapareció el Parlamento de su país?... En esferas oficiales se asegura que hay voluntad política para dejar en libertad a los perredistas presos en el estado de Tabasco y bajo proceso por obstruir los accesos a pozos petroleros. Sería apenas un primer paso hacia la solución definitiva. Además, por orden de la Secretaría de Gobernación, ya se analizan 64 mil expedientes que Petróleos Mexicanos no ha podido o no ha querido atender... Mientras ayer los panistas elegían a Felipe Calderón Hinojosa como líder, los mandos priístas celebraban el enlace de Agustín Basave con su nueva esposa, una hija de Patrocinio González Garrido...