Guillermo Almeyra

Los errores de Fidel
(Primera parte)

Está fuera de dudas que un bloqueo de 35 años, decretado antes incluso de que Cuba se declarase socialista y simplemente por las nacionalizaciones de los bienes estadunidenses (con indemnización), es un atentado contra las leyes internacionales y el derecho de los pueblos a la autodeterminación. La ley Helms-Burton es aún peor, pues trata de imponer a los demás países una legislación interna de EU violatoria del derecho de gentes. Por su parte, los grupos de Miami, como Hermanos al Rescate, son en efecto instrumentos de los servicios secretos estadunidenses y han ejercido o ejercen una acción subversiva y terrorista en Cuba.

Todo eso es indiscutible, como lo es el derecho de los cubanos a su autodeterminación e independencia y su legítimo derecho a la defensa. Pero, aunque hay que situar cada una de las medidas del gobierno de los cubanos dentro de ese marco, también hay que juzgarlas, una por una, según su oportunidad y coherencia con los objetivos proclamados.

Ahí entra lo del derribamiento de los aviones estadunidenses piloteados por agentes de la CIA, como Basulto. No se puede calificar de crimen tal acción, porque fue mucho peor que eso: fue un grave error político. A menos, naturalmente, de que el gobierno cubano, maquiavélicamente, quisiese ayudar a Clinton a adoptar la agresiva línea derechista y anticubana de los republicanos, a ganar las elecciones en Miami y en la República y a aceptar la ley Helms-Burton, consciente de que tal ley sería violada todos los días y agudizaría las contradicciones entre Washington y los aliados de éste....

Acaso no era posible obligar a descender a los pilotos y apresarlos para evitar que Cuba cayese en el peor aislamiento de su historia en el momento en que tanto ha costado comenzar la lentísima recuperación de su economía, con un terrible costo político y social? Esto nos lleva a los errores de Fidel, de los cuales jamás ha habido la menor autocrítica y a la necesidad absoluta de una democratización de Cuba.

Como sé que puedo escandalizar a muchos fieles, quiero aclarar algunas cosas: que conste en primer lugar que, en 1958, antes del triunfo de la revolución cubana, fui el primer secretario del primer comité argentino de ayuda a ésta, cuando aún el PC argentino decía que Fidel y sus compañeros eran aventureros tira-tiros. Que residí un periodo como huésped de un famoso presidio porteño precisamente por ayudar a Cuba. Que desde hace más de 35 años defiendo de todos los modos posibles a la revolución cubana, a la que jamás he identificado con el llamado fidelismo, porque la fe se opone a la razón. De modo que tengo los papeles en regla para criticar desde ``el lado de acá'' al gobierno cubano