Natalia Volkow
Economía: ciencia o juego matemático

El reclamo que se escucha de abandonar la ortodoxia neoliberal para la definición de las políticas económicas en nuestro país, nos recuerda la indignación que causó el que el Premio Nobel de Economía fuera otorgado a la escuela neoliberal. Los modelos de la escuela neoliberal enfrentan limitantes importantes para ayudar a entender lo que es la Economía: ``el estudio de la forma en que se producen y distribuyen los bienes y servicios en la sociedad''. Sus modelos cuantitativos con reglas de funcionamiento definidas, que alcanzan altos grados de complejidad, pueden resultar irrelevantes para entender el fenómeno social que es la Economía. El supuesto fundamental de que el hombre es racional, con un entender estrictamente materialista del sentido de la vida es un absurdo muy peligroso. El ser humano tiene libre albedrío y su comportamiento es azaroso, no puede ser predeterminado por ninguna teoría. La mente es libre.

La indignación ante la ortodoxia de la tecnocracia y la asignación del Premio Nobel de Economía a la escuela neoliberal lo que cuestiona de fondo es el fundamento de las ciencias sociales. Esta posición insiste en identificar ciencia con método científico, cuando muchas escuelas filosóficas han roto este paradigma. El método científico está limitado para abordar la complejidad y la naturaleza propia de los fenómenos sociales.

Son tres los principios del método científico: reducción, replicabilidad y refutación. Reducción en tres sentidos: 1. abordar el mundo desde disciplinas parciales, el mundo es tan complejo que para poder hacer una investigación coherente se requiere simplificar para seleccionar los aspectos que se van a investigar, frente a los que se dejará de lado; 2. un problema debe analizarse por partes, lo más pequeñas posibles (pensamiento analítico); y 3. formular de manera mínima el conocimiento (léase privilegiar la expresión matemática de ser posible). La replicabilidad asegura la universalidad del conocimiento y su comprobación permanente, se vincula a la idea e importancia de la medición porque los valores medibles pueden ser registrados y comparados. Refutación que da el progreso acumulativo del conocimiento científico como actividad polémica, el conocimiento científico es tal mientras no se compruebe que no lo es.

La ciencia del siglo XX con Einstein destruye la idea de que el conocimiento científico es la verdad, es sólo el entendimiento de los fenómenos al que ha podido llegar el hombre gracias al desarrollo de la propia ciencia y la tecnología. Los resultados de la actividad científica nunca son absolutos, sino que serán reemplazados por mejores explicaciones con el tiempo, que tendrán un mayor poder descriptivo y predictivo. Pero las regularidades no se presentan en el mundo social dónde no existen leyes de comportamiento por descubrir. El análisis de las limitantes del método científico encierra su propio sentido crítico, y puede ofrecer una plataforma más humana de cambio cultural que el culto ciego a la racionalidad.

El principio racionalista del método científico parte del supuesto que al examinar las partes de un todo de manera separada éstas tienen un mismo comportamiento que si se les considera en su conjunto; siendo deducible de manera directa e inequívoca el comportamiento del todo a partir del análisis de sus partes. Este principio puede funcionar quizá para ciertos fenómenos del mundo físico, pero no así para los fenómenos de la sociedad humana. La existencia de problemas como los económicos que emergen con la complejidad de la sociedad es algo que el método científico con su reduccionismo no puede resolver.

En ciencias sociales los efectos estudiados son tan complejos que generalmente no es posible diseñar experimentos que se puedan controlar. La incidencia de factores desconocidos es muy grande, por lo que los modelos cuantitativos pueden carecer de relevancia. La Economía, como las otras ciencias sociales presenta problemas muy serios al método científico más allá de la complejidad. El fenómeno social es irrepetible, las instituciones sociales no están a disposición para ser puestas a experimentación. En los fenómenos sociales, aún cuando se presentan ciertos patrones de funcionamiento prevalece un alto grado de comportamiento azaroso. El fundamento del fenómeno social es la conciencia propia del ser humano y de la libertad de elección que conlleva.

El conocimiento de fenómenos sociales es distinto al de las ciencias naturales. Toda generalización será muy imprecisa, no es factible la universalidad del conocimiento. Existe una gran variedad de puntos de vista para estudiar un fenómeno social. Aunado al gran número de interpretaciones el elemento estudiado y el que estudia es el ser humano, el observador aún cuando se despersonalice sigue siendo un participante activo que proyecta sus propios valores y modifica el fenómeno estudiado. Las explicaciones en ciencias sociales pueden dar entendimiento, no pueden ser puestas a prueba.

Las teorías neoliberales han sido probadas, pero no en el sentido del experimento científico en un laboratorio. Por más de una década varios países en desarrollo han seguido programas de ajuste para cumplir los parámetros cuantitativos de los modelos neoliberales, no obstante el alto costo social que tales políticas han conllevado. La gestión económica debería dejar el rigor de la racionalidad en favor de un sentido común más humano, que no sacrifique sin miramientos el hoy en la vida de miles de seres humanos por alcanzar parámetros futuros de abstracciones matemáticas de modelos cuya relevancia es dudosa.

Se reitera que los descubrimientos de Einstein rompieron el paradigma de conocimiento científico = a verdad, muchas corrientes filosóficas (entre ellas la de teoría de sistemas) el de método científico = ciencia. La tecnocracia con su miopía y su obstinada ortodoxia se niegan a ver las limitantes de sus modelos y los efectos sociales que han provocado. La ciencia es usada como un arma de poder con vestimenta de objetividad para desproveer de legitimidad a toda explicación alternativa. La ciencia positiva ha transformado nuestra realidad social, todo es político. La objetividad que envuelve a este tipo de ciencia positiva evita ver su alto contenido político y los intereses que la sustentan. Las políticas neoliberales usan como fundamento por alcanzar el progreso y la modernidad, metas pocas veces cuestionadas. Estas se sustentan en la objetividad y rigor de la ciencia positiva como única explicación aceptable (por carecer en apariencia de ideología), frente a las explicaciones alternativas que tienen una carga de valores explícita.

La propuesta es una ciencia de la Economía que busque el entendimiento de la complejidad social desde diferentes plataformas teóricas. En la que la neoliberal sea sólo una más; y sea cuestionada y criticada con los fundamentos polémicos de una ciencia, no sólo analítica sino también integral, sistémica (holistic); que sea capaz de abordar el estudio de la complejidad social en forma cuantitativa y cualitativa. Esperemos que el año próximo la Academia de Ciencias de Estocolmo considere a la Economía como ciencia, entendida ésta no sólo como una forma de conocer al mundo con un rigor metodológico, sino en su potencial transformador con el alto compromiso que conlleva incidir en la forma en que viven y vivirán millones de seres humanos. Pero en lo que hace a nuestro México, ojalá ya no tengamos que esperar más para que los responsables de la definición de las políticas económicas opten por una estrategia de tipo de gestión de hacienda, que maneje de la manera más adecuada a nuestras circunstancias y valore el complejo fenómeno de la economía nacional.