La Jornada 11 de marzo de 1996

La ``falta de claridad estatutaria'' afecta a la democracia interna, indica el dirigente

José Ureña Al PRI, acepta Santiago Oñate, le falta ``claridad estatutaria'' y ``prácticas estatutariamente correctas''.

Esta discrecionalidad, o falta de precisión, afectan la democracia interna y sobre ella deberá manifestarse la próxima asamblea, agrega.

En entrevista, asegura que hay condiciones para consensar en la semana la reforma electoral y que la recuperación económica será base para retener el Congreso en 1997.

El PRI, sostiene también, no es buscapleitos pero contestará las agresiones que militantes de otras fuerzas políticas le hacen ``de manera casi tradicional''.

En ese contexto coloca sus críticas al panista Diego Fernández de Cevallos, a quien el sábado antepasado llamó fugitivo de la justicia y forajido electoral:

``Yo quisiera decir que describí cómo, no acusé. Entre otras cosas, porque ambas expresiones no son expresiones legales. No son expresiones del Código Penal, como algunos han querido calificarlo, de arrebato alevoso, de artero ataque. Son parte de un debate político.

``Si decimos prófugo de la justicia electoral estamos diciendo de alguien que se quiere fugar de la justicia electoral y eso es lo que nos parece, una descripción política de alguien que pretende ignorar o pretende se desconozca la decisión de un tribunal electoral''.

--Este tipo de debate era un flanco descuidado por el PRI.

--Pues no muy usado, digamos. Creo que en contiendas son necesarias las discusiones. Es siempre preferible y nunca habremos de escatimar esfuerzos por la discusión de propuestas, de conceptos, de ideas. Pero cuando haya que rechazar agravios, también estaremos en disposición de hacerlo. En este caso forma parte de nuestras definiciones como partidos políticos frente a la legalidad electoral.

--A la polémica entró el presidente de la República. Fue cuestionado mucho que él haya tomado partido.

--Yo vi que fue muy aplaudido. Aquí en el auditorio todos lo vimos y entre el priísmo ha sido una actitud que ha sido muy bien recibida.

--Sí, entre priístas. Pero ¿no va contra el espíritu de conciliación que debe buscar una autoridad suprema, máxime en un país tan presidencialista como el nuestro?

--Conciliar no es aceptar ni los argumentos ni las razones del contrario de modo invariable. Conciliar es poner en la mesa las razones de quienes tienen una diferencia para buscar cuál es la vía de solución.

--El PAN, en concreto sobre este punto, asienta que se ha roto el compromiso aquel de noviembre de 1994, de ``sana distancia'' entre el Presidente y el partido.

--La sana distancia es un término que debe de ser entendido como el ejercicio de un poder público acotado a la ley y la no realización de acciones contrarias a la ley con el afán de favorecer a un partido político determinado.

En este punto, Oñate sostiene: ``Se nos olvida a quién le planteó la sana distancia. La sana distancia se la planteó al partido y ese planteamiento hacia el partido es no interferir en la vida interna del partido''.

--¿No lo ha hecho?

--No lo ha hecho --repite Oñate.

--El PAN presenta, entre las pruebas en contra, el nombramiento suyo como presidente del PRI.

--Mi propio nombramiento lo hizo el Consejo Político Nacional, entonces ahí está la discusión.

El tema lleva a la plática a tocar el nuevo federalismo. ``Nacional no quiere decir central'', sostiene. En el caso del PRI, ``esto no quiere decir que el comité ejecutivo tome las decisiones que correspondan a los comités directivos estatales ni que estos tomen las que les corresponden a los comités municipales o a los distritales''.

El reto es, para el PRI, ``no quedar atrapado por intereses locales y en esa tarea la solución no está ni en un centralismo ni en una regionalización excesiva de todas las causas del partido''.

La reforma interna, sostiene, no es secuencia ni antecedente de la del Estado o la electoral. Esta se hará ``antes del inicio del proceso electoral federal de 97, que este año arranca el primero de noviembre''. La fecha se decidirá en la próxima sesión del Consejo Político.

--Un tema recurrente entre los priístas es la democratización interna. ¿Cómo concibe usted la satisfacción de este reclamo?

--Teniendo dos cosas: claridad estatutaria en cuanto a los métodos de selección de dirigentes, de candidatos, y teniendo prácticas estatutariamente correctas.

Ha falta, reconoce, ``precisión en cuándo usar determinados métodos. Hay una descripción de los métodos de selección, pero siempre se está ante el hecho de: y aquí por qué uso éste y acá por qué uso aquello. O sea, en una discrecionalidad en la selección del método anunciado''.

En la entrevista, Oñate no responde distintas preguntas con críticas a la Procuraduría General de la República (PGR) e inclusive se niega a definir de rota la relación con Fernando Antonio Lozano Gracia, pese a que no ha dado el informe que se le pidió el 23 de noviembre sobre el caso Colosio.

Otra pregunta lo coloca ante los comicios de 1997: ``El peor de los escenarios es evidentemente perder, pero creemos que estamos en condiciones de tener un escenario favorable habiendo seleccionado bien a nuestros candidatos, habiendo podido demostrar ante la población que la conducción del gobierno, con la mayoría que nos confiara en agosto de 94, nos lleva a mejores estadios como sociedad, como país''.

La crisis, acepta, ``opera en contra de este tipo de predicciones'', pero acciones como la Alianza para la Recuperación Económica ``van a permitir una mejoría en las condiciones económicas para esa fecha. Sentimos también que un acendrado compromiso con la legalidad, que debe ser cotidiano, y con la honestidad de los servidores públicos provenientes de mi partido, podrán tener resultados favorables''.