La Jornada 13 de marzo de 1996

MARCHA CONTRA LA CARESTIA

Un grupo de 500 granaderos impidió ayer por la mañana que 50 manifestantes, en su mayoría mujeres, marcharan del Angel de la Independencia a la residencia oficial de Los Pinos, para protestar por la carestía y el desempleo.

La marcha había sido convocada por la Unión de Comunidades del Pueblo, antes Unión Popular Nueva Tenochtitlan Sur. El inicio estaba previsto para las 10:00 horas; sin embargo, no fue sino 45 minutos después cuando unas 40 amas de casa, acompañadas de unos cuantos hombres, niños y ancianos, se reunieron sobre el carril norte de la avenida Paseo de la Reforma.


Los granaderos imponen el paso a un grupo de mujeres de
la Unión Popular Nueva Tenochtitlán quienes pretendian
marchar del Angel de la Independencia a Los Pinos para
protestar por la carestía y el desempleo.
Foto: José
Antonio López

Para entonces, unos 500 granaderos, al descubrir las intenciones de los manifestantes, comenzaron a bajar de las banquetas y, en filas compactas se atravesaron a lo ancho de la avenida. A pesar de ello, las mujeres, precedidas por una manta donde se leía: ``Techo, trabajo y sustento. Comunidades del Pueblo'', iniciaron la caminata rumbo a Los Pinos, mientras coreaban varias consignas y golpeaban las cacerolas.

``Abajo los precios, arriba los salarios!'', corearon.

``Ya no hay leche ni frijoles en la mesa de los pobres!'', gritaron enseguida.

Pero el gusto de gritar consignas sobre el asfalto de la avenida Paseo de la Reforma les duró poco. Unos cuantos metros adelante se encontraron con un batallón de granaderos de la Policía Metropolitana que se había adelantado para cerrarles el paso, en tanto que otro grupo de uniformados les cerraba el flanco sur y las comenzó a rodear, prensando con sus escudos a dos de ellas, las que finalmente a punta de cacerolazos sobre los escudos fueron liberadas.

Al no poder seguir adelante, los dirigentes acordaron marchar hacia el Zócalo. Casi media hora después llegaron a la puerta principal de Palacio Nacional, donde entregaron un escrito -que a la postre les sería devuelto por los mismos soldados que les habían cerrado la puerta- y en el que se quejaban ante el presidente Ernesto Zedillo de la grave situación económica que vive el país.

No obstante el encuentro frente a frente con cacerolas y escudos y los empujones, no se reportaron lesionados