La creación musical, al margende la tecnología: Julio Estrada
Pablo Espinosa/ II y última En el transcurso del tiempo.
Julio Estrada ha desarrollado un trabajo de investigación en el terreno de la composición musical, del cual desprende una nueva materia: el macrotimbre. Explica: ``ya no es el timbre (uno de los elementos fundamentales de la música) como antes se entendía en el sentido del color de un instrumento o tan sólo la composición que tiene en armónicos un sonido en particular, sino es la confluencia de información que se da al considerar el sonido no aislado en el tiempo, sino en el curso del tiempo. Es decir integrado al ritmo, a la duración. Elementos microrrítmicos como el vibrato, integrando a la frecuencia sus armónicos, a la acentuación rítmica o a la intensidad sonora''.
Todo ese conjunto de elementos constituyen lo que Estrada ha denominado macrotimbre, ``que es una materia última para el compositor y para el oyente, lo mismo que para el intérprete. Es esa materia con la que se elabora, no a nivel de ideas de un sistema, sino con una materia fisicoacústica muy rica, compleja y que es necesario dominar. En esto he intentado un proyecto central, que consiste en hacer que el conocimiento más extenso que se tiene hoy en acústica, en tecnología sobre el sonido, pueda extenderse a la escritura de los instrumentos tradicionales. Es decir, lo que he intentado es tender un puente que vaya de la tradición, de los recursos que genera la tradición con los instrumentos, a las nuevas ideas que las investigaciones nos descubren en música''.
Muchos compositores, considera Julio Estrada, se sirven hoy en día de las nuevas tecnologías y con ellas crean sonidos novedosos, ``pero si observamos con detenimiento, nos daremos cuenta que al mismo tiempo, al nivel de la escritura, se mantienen al margen. Es decir: los sonidos de sus instrumentos no son tan competitivos, no empatan en calidad y en diversidad con los que obtendría la nueva tecnología. Esta disparidad ha sido para mí otro tema de interés para intentar incrementar la calidad del sonido instrumental y poder hacerlo competitivo con el desarrollo de cualquier tecnología''.
El ``retiro voluntario'' temporal del medio musical mexicano que decidió Julio Estrada termina con la próxima presentación de un disco grabado en Europa y dedicado íntegramente a la interpretación de su obra a cargo de intérpretes de aquel continente: el Cuarteto Arditti y Stefano Scodanibbio.
Lo que ocurrió como compositor a Julio Estrada durante aquel retiro europeo ``fue un encuentro muy esperado con los intérpretes a los que mi obra está dedicada, en particular al Cuarteto Arditti y a cada uno de sus miembros que tocan obras para instrumento solista, o dúo, trío o el cuarteto mismo, a Stefano Scodanibbio, contrabajista, a Fátima Miranda, cantante, y a Velia Nieto, pianista. Con ellos y con los percusionistas de Strasburgo y la Orquesta de la Radio de Baden-Baden en el Festival de Donaueschingen, es con quienes he tenido el contacto más necesario e indispensable para mi trabajo como compositor''.
Este encuentro con los intérpretes, reflexiona el compositor, ``fue indispensable porque el tipo de escritura al que estoy aludiendo, una escritura que intenta estar al nivel de la tecnología más desarrollada, requiere ser experienciada en directo con los intérpretes. Yo sé que las exigencias que tiene mi escritura, que no son exigencias que estén buscando las dificultades per se, sino que provienen de la búsqueda de soluciones óptimas al imaginario, piden tener intérpretes de la más alta calidad, dispuestos a acompañarte en esta empresa de obtención de las sonoridades que buscaste. Ese trabajo ha sido particularmente enriquecedor, muy gratificante porque a fin de cuentas era el que yo esperaba.
``Llevaba mucho tiempo en silencio mi música, más silenciosa todavía en México por un retiro voluntario de mi parte, de desentendimiento con el medio. No había en México intérpretes que tuviesen atención en mi trabajo ni instituciones que me merecieran el respeto para el campo de la ejecución musical y poder dejar mis obras en sus manos. Esta experiencia de estar fuera ha hecho que mi trabajo se exponga a otros públicos, ejecutantes, editores, y he ahí los resultados''.
Julio Estrada retornó a su país en julio: ``ha concluido esa etapa de formación académica y me reintegro a la UNAM, que es la institución a la que pertenezco y a la que respeto como aquella que permite una mejor difusión de la cultura. Con el tiempo poco a poco iré dando a conocer mi trabajo, no hay prisa para ello. Además de los cursos de posgrado en composición que imparto en la Escuela Nacional de Música, me reintegro a los trabajos de investigación en la Universidad, donde recupero la dirección del proyecto Música, Matemáticas y Computación, donde hemos desarrollado dos sistemas: el Sistema Potencial Interválico, y el Sistema Ena' Oolin.
``Son sistemas de apoyo a la teoría de la composición que he desarrollado en mi tesis doctoral y aquí con técnicos y científicos mexicanos que han colaborado conmigo en este proyecto: los ingenieros Mario Peña, Jorge Gil, Román Osorio y algunos becarios. Como compositor, tengo un gran proyecto que no corre prisa: terminar la ópera Pedro Páramo, para la que tengo una propuesta de estreno para la radio del sur de Alemania. Probablemente esté concluida en 1998".