La Jornada 14 de marzo de 1996

Se busca rápida producción en vez de preservar el recurso: el perredista

Víctor Cardoso y José Antonio Román México ha perdido alrededor del 30 por ciento de sus reservas petroleras probadas debido a la aplicación de métodos de extracción inadecuados, enfocados más a una rápida producción que a la preservación de ese recurso natural no renovable, afirmó el ex candidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas.

Al participar en la conferencia Frente a la privatización de los complejos petroquímicos, organizada por la División de Estudios de Postgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, Cárdenas calculó que a precios actuales, con esa pérdida el país dejará de percibir una cifra equivalente a 1.5 veces el monto de la deuda externa nacional, que ya en la actualidad es la más alta del mundo.

Durante su exposición, Cárdenas Solórzano reiteró su oposición a la venta de las 61 plantas de petroquímica secundaria de Petróleos Mexicanos (Pemex) y reiteró que el PRD acudirá a todas las instancias y utilizará los recursos legales a su alcance para evitarlo.

Afirmó que no existe fundamento constitucional, financiero, administrativo o legal, para que esa industria estratégica para el desarrollo del país deje de estar en manos del Estado.

``Lo que estamos viendo que sucede o está por suceder en la petroquímica es parte de una política más amplia, una política de desnacionalización, una política de debilitamiento de las defensas nacionales, y esto es parte del proyecto hegemónico que está aplicando Estados Unidos en este continente'', dijo.

Insistió en la necesidad de suspender las exportaciones de petróleo crudo, preservar ese recurso natural no renovable para las generaciones futuras, procesarlo y darle un valor agregado conforme a las necesidades y el consumo nacional, y renegociar la deuda externa para evitar que la factura se pague con las exportaciones de crudo.

Exportar crudo ``es el peor negocio que se puede hacer'', porque no se le da ningún valor agregado, no se genera con esto ningún desarrollo industrial y económico en general en ninguna parte del país.

Hoy estamos importando ya alrededor del 30 por ciento de la gasolina Magna Sin, precisamente porque no se han tomado las previsiones para reforzar las inversiones en materia petrolera, porque el gobierno le quita regularmente a Pemex entre el 90 y 95 por ciento de sus utilidades y con esto le suprime prácticamente su capacidad para modernizar sus instalaciones industriales para explorar y perforar nuevos pozos y yacimientos, señaló Cárdenas Solórzano.

Por su parte, John Saxe-Fernández, coordinador del Seminario de Teoría del Desarrollo del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, consideró la venta de las plantas de petroquímica secundaria de Pemex, como una estrategia de desarticulación de la empresa paraestatal para satisfacer ambiciones hegemónicas de Estados Unidos.

``La privatización y extranjerización de Pemex, se ha hecho de acuerdo con compromisos específicos con Estados Unidos, en un proceso de largo plazo que inicia en 1986, para que la industria de ese país tenga acceso garantizado y barato a las materias primas derivadas de los hidrocarburos'', dijo.

La desrregulación de los sectores estratégicos y de manera especial, de la petroquímica, ha procedido según las indicaciones, calendarios y necesidades político-estratégicas estadunidenses, comentó Saxe-Fernández.

Mencionó que la estrategia se encuentra contenida en una recomendación hecha por el International Bank for Reconstruction and Development a sus directores ejecutivos en 1989, donde se establece que una de las metas principales es la participación del sector privado nacional y extranjero en la petroquímica básica, constitucionalmente reservada al Estado.

Señaló que según documentos oficiales del Banco Mundial, ese programa se orientó a limitar el papel de Pemex como único productor de petroquímicos básicos, por lo cual se requirió la adopción de medidas administrativas para modificar tal situación. Los presidentes (Miguel) De la Madrid y (Carlos) Salinas, añadió, cumplieron de manera estricta con esa condición por medio de la estrategia de ``reclasificar'' petroquímicos básicos para colocarlos en la lista de ``secundarios''; también se exigió que la política de precios sobre petroquímicos básicos de Pemex fuera ``flexible'', permitir su importación y promover el establecimiento de incentivos fiscales.

Por su parte, José Luis Manzo, catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel Iztapalapa, resaltó la controversia que al interior de la diputación priísta provocó la decisión de privatizar las plantas petroquímicas.

``Para los que nos oponemos a la privatización de la petroquímica la moneda está en el aire y esa situación es una presión para que el gobierno del presidente Ernesto Zedillo dé marcha atrás a la convocatoria para la venta de la planta de Cosoleacaque'', manifestó.

Hizo una crítica a los argumentos que han planteado las autoridades de la Secretaría de Energía y de Pemex para la venta de las petroquímicas, así como su constitucionalidad y mencionó que no hay argumentos sustentables porque, en términos generales, la medida tiene más desventajas que beneficios.

Mientras tanto, Cesar Conde Mata, especialista en industria petrolera de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) advirtió que al momento de vender los activos de Pemex, el gobierno se quedará sin su principal fuente de recursos económicos y no habrá otra salida que elevar los impuestos a todos los mexicanos para financiar su gasto y los compromisos con el exterior.

Asimismo consideró inequitativo que en el proceso de venta de las plantas petroquímicas queden sin oportunidad las pequeñas y medianas empresas nacionales, las cuales no pueden competir contra los créditos blandos que todas las empresas extranjeras obtendrán de sus matrices.

(Esperanza Barajas Urías).