Lejos, la recuperación del sector bancario
Roberto González Amador Sin haber logrado superar la crisis de intermediación y de falta de capital que la colocó al borde del colapso durante 1995, la banca privada mexicana avanza en un proceso inexorable de reconfiguración de la propiedad accionaria de las instituciones de crédito, mientras el pospuesto crecimiento de la economía y los vaivenes de los mercados financieros alejan la posibilidad de una recuperación en el corto plazo de la actividad bancaria.
Después de que en el transcurso del año pasado las empresas que conforman el sector financiero acusaron un severo debilitamiento derivado de la parálisis económica del país, 1996 no pinta mejor para los propietarios de los bancos.
En el último trimestre de 1995, la mayoría de los grupos financieros --de los cuales los bancos son la principal subsidiaria-- presentó pobres resultados, que sólo hicieron evidente el deterioro en la capacidad de pago de los usuarios de crédito.
Los problemas de la banca se pueden sintetizar en una ecuación en apariencia simple: las instituciones de crédito no están captando recursos, pero al mismo tiempo el encarecimiento del dinero y la recesión económica han frenado la demanda de préstamos.
El presidente de la Asociación de Banqueros de México (ABM), José Madariaga Lomelín, define el problema como complejo y de difícil solución.
Madariaga, quien mañana será reelecto por un año más como presidente de la ABM durante la 59 convención bancaria que hoy empieza en Cancún, explica que en los últimos meses los bancos están captando recursos, principalmente en el mercado de dinero, a plazos de hasta siete días, mientras el vencimiento de sus préstamos es mínimo de tres meses.
Es decir, señala Madariaga, mientras los bancos deben estar casi cotidianamente captando recursos a plazos muy cortos, los préstamos al usuario de crédito tienen vencimientos mayores, lo que encarece los márgenes de intermediación. Y, se diría, hace crecer hacia fuera la sensación de parálisis en el sistema bancario.
Más allá de los entramados técnicos, especialistas en el tema opinan que ni los cuantiosos apoyos fiscales que en 1995 recibió la banca, cuyo monto de 85 mil millones de pesos equivale al 5 por ciento del Producto Interno Bruto del año pasado, ni los aumentos de capital por parte de los accionistas podrán zanjar el problema que presenta causas de mayor fondo.
El directivo de uno de los más importantes bancos de México, que aceptó hablar del tema a reserva de no ser citado por su nombre, considera que mientras no haya reactivación económica la banca seguirá paralizada y su posición se mantendrá vulnerable.
Explica que medidas como el Programa de Apoyo a Deudores (ADE) --en vigor desde septiembre pasado-- sólo fueron un alivio temporal para atender problemas de flujo de efectivo de los usuarios de crédito. La solución de fondo, añade, sólo depende de que la actividad económica se recupere para que empresas y deudores vuelvan a contar con solvencia financiera para reactivar el mercado interno.
``Aunque algunos bancos están atacando segmentos de mercado específicos y reduciendo costos para mejorar su posición, en 1996 se podrían agravar sus problemas si no hay una reactivación sostenida de la economía'', explica.
El panorama, sin embargo, no deja de ser nebuloso. El martes pasado el secretario de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Ortiz, reconoció que en el primer trimestre de este año la economía registrará una caída anualizada de 3 por ciento.
``Nada indica que la situación cambiará a corto plazo. La recuperación económica será lenta y la cartera vencida continuará presentando problemas en lo que resta de 1996. No se descartan, por ello, más fusiones entre bancos y la estatización de algunos, para cubrir niveles de capitalización'', indica por su parte un análisis del Grupo Expansión dado a conocer el lunes pasado.
El directivo bancario consultado confirma tal previsión. En una charla informal señala que en el transcurso de este año continuará el proceso de reconfiguración de la posesión accionaria de los bancos mexicanos comenzado el año pasado con la venta al banco español Bilbao-Vizcaya de la mayoría del capital de Probursa, la primera institución reprivatizada.
Según su previsión, el futuro de la banca está en la consolidación de entre cuatro y seis instituciones con presencia nacional y bajo el concepto de banca universal, en tanto que el resto de firmas que sobreviva deberá orientar su actividad a atender las necesidades de financiamiento de sectores específicos de la economía en regiones bien identificadas del país.
El proceso de reconfiguración de la propiedad accionaria es ya un hecho que los propios banqueros reconocen como inevitable. Hasta ahora, siete de los 18 bancos que fueron reprivatizados durante el sexenio pasado han sido intervenidos --Cremi, Unión y Banpaís-- o han recurrido a la asociación con extranjeros para cumplir con los requerimientos de capital --Probursa, Inverlat, Bancomer y, en tratos, Bital.
En los tres primeros casos el gobierno federal asumió el control de los bancos para empezar un proceso de saneamiento financiero y proceder a venderlos a nuevos inversionistas.
Mientras tanto, Probursa vendió al Banco Bilbao-Vizcaya el 70 por ciento de su capital accionario; Inverlat transfirió el 55 por ciento de sus acciones a Banco de Nueva Escocia, de Canadá, y Bancomer realizó una alianza estratégica con el Banco de Montreal, al que trasladó el 15 por ciento de sus acciones.
En apoyo a la tesis que condiciona el fin de la crisis bancaria al comienzo de la recuperación de la economía, el Grupo Financiero Banamex-Accival considera que la reactivación de la economía este año será gradual, por lo que la búsqueda de una mejor calidad de activos de las instituciones de crédito, mayores niveles de cobertura de reservas y más sólida capitalización ``seguirán siendo factores fundamentales en el proceso de consolidación de la banca''.
De acuerdo con esta fuente, los esfuerzos realizados en 1995 para rescatar a la banca contribuyeron para que al cierre del año pasado la situación del sector bancario mejorara en relación con el debilitamiento presentado en los meses que siguieron a la devaluación.
En particular, destaca el control sobre el crecimiento de la cartera vencida a partir de la segunda mitad del año y la mayor cobertura de reservas crediticias, factores que, dice, contribuyeron para que la proporción de cartera vencida neta de reservas a capital contable mejorara al pasar de 47 por ciento en 1994 a 26 por ciento al finalizar 1995.
Agrega que las medidas tomadas sitúan a la banca mexicana en una posición ``significativamente distinta'' a la de principios del año anterior, ``y muestran la convicción de contar con un sistema bancario que permita apoyar a la expansión de la economía a través del crédito''. Pero, lo dice el principal grupo financiero de México, ``la banca seguirá enfrentando importantes retos en 1996''.