Al mexicano en EU lo matan si es criminal; si es víctima, no cuenta
A cinco días de su ejecución en la cárcel de Huntsville, Texas, Irineo Tristán Montoya afirma: ``No puede haber justicia cuando dejan a una persona sin vivir. Si me matan, simplemente va a ser otra injusticia''.
Recluido desde hace 11 años en el penal de máxima seguridad ubicado al norte de Houston, el mexicano dice haber sido ``engañado'' durante el proceso que se le siguió, donde firmó documentos en que confesaba su participación en el homicidio de John Kilheffer, durante un intento de asalto en el que participó otra persona que ya fue exonerada.
En una entrevista hecha por Verónica Velasco para el programa Expediente 13/22:30, que conduce en Televisión Azteca, Tristán Montoya deplora la ``falta de equidad'' de la justicia estadunidense: ``Aquí cuando un mexicano comete un crimen lo acusan con toda la gravedad, pero cuando un blanco comete un crimen en contra de un mexicano, recibe lo mejor, lo dejan salir''.
La sentencia de muerte para Irineo Tristán está fijada para el próximo 20 de marzo, después de las 18:00 horas, por medio de una inyección letal. Funcionarios de la cárcel dan cuenta del proceso a seguir: una primera sustancia provocará el desvanecimiento y la inconciencia del reo; enseguida, otro químico le producirá el relajamiento para abrir el diafragma y finalmente el cloruro de sodio paralizará su corazón.
Aunque a sus padres ha dicho que ya está preparado para la muerte, Tristán Montoya dice: ``Yo le pido a la gente que miren qué persona soy, yo no soy un animal o alguien que va a hacer daño. Ya he vivido muchos años en prisión, desde la edad de 18 años, y si cometí un error lo estoy pagando aquí. Yo nunca le voy a quitar la vida a un ser humano''.
Con lo que él llama ``fuertes irregularidades'' en su proceso, que han aplazado varias veces la ejecución, Tristán Montoya reconoce: ``He cometido un error siendo joven, juntarme con mala gente. Pero eso fue hace 11 años, cuando me arrestaron. ¿Cómo voy a aprender de mis errores si me quieren matar?''.
Virtualmente aislado desde hace meses, el mexicano señala que su último deseo es que le permitan abrazar a sus padres. ``Eso está prohibido aquí. Desde que me trajeron, no me han dejado hacerlo. Te tienen aislado, parece que no sólo te quieren matar sino destruir internamente, te quieren hacer sentir animal''.
En la estrecha celda donde Irineo Tristán permanece hay imágenes religiosas. El dice que guarda fotografías, cartas, una máquina de escribir. Ahí pasa los días en espera de noticias. ``Hasta ahora sólo he recibido notificaciones de sentencias y esas cosas, pero también espero algo bueno, que alguien me visite, una carta''.
A lo largo de la entrevista, Irineo Tristán Montoya comenta que las insuficiencias económicas de su familia lo llevaron a buscar nuevos rumbos en Estados Unidos. A menos de una semana de su ejecución sostiene que lo que más le apena es ``el dolor de mi familia''.
Su madre, Emilia Montoya, señala: ``Lo más difícil es vivir los días contando las horas, las noches que faltan para que lo maten''.
Según las disposiciones de la cárcel de Huntsville, la ejecución de Tristán Montoya podrá ser presenciada por sus familiares y por los del hombre que presuntamente asesinó.
Honorio Tristán, padre del sentenciado, dice: ``El sabe que va a morir y nos lo ha dicho. Todos tenemos que morir pero él no quería que fuera de esa forma. Nos ha dicho que si ha de fallecer así, estemos seguros de que morirá inocente''.