La Jornada 16 de marzo de 1996

Fuentes: gobierna al país un grupo dogmático y cerrado de tecnócratas

David Carrizales, corresponsal, Monterrey, NL, 15 de marzo El presidente Ernesto Zedillo procede, a veces, como si para abandonar el presidencialismo de antaño la respuesta fuera no hacer nada, dijo el escritor Carlos Fuentes, quien aseguró que una necesidad actual, como en su momento lo entendió el general Lázaro Cárdenas, es que el primer mandatario viaje por el país, oyendo a la gente, viéndola, preguntándole qué podemos hacer juntos.

Fuentes se refirió al endurecimiento del bloqueo económico contra Cuba, y dijo que la ley Helms-Burton delata el cinismo de los estadunidenses, ya que hay una cláusula de salvedad, en las sanciones, para compañías norteamericanas asociadas con empresas cubanas expropiadas. Con ello, tratan de ganarle terreno comercial a sus competidores extranjeros, estimó.


Carlos Fuentes, acompañado de Ramón de la Peña, rector
del
campus Monterrey del ITESM, se dirige a los
estudiantes. Foto: Marcos García/Contraste

``Debemos agradecer a los rojos'', Cuba y China, dijo, por distraer la atención de los estadunidenses, pues de otra suerte las presiones, en este momento, por cuestiones como migración y narcotráfico serían mucho mayores contra nosotros.

El destacado narrador consideró que el presidente Zedillo debe dejar el autoritarismo del pasado y fundar la autoridad presidencial del presente y del futuro.

``Esas facultades se las otorgan la Constitución y las leyes, pero se requiere una talacha política que quizás no está haciendo Zedillo'', agregó.

En conferencia de prensa, Fuentes expuso que el mandatario ``debe hacer una campaña por la presidencia desde la presidencia, hacer alianzas con todos los grupos y corrientes del país, no sólo con dos o tres políticos del estado de México'', en alusión al poderoso grupo Atlacomulco, que encabeza el profesor Carlos Hank González.

El narrador comentó que los gobiernos de políticos priístas de antaño llegaban, incluso, a la coptación para integrar a gentes de todos los sectores y tendencias ideológicas.En cambio, el grupo tecnocrático que hoy gobierna al país es muy cerrado, reducido y tiene fórmulas en las que cree, como si fueran ``apostólicas, como si se las hubiera dictado Jesucristo en persona''.

Dichas políticas, agregó, han puesto al mundo entero al borde de la crisis económica, en 1982 y en 1994. Por los errores de nuestra dirección económica interna, México se ha convertido en un país que ``parece destinado a universalizar la desgracia''.

Fuentes advirtió que las políticas oficiales ``son una fórmula para el desastre y la bancarrota'', y exigió poner a la cola el pago de la deuda y a la cabeza la producción y el crecimiento. Pero los tecnócratas, dijo, siguen en su empecinamiento, tanto por falta de sensibilidad como por los compromisos contraídos con los organismos financieros internacionales.

La raíz del fracaso, subrayó, es la falta de democracia, pues desde la independencia todos los modelos de desarrollo han sido dictados desde arriba, desde el derivado de la Revolución Francesa, el positivismo de Porfirio Díaz, el desarrollo estabilizador, el neoliberalismo, incluso el marxismo. ``Todas han sido teorías minoritarias que no toman en cuenta lo que es México y lo que es la segunda nación, la perpetuamente excluida, de los campesinos, obreros y clases populares, y así no se puede construir el futuro''.En otro orden, consideró que, con Felipe Calderón Hinojosa en la presidencia panista, ``se acabaron las concertacesiones''. Confió en que el michoacano le dará a su partido y a la vida política nacional ``un sentido de integridad política combativa muy grande''.

Fuentes reafirmó su pertenencia a la generación de Medio Siglo, que se hizo una idea de nación para el año 2000, ``que no es el país en el que estamos viviendo''.

Los sueños de su generación en cuanto a mayor independencia, soberanía y bienestar popular, se han venido abajo, y ``hoy estamos ante el enorme desafío de impedir que el país se nos vaya de las manos''.Además, dijo, tenemos el reto de crear, sobre todo, una sana unidad mexicana para el siglo XXI; pero esa comunidad no se va a crear sin democracia política, sin una reforma económica que atienda a las prioridades del país, que son producción, salario, empleo, seguridad social, educación y todo lo que conlleva la democracia: separación de poderes, limitación del poder excesivo del ejecutivo federal, ``federalismo de a deveras, no máscaras de caciquismos locales, como los de Guerrero y Tabasco''.

Todo esto, dijo, es la plataforma de la reforma política y económica mexicana, que tenemos que llevar a cabo a fin de lograr un país en el que una cultura secular, profunda, extraordinaria, ininterrumpida, lo mejor que hemos hecho los mexicanos, acabe por informar a las instituciones políticas.Lo que estamos pasando hoy, agregó, es un divorcio profundo entre la gran cultura de México y la pobreza y crisis de sus instituciones políticas y económicas, éstas ya no corresponden conm lo que es la sociedad mexicana actual, ni con lo que es la cultura de México, de manera que ese maridaje de cultura, política y economía, es lo único que puede servirnos de base para crear un México como lo soñamos nosotros en 1950 y como lo están soñando ustedes en este final de década, de siglo y de milenio.