Durante muchos años incorrectamente se ha pensado que los desequilibrios y las crisis económicas son propios de los países atrasados. Por ello mismo, las naciones desarrolladas se han conferido la autoridad académica, moral, intelectual y técnica de imponerles a aquéllos las medidas que deben adoptar para corregir sus problemas. Asimismo, también les ha correspondido supervisar que las apliquen adecuadamente, para con ello seguir siendo sujetos de crédito y de confianza.
Sin embargo, a pesar de que los países desarrollados siempre han poseído los instrumentos de poder (económicos y no económicos) para allegarse de los excedentes del mundo subdesarrollado, resulta que desde hace varios años vienen incurriendo en desequilibrios externos importantes.
Si analizamos estadísticas de las cuentas externas de algunos países de la OECD, queda muy claro que al menos desde 1978 han padecido importantes desequilibrios de cuenta corriente. Esta variable (que es la suma de la balanza comercial más el saldo de las remuneraciones externas, la que a su vez incorpora las remisiones de utilidades de las empresas, el pago de deuda externa y otros pagos a los factores productivos y transferencias de residentes en el exterior y donaciones) es un buen indicador del saldo económico de un país con el resto del mundo.
Entre 1978 y 1989 Estados Unidos, Canadá y el total de los países integrantes de la OECD presentaron un saldo deficitario que en promedio anual alcanzó 69.8, 6.7 y 49.04 miles de millones de dólares (mmd). Estos déficits en términos del PIB respectivo, también en promedio anual, representaron 1.63, 1.68 y 0.48 por ciento. Por otra parte, los países que tuvieron superávits permanentes fueron Japón, Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Suiza, principalmente.
Si ahora consideramos el periodo 1990-1995, vemos que el déficit promedio anual para los mismos sujetos de estudio fue de 97.12, 19.9 y 47.76 mmd, y en términos de su PIB fue de 1.5, 3.5 y 0.26 por ciento. De este modo, destaca que preservaron su situación deficitaria, aunque Canadá la aumentó en poco más de dos veces. Por el contrario, Japón ha mantenido un superávit constante, que para esos mismos años sumó 598.9 mmd.
Un caso que merece especial atención es Alemania, que después de haber tenido un saldo positivo durante muchos años, para el periodo 1991-1995 incurre en desequilibrios importantes (19.2, 21.6, 15.6, 21.1 y 18.9 mmd).
Quizás debido al desempeño favorable de Japón, Italia, Holanda, Dinamarca, Noruega y Suiza es que el déficit global de la OECD como proporción de su producción se redujo, pero de cualquier modo no debe soslayarse que se trata de un saldo negativo global importante.
En síntesis, los desequilibrios externos no son propios de los países atrasados, sino que también lo son de los países desarrollados, no obstante que son los dueños de la deuda externa de los primeros y de las empresas trasnacionales más importantes.
Quién posee, entonces, la autoridad de imponer programas de ajuste y estabilización?