La alimentación, las costumbres, el ritmo y en general todo el trajín que soporta el cuerpo, va configurando, por gremios, una fisonomía especial. El cuerpo de un abogado entrado en años no puede confundirse con el de un arquitecto viejo, ni con el de un veterinario que ya vio pasar sus momentos estelares. Cada uno, según las tendencias de su actividad, conforma (o deforma) su aspecto. Un caso notorio, por su difusión, es el de las estrellas de rock. La vida del músico de rock, no hay ni que escribirlo, esculpe obras maestras de la fisonomía bizarra. Pensándolo mejor, un arquitecto conservador de 50 años sí podría confundirse con un abogado liberal de medio siglo, pero no hay especie sobre la tierra que pueda confundirse con un músico de rock en pleno otoño biológico. Para comprobarlo hay que contemplar la portada del álbum Stripped. Ahí aparecen los cuatro Rolling Stones exhibiendo su madurez estrafalaria y además, dándole una vuelta más a la tuerca de la evolución de su estirpe, nos demuestran que, con los años, los cuatro sobrevivientes han logrado desarrollar un aspecto similar: ahora parecen hermanos.
Arriesgando una conclusión, podríamos decir que la única criatura parecida a un Rolling Stone viejo, es otro Rolling Stone viejo. Y como homenaje a ellos mismos, a su fisonomía paralela y de paso a Bob Dylan, su contemporáneo, incluyen en el track 2 de su nuevo álbum, la canción Like a Rolling Stone.
Gustavo Flavio es protagonista de la novela de Rubem Fonseca que en Brasil lleva el título Bufo & Spallanzani, y en España (y consecuentemente en México), ha sido bautizada, en la mejor tradición de los traductores de títulos de películas, tan efectivos que con el puro título revelan la médula de la trama, como: Pasado negro. Este personaje, además de estelarizar una de las castraciones más espeluznantes que recuerde la literatura, es poseedor de un padecimiento de nombre ``satiriasis''. La castración es perpetrada por el marido de la novia de Gustavo Flavio, que en un arranque de celos aplica su navaja campera sobre las partes más blandas de, naturalmente, Gustavo Flavio. El personaje observa, sin anestesia de por medio, cómo su verdugo desenreda ese ovillo de conductos seminales hasta que deshace su testículo entrañable; qué más que testículo, acaba de parecerse a dos metros y medios de estambre desmadejado por toda la barranca. La satiriasis es esa dolencia cercana a la complacencia que orilla a los hombres a desear de manera enfermiza a las mujeres. Mientras Gustavo Flavio, cuyas iniciales son las mismas de Gustave Flaubert, sublima su satiriasis en sus novelas, grandes sátiros como Mick Jagger encauzan sus deseos en las canciones, y con frecuencia, en las fanáticas que fueron víctimas emocionales de esas canciones.
La metamorfosis en el título de la novela de Fonseca, sólo es comparable a la de la película Some Like it Hot (Billy Wilder, 1959), que en México se llamó Una Eva y dos Adanes, y en España Con Faldas y a lo loco. La satiriasis de Jagger, que a juzgar por sus aspectos deben padecer los otros tres Stones, ha construido ese nuevo álbum estupendo de título Stripped. Hasta ahora, y por fortuna, los traductores han dejado el título en su estado original. 14 tracks de éxitos caprichosamente escogidos, en directo y en estudio, en donde sus satíricas majestades demuestran su endemoniada capacidad de ponerse al día con el sonido contemporáneo. Ya lo habían hecho en su álbum Flash Point (1991) con la espectacular versión contemporánea de rolas como Simpathy for the Devil o Ruby Tuesday y ahora lo repiten con otra colección que incluye vejestorios nuevecitos del tamaño de Not Fade Away, I'm Free, The Spider and the Fly y Love in Vain, que además tiene nueva letra. Stripped también contiene, para que no se nos olvide que la relación entre las bandas de rock y nosotros siempre se ha librado en la parcela del destiempo, un lujoso CD-Rom con material interactivo que podrán disfrutar, de manera exclusiva, los felices poseedores del avanzado aditamento.
Gustavo Flavio, el sátiro de la novela de Rubem Fonseca, se pregunta en las últimas páginas si su satiriasis seguirá funcionando igual con sus dos testículos de plástico. El médico le asegura que sí, pero Gustavo duda hasta que Rubem Fonseca da por terminado el dilema con el punto final de su novela. Mick Jagger y su banda, valiosamente apuntalada por su nuevo bajista Darryl Jones, no dudan ni de sus satiriasis ni de su fisonomía siniestra ni de su eterna juventud, extraída de ese pacto ventajoso con el diablo que les permite, entre otras cosas, reconstituirse y ponerse a tono con los últimos años del milenio. Y eso de ``sus satánicas majestades'', no era una broma?