Policías vestidos de civil sacan de manos y pies a los barzonistas del salón de convenciones; Ortiz y Madariaga les habían permitido pasar Se compromete el Presidente a leer el documento que le presentaron
Víctor Cardoso, Roberto González y Roberto Garduño, enviados, Cancún, QR, 15 de marzo Le prometo que lo voy a leer'', respondió Ernesto Zedillo cuando Gerardo Fernández Noroña le entregó un documento de ocho cuartillas, explicando la ``angustia'' de los deudores de la banca.
Fue el último capítulo de una corta historia que se escribió este viernes en el vestíbulo del centro de convenciones de Cancún, donde también comenzó la 59 Convención Bancaria, a la que se dieron cita los hombres que manejan Òlos dineros'' de otros hombres.
A las 09:20, Gerardo Fernández Noroña, acompañado por cinco integrantes de la Asamblea Ciudadana de Deudores de la Banca, logró entrar en el vestíbulo del edificio donde quizá se instale el primer casino en México.
Los seis hombres traspusieron la vigilancia del Estado Mayor Presidencial, ayudados por el secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, quien sugirió a los militares que dejaran permanecer en ese sitio a los deudores. Hasta el mismo José Madariaga Lomelí, presidente reelecto de los banqueros, asintió a la sugerencia del funcionario.
Los inconformes, que portaban en sus manos un documento que pretendían entregar a Ernesto Zedillo, se sentaron sobre el suelo del vestíbulo. De pronto, un individuo de baja estatura ordenó a más de 20 policías vestidos de civil, ``¡sáquenlos de aquí ya!''.
Sin esperar alguna contraorden, los hombres pelados a rape sometieron a Fernández Noroña y sus compañeros, los cargaron por sus cuatro extremidades como reses, y los fueron a ``tirar'' por la puerta trasera del Centro de Convenciones.
La ``ortodoxa'' acción de los policías fue cuestionada duramente por un grupo de reporteros que fueron testigos del suceso.
-¿Es la forma de sacarlos?
-No traen gafete, respondió el conspicuo hombre que dictó la orden.
-¿Usted quién es?
-Soy Carlos...
-¿Carlos qué?
-Carlos, Carlos Maytorena.
Efectivamente, ese individuo fue identificado por los periodistas locales como el jefe de Seguridad Pública del municipio de Cancún.
La intención de ``limpiar'' el camino al Presidente fue infructuosa. Los deudores dieron la vuelta al Centro de Convenciones y de nuevo ingresaron al vestíbulo, pero esta vez auxiliados por Juan Manuel Verdugo, coordinador de giras presidenciales.
Mientras la espera se hacía larga, a los pies de la escalerilla eléctrica por donde subiría Ernesto Zedillo, el secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, justificaba frente a un grupo de reporteros:
``El problema de la banca es un problema que se va a resolver, hay que tener calma, mucha calma...''.
-¿Pero usted dice que hay que apretarse el cinturón y ya ni a cinturón llegamos? -le regresó la periodista Verónica Valdés.
-Estoy de acuerdo, estoy de acuerdo. Pero es que la deuda es del orden del 35 y 40 por ciento del PIB, y eso el gobierno no lo puede absorber, respondió apurado el secretario.
-Señor, ¿usted debe?
-Sí, sí debo.
-¿Qué debe?
-Tengo un crédito hipotecario -espetó a bocajarro y se retiró.
En ese tenor, Antonio del Valle, vicepresidente de la Asociación de Banqueros de México, no quiso dejar solo a Ortiz y agregó: ``Yo también soy deudor''.
Ahí también estaba José Madariaga, a quie preguntaron: ¿y usted debe también?
-¿En lo personal? -No, respondió el dirigente de los banqueros.
A las 09:32, la comitiva del presidente Ernesto Zedillo arribó al Centro de Convenciones. Con su acostumbrado paso acelerado, el mandatario llegó a la escalinata eléctrica, cargando el cúmulo de documentos que había recibido de barzonistas.
Sonriendo, bromeó y le dijo al Secretario de Hacienda: ``Guillermo, ahí te traigo unos documentos que me dieron para ti al llegar, ¿o son para ti, Pepe?, se dirigió a José Madariaga.
Subió acompañado del gobernador Mario Villanueva y de los funcionarios de alto nivel que lo seguían. Antes de llegar al tercer nivel, Gerardo Fernández Noroña le gritó:
``Señor presidente, le entregamos este documento de los deudores de la banca para que lo lea''.
Ernesto Zedillo frenó ligeramente la marcha y respondió: ``le prometo que lo voy a leer''.
En un solo escenario los deudores mayores y los deudores menores