La Jornada 19 de marzo de 1996

Al menos dos de ellos lo llevaron a cambiar su pistola, dijo un testigo

Roberto Garduño, Ciro Pérez y Juan Manuel Venegas /I Domingo 20 de marzo de 1994. Cinco de la tarde. El vehículo Mercuri-Grand Marquis con cuatro hombres en su interior se estacionó en la orilla de la Calle 8, a un costado del número tres de la manzana 117 de la colonia popular El Pípila, en Tijuana, Baja California. Del automóvil descendió Mario Aburto Martínez, quien apuró cuatro o cinco pasos hasta llegar a la puerta de la casa de la familia Zamudio López, y gritó con tono familiar: ``Marco... Marco''.

Marco Antonio Zamudio López salió apurado de su solar y lo primero que escuchó fue una presentación acompañado de un apretón de manos: ``Yo soy Mario, hermano de José Luis, y vengo por la escuadra que tú le dijiste a mi hermano que tenías...''

A pocos metros, dentro del automóvil, los tres acompañantes de Mario Aburto esperaban, vigilaban la escena, actuaban como policías, eran Tranquilino Sánchez Venegas y Vicente Mayoral Valenzuela; el tercero no fue identificado por los Zamudio.

El pasado 26 de febrero de 1996, integrantes de la Policía Judicial Federal trasladaron desde Tijuana hasta el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, en el estado de México, a León Francisco Zamudio Montaño y a su hijo Marco Antonio Zamudio López, a quienes Mario Aburto, tres días antes del atentado en Lomas Taurinas, intentó comprar una pistola escuadra 9 milímetros a cambio de 800 pesos y de la pistola Taurus que finalmente utilizó para matar a Luis Donaldo Colosio.

La presencia de los Zamudio en ese centro penitenciario obedeció a dos autos de requerimiento firmados por el juez Alejandro Sosa Ortiz el 4 y 15 de enero de este año.

Marco Antonio y León Francisco ya habían ofrecido antes su testimonio en sendos interrogatorios que les practicó el Ministerio Público Federal el 17 y 19 de octubre de 1995, y en los que involucraron directamente a Mario Aburto con Tranquilino Sánchez Venegas y Vicente Mayoral Valenzuela.

El primero en declarar ante el juez Sosa Ortiz fue Marco Antonio. El testimonio ocurrió en una sala del juzgado primero de Almoloya, ahí estaban también Héctor Sergio Pérez Vargas, abogado de oficio y defensor de Othón Cortés; María Eugenia López, defensora de oficio de Fernando de la Sota Rodalléguez y Alejandro García Hinojosa, así como José Luis Hernández Alvarez y Ricardo Ibarra Zamora, fiscales especiales asignados al caso Colosio.

Aquel 17 de octubre de 1995, Marco Antonio Zamudio, de 30 años de edad, identificó a Tranquilino Sánchez Venegas y a Vicente Mayoral Valenzuela como los acompañantes del autor material del homicidio de Luis Donaldo Colosio.

En esa fecha, 19 meses después del crimen en Tijuana, la Fiscalía Especial encontró una nueva pista que relaciona a Mario Aburto con dos de los hombres señalados como participantes en el complot contra el candidato presidencial.

Dicho involucramiento influyó en la decisión del juez, quien procedió a citar en Almoloya a Marco Antonio Zamudio y León Francisco Zamudio para que ratificaran su primer testimonio u ofrecieran más datos. En el segundo desahogo testimonial, el primer hombre que interrogó a Marco Antonio fue Héctor Sergio Pérez, el defensor de oficio de Othón Cortés:

--Que nos diga el testigo si nos puede describir los rasgos fisonómicos de la persona que responde al nombre de Rubén Aburto (padre del asesino confeso).

--Es un señor no muy alto ni muy chaparrito, es de estatura regular, no soy bueno para describir personas, pero si lo veo puedo decirle si es o no es, ya que lo miré en dos ocasiones. En una me pidió un raite para cambiarse a otra colonia, y anteriormente, un día que iba pasando yo por ahí, me llamó su hijo José Luis y nos tomamos dos o tres cervezas y después yo me seguí para mi casa y no recuerdo algún otro dato físico de este señor, solamente mirándolo.

--Que diga el testigo si puede describir los rasgos físicos de José Luis Aburto.

--Pues es blanquito, nariz más o menos grandecita, tiene un lunar en la frente y se parece mucho a su hermano Mario, ya que yo los confundía.

--¿Tuvo alguna plática con Mario Aburto?

--No señor, nunca tuve una plática con él; la única vez que yo platiqué con él fue cuando trató de comprarme el arma.

--Que nos diga el testigo, de manera aproximada, qué distancia había de su casa al lugar donde se encontraba estacionado el vehículo donde, según señala, viajaba Mario Aburto Martínez y otras personas.

--Como a uno siete o diez metros, yo salí y el me dijo: ``soy Mario, hermano de José Luis, y vengo por la escuadra que tú le dijiste a mi hermano que tenías''.

--Cuánto tiempo platicó con Mario Aburto.

--Diez minutos aproximadamente.

--Cuánto tiempo observó a las personas que dice acompañaban a Mario Aburto Martínez.

--Pues mire, yo al estar hablando con él estaba mirando cerquita de mí, ellos quedaron como a cuatro o cinco metros, pero sí alcancé a ver bien al último que señalo yo que se baja de su carro; después, en los días siguientes, me entero de quienes son por medio de la televisión.

--Puede describir los rasgos fisonómicos de la persona que responde al nombre de Tranquilino Sánchez Venegas.

--No, yo nada más lo reconozco por la forma en que iba vestido, y por la fotografía que salió en la televisión, ya que iba vestido de la misma manera, con una gorra.

--Puede describrir los rasgos fisonómicos de la persona que responde al nombre de Vicente Mayoral Valenzuela.

--Sí, me llamó la atención. Es un señor con cara un poquito larga, ojos gorditos, no le distinguí el pelo porque tenía un sombrero color caquí, su cara arrugada y los párpados de sus ojos son un poco gorditos, y es el mismo que yo reconocí en una fotografía, y les dije esta es la persona que iba acompañando a Mario.

--Se enteró que en el transcurso de 1995 se detuvo a un sujeto relacionado con el que había dado un segundo disparo en contra del licenciado Colosio Murrieta.

--Sí me enteré por medio de la televisión; dijeron que era una persona llamada Othón Cortés, pero no lo conozco.

El interrogatorio del defensor de Othón Cortés concluyó y siguió el turno de la abogada María Eugenia López:

--Que diga el compareciente si puede precisar de manera aproximada el tamaño del logotipo que dice presentaba una gorra tipo beisbolista, y que según se refiere portaba la persona que se encontraba en el volante del vehículo.

--Realmente no recuerdo el logotipo, nada más miraba yo una mancha medio anaranjadosa (sic), pero sí pude reconocer al individuo por la fotografía y en las fotos sale bien el logotipo.

--Si nos pudiera precisar durante qué tiempo tuvo en sus manos la pistola tipo revólver a que se refiere en su ministerial del 17 de octubre de 1995 (la Taurus 38 con la que se dio muerte a Colosio).

--Aproximadamente unos cuatro minutos la tuve en mis manos, suficiente para mirarla bien.

Minutos después en la sala de audiencias tocó el turno de interrogar a los fiscales José Luis Hernández y Ricardo Ibarra:

--Qué día fue Mario Aburto en compañía de otros a comprarle el arma... y que aclare cuántas veces se entrevistó personalmente con Mario Aburto.

--Solamente el día en que me trató de comprar el arma.

--Fue el 20 o 22 de marzo que Aburto trató de comprarle el arma...

--Yo no recuerdo las fechas, yo sólo recuerdo que era domingo y que eran tres días antes del asesinato.