Obispos: la reforma no será completa si sólo incluye a partidos y gobierno
José Antonio Román Una auténtica reforma de Estado no se puede dar sólo con la participación del gobierno y los partidos políticos, sino con aportaciones de todos los sectores de la sociedad, afirma en el Proyecto Pastoral 1996-2000 de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En el documento de siete cuartillas se analiza la realidad política, económica, social y religiosa del país, y se señala también que en México se ha creado una sociedad con ``desigualdades escandalosas'', donde falta dignidad y justicia, y donde las familias no saben transmitir los valores del humanismo que han caracterizado a las culturas de los antepasados.
Para los obispos, los principales problemas del país son la pobreza extrema que viven millones de mexicanos, la violencia y la inseguridad pública, la violación de los derechos humanos, la crisis de credibilidad en las instituciones, la falta de valores éticos, morales y religiosos; el narcotráfico, la inestabilidad política, la migración y la aplicación de un ``economicismo'' que ha privilegiado al capital por encima del bien común, y que todavía no ha llegado a las economías familiares, establece.
El proyecto pastoral, cuya aprobación fue pospuesta por más de un año, debido a cuestiones internas del Episcopado y a fuertes diferencias respecto al primer borrador, fue finalmente aceptado la semana pasada por el Consejo Permanente del organismo, tras incorporarse las observaciones hechas por las 15 regionales pastorales en que se divide el país.
A este documento se le incorporarán en el transcurso de la próxima semana, otras aportaciones de los obispos, respecto a la celebración del Jubileo para el tercer milenio, recomendado por Juan Pablo II, y donde se detallarán las actividades religiosas de la Iglesia católica para los próximos cuatro años.
El documento completo; es decir, la parte de la realidad del país, los desafíos y retos de la Iglesia, junto con la parte del programa del Jubileo, será presentado en la 60 asamblea plenaria del Episcopado, que se realizará del 15 al 19 de abril en la sede episcopal del Lago de Gudalupe, en el municipio mexiquense de Cuautitlán.
En su argumentación, la jerarquía católica dice que en estos momentos importantes para el país sumergido en la peor crisis de su historia, quiere dar una palabra profética de aliento y esperanza, e iluminar los aspectos sociales.
Advierte que este documento no es para promover el pesimismo entre los mexicanos, sino la esperanza para que con trabajo sea superada la actual situación. Pide a la sociedad ir más allá de la intención de buscar responsables de esta crisis, y asumir una actitud propositiva ante los graves problemas que vive el país.
En general, el esquema del proyecto sigue las orientaciones del documento de Santo Domingo del Episcopado Latinoamericano elaborado en 1992 en República Dominicana, que son la nueva evangelización, la promoción humana y la cultura cristiana.
La jerarquía eclesiástica reconoce en el documento, que en medio de la crisis hay puntos sumamente positivos, como el hecho de que el pueblo de México ya ha tomado la firme decisión de ser protagonista de su propio destino, adhiriéndose a diversas organizaciones sociales, incluidas las de defensa de los derechos humanos.
Al referirse a la transformación que debe sufrir el Estado mexicano, apunta con especial énfasis la reforma electoral, con el fin de avanzar de forma definitiva en el terreno democrático que mantiene insatisfechos a muchos sectores sociales, aunque observa en este último aspecto, un avance sustancial en el último año.
No obstante, en el texto episcopal se marca también la necesidad de promover una real división de poderes y un poder presidencial, acotado por las facultades que le marca la Constitución, y con un ``justo equilibrio'' con el Legislativo y el Judicial.
Con respecto a la inseguridad pública, señala que este problema ha avanzado alarmantemente, originado en parte por la difícil situación económica que enfrenta la sociedad mexicana, y por una alta tasa de desempleo.
Ligado a esto, la jerarquía eclesiástica cita al narcotráfico como otro gran problema que enfrentan el gobierno y la sociedad mexicana, fenómeno que no se solucionará sólo con el incremento en las acciones policiacas y la mayor intervención del Ejército, afirma.Dice que el problema no es tanto de México u otros países latinoamericanos, sino de las grandes naciones consumidoras que no han hecho los esfuerzos suficientes para detener la demanda.