La Jornada 21 de marzo de 1996

Rescate de 8 mil mdd al Banco de Brasil ante las severas pérdidas por préstamos no recuperados

Ap, Dpa y Ansa, Brasilia, 20 de marzo El Banco de Brasil, el más importante del sector estatal, sufrió el año pasado pérdidas que obligaron hoy al gobierno a anunciar un plan de ayuda financiera de 8 mil millones de dólares, de los cuales 2 mil 300 millones corresponden a su deuda pública, en la última caída de una crisis que ha afectado a los bancos más antiguos del país.

El ministro de Hacienda, Pedro Malan, precisó que el banco perdió unos 4 mil 300 millones de dólares en 1995, principalmente debido a una cartera vencida en préstamos no recuperados, cifra cuatro veces mayor que la que llevó a la bancarrota al tradicional banco británico Barings, según la prensa.

El Banco de Brasil exigirá aportes por 8 mil millones de dólares del Tesoro Nacional, accionistas privados y la emisión de nuevos títulos, así como un plan de restructuración para otorgar mayor independencia en relación con el gobierno.

Además del dinero de la venta de papeles de la deuda pública, el gobierno transferirá a la institución unos 3 mil millones de dólares en acciones de otras empresas estatales, y otros mil 200 millones de dólares serán aportados por el fondo de previsión social de los funcionarios del banco.

Los problemas en el sistema financiero comenzaron a aparecer en agosto, cuando el Banco Económico, el más antiguo de América Latina, se declaró en quiebra con una deuda de tres mil 500 millones de dólares.

Pero el escándalo surgió cuando el Banco Central reveló a fines de febrero que había descubierto que en los últimos diez años el Banco Nacional, alguna vez entre los más grandes de Brasil, había registrado préstamos ficticios para encubrir un déficit superior a los 5 mil millones de dólares.

Las dificultades del Banco de Brasil podrían impulsar las acciones de senadores que quieren una investigación a gran escala del sector bancario del país y de la capacidad del Banco Central de cumplir con su labor de supervisión. Sin embargo, el presidente Fernando Henrique Cardoso empleó todas sus influencias, y este miércoles logró que al menos se aplace la creación de la Comisión Parlamentaria Investigadora (CPI), para el sistema financiero.

Políticos oficialistas del Partido de la Social Democracia Brasileña y su principal aliado, el conservador Partido del Frente Liberal, consiguieron que la comisión no inicie sus trabajos con la presentación de un recurso que tendrá que ser examinado mañana por una comisión del Senado.

El oficialismo espera que la decisión sobre el recurso sea positiva, tanto por la presión política gubernamental como por la mayoría que tiene en el Senado.

Y por segunda vez en menos de 24 horas, Cardoso hizo hoy pública defensa de su programa de reformas estructurales, amenazado por el deterioro de sus relaciones con el Congreso.

``Si no hacemos la reforma previsional, administrativa y tributaria, ese impulso que le estamos dando a Brasil se interrumpirá'', porque estas son ``una precondición para la estabilidad de la moneda'', afirmó