Ella hubiera escrito a propósito del día de su muerte ocurrida el pasado lunes 3 de marzo: ``Il fait encore froid..." (todavía hace frío) como escribió 24 años antes cuando estaba a punto de iniciar el rodaje de Nathalie Granger (Lucía Bosé, Jeanne Moreau, Gerard Depardieu) la cuarta cinta de su filmografía, que incluye entre otras doce, La música (año 66, Delphine Seyrig, la primera) India Song (año 75, apreciada y comentada en México, la sexta) Les Enfants (año 85, su última película en cuyo contexto un niño se niega a asistir a la escuela porque le enseñan lo que no conoce; evidentemente, este filme jamás fue proyectado en nuestras salas).
Pero retornemos al pasado, a 1972, porque aquella vez recibió en su residencia de París, donde apenas ayer exhaló el "último aliento'', a Gerard Depardieu, quien encarnaría al viajante de comercio, protagonista principal de Nathalie Granger. ``C'est bow, vous me faites peur'' (Sea bueno, usted me da miedo) le dijo, luego de que se hubieron acomodado frente a una mesa para conversar sobre el personaje que debería interpretar, el todavía desconocido actor.
En aquella ocasión la fundadora del Nouveau roman, quien doce años más tarde recibiría el codiciado ``Premio Goncourt'' por su novela de inspiración autobiográfica titulada El amante, habló intensa y largamente, según las crónicas de la época, que ahora recoge Stephane Bouquet en Cahiers du cinéma No. special 100 journées sobre ``la classe de la violence'', es decir, acerca de las sociedad de parias que desborda las megalópolis de nuestro tiempo.
Grupo social que admiraba la desaparecida novelista, dramaturga y cineasta, porque acorde a lo que le comentó a Gérard, son personas que poseen un conocimiento ``intime, charnelle, du désespoire fou'' (íntimo, carnal, locamente desesperanzado) de la sociedad que los acosa y maltrata. Porque son personas que finalmente arribarán, a través de esa prolongada soledad plena de innombrables sufrimientos a un conocimiento auténtico del mundo. A partir de aquella reflexión sobre la imposibilidad de la solidaridad humana, ella escribirá y dirigirá varios filmes capaces de recoger y extender esa preocupación axial.
Detruire, Dit-Elle, año 69, de indudables pulsiones depresivas, es uno de ellos; otro, del cual ya hemos hecho referencia es Nathalie Granger, que recrea la violencia en estado latente en el seno de una familia burguesa; otro más, L'Homme Atlantique, año 81, con Yann Andrea y la voz de la cineasta, que la crítica consideró el anti-cine absoluto y Le camion, año 77, que relata los incidentes que le ocurren a un camión azul que fatiga durante una noche las calles de una ciudad insólita, poblada de imprevisos inmigrantes incapaces de descifrar las repetidas apariciones de una silueta femenina circundada de fantasmas. Película que provocó risas (o rugidos?) a sus detractores, mismos que tiempo después se retractaron ante la avasalladora opinión de los entendidos que la consideraron ``uns des beaux films qui furent jamais tournés'' (uno de los más bellos filmes jamás rodados).
Pero más allá de aquellas personalísimas creaciones (``scenario y mise en scéne'') Marguerite redactó cuatro importantes guiones. Hiroshima mon amour, año 58/59 para Alain Resnais; Une aussi longue absence (Una larga ausencia) año 60 para Henri Colpi que obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes; Nuit noire a Calcutta (Noche negra en Calcuta) año 64 para Marin Karwits; La voleuse (La ladrona) año 66 para Jean Chapot.
Acerquémonos a Hiroshima..., la famosísima cinta de Resnais, considerada no sólo como la obra cumbre de la ``Nouvelle Vague'' (Nueva ola) sino también como uno de los éxitos mayores en el extranjero de la cinematografía gala. Pero a qué se debe esta conmoción estética y comercial? Qué nos cuenta la famosa cinta? La anécdota entreteje las vicisitudes de una francesa (Emmanuelle Riva) que arriba a Hiroshima a rodar una película a propósito del cataclismo atómico y se enamora de un arquitecto japonés (Eiji Okada). Relación que la retrotrae mentalmente a una lejana pasión que sostuvo tiempo atrás con un joven soldado alemán en Nevers. Porque quién que vio aquel memorable filme podrá jamás olvidar aquella obsesiva frase que le otorga sentido? ``No, tu n'as rien vu a Hiroshima'' (No, tú no has visto nada en Hiroshima).Y para concluir quién que vio Hiroshima..., Una larga ausencia, Le camion, Moderato Cantabile, año 64, adaptación de una de sus novelas a cargo de Peter Brook, El amante, año 94, otra obra suya transvasada al celuloide esta vez por Jean Jacques Annaud, podrá olvidar a la cineasta, dramaturga, narradora, recientemente fallecida? Nadie, nadie jamás.