Ricardo Alemán Alemán
Itinerario político

Cartas marcadas, en la reforma política
El objetivo, el resultado de 1997 y del año 2000

Una a una, el gobierno de Ernesto Zedillo ha comenzado a mostrar sus cartas para la reforma política del Estado. Primero, ante los banqueros reunidos en Cancún, propuso que el Tribunal Federal Electoral (Trife) pase a depender del Poder Judicial. Luego, en el 190 aniversario del natalicio de Benito Juárez, sorprendió con el ofrecimiento de incorporar el referéndum en la Constitución, para modificar la propia Carta Magna, en ``decisiones políticas fundamentales''.

Previsiblemente vendrán nuevos anuncios de lo que será la oferta gubernamental global respecto a la reforma política que, ahora se sabe, es una urgencia para el presidente Ernesto Zedillo.

Parece, por el discurso pronunciado ayer por Emilio Chuayffet Chemor, que los estrategas gubernamentales se decidieron finalmente por el camino de una reforma de consenso.

En el acto conmemorativo del natalicio de Benito Juárez, el secretario de Gobernación dijo que el presidente Ernesto Zedillo ``quiere reconciliación, esperanza y futuro''. Llamó, en pocas palabras, a terminar con las disputas entre las principales fuerzas políticas, a las que, por cierto, contribuyó el propio Ejecutivo.

Llama la atención que en las dos cartas mostradas: incorporar al Poder Judicial el Trife y una modalidad de referéndum a la Constitución, han sido dos demandas que por mucho tiempo han reclamado las principales fuerzas políticas de oposición y que de manera reiterada habían sido rechazadas por el PRI y los gobiernos emanados de ese instituto político.Por su trascendencia, destaca el segundo de los ofrecimientos, el de elevar a rango constitucional el referéndum para reformar la propia Carta Magna. De suyo, parece una propuesta positiva, de un alto valor político, sobre todo si se recuerda que otras modalidades de consulta ciudadana han mostrado no sólo una importante aceptación entre la población como las realizadas por Alianza Cívica en los casos de la censura a Carlos Salinas y del futuro militar del EZLN sino una utilidad política incomparable.Sin embargo, la ambigedad con la que fue presentada la oferta de referéndum por el secretario de Gobernación, quien ha presumido de impecable redacción, deja abierta la puerta a múltiples interpretaciones y hasta a la especulación.

Dijo Emilio Chuayffet: ``El gobierno de la República estudia la posibilidad de que la Constitución enumere una serie de decisiones políticas fundamentales que no podrán cambiarse ni siquiera por el Poder Constituyente Permanente, sino a través del refrendo del pueblo''.

Primero, el ofrecimiento es sólo una posibilidad que se ``estudia''. Esto es, que podría ser considerado como la zanahoria para que los partidos políticos, especialmente el PAN, se sienten a la mesa del diálogo para la reforma político electoral. Si no hay esa respuesta, simplemente podría ser retirada de la mesa, lo que muestra que más que una necesidad, el referéndum pareciera una carta para negociar.

Segundo, no se dan más pistas sobre las decisiones políticas fundamentales que se enumerarán en la Constitución y que tendrían que ser modificadas sólo mediante la consulta popular. Este apartado es quizá la parte medular del ofrecimiento presidencial, pues conlleva una importante carga política que implica al pasado reciente y al futuro inmediato.

Esto es, que de incorporarse el referéndum como lo ofreció Chuayffet, existe el riesgo de que difícilmente sean reversibles no sólo las reformas constitucionales del salinismo, sobre todo en materia económica, sino las que ya realizó el actual gobierno. Aquí debe recordarse la histórica declaración del entonces llamado Angel de la dependencia, José Angel Gurría, hoy secretario de Relaciones Exteriores, quien ante empresarios de todo el mundo dijo que el proyecto salinista era un proyecto generacional, de por lo menos 20 años.

Pero en realidad, el verdadero mensaje parece tener una dedicatoria a los procesos electorales de 1977 y del año 2000. Si se recuerda, en esas dos elecciones existe una alta posibilidad de que el Partido Acción Nacional obtenga el triunfo, en la mayoría de la Cámara de Diputados y en la Presidencia de la República.

De cumplirse uno o los dos escenarios señalados, el panismo estaría imposibilitado, pese a tener la mayoría en el Congreso o de contar con el Ejecutivo, de modificar la Constitución en aspectos políticos fundamentales. Estos cambios tendrían que realizarse sólo mediante la consulta popular o referéndum. Más bien parece que los estrategas gubernamentales están usando cartas marcadas en la reforma político electoral.