Estupor patronal: ``tenemos que dar algo a los trabajadores'': Ortiz
Raúl Llanos Samaniego No fue una petición, pareció más bien una orden. Los hombres que dirigen los organismos cúpula del sector empresarial se defendieron: ``Pero Guillermo, eso no estaba contemplado en la Alianza''. Seco, con cara de ``no hay de otra'', según lo describieron después sus interlocutores, el secretario de Hacienda cortó finalmente cualquier tipo de argumentación: ``Los obreros quieren cuatro por ciento adicional a los mínimos. Dejémoslo en dos''. Fue su frase final.
Los líderes de la iniciativa privada tuvieron que aceptar. Terminaba así una discusión de más de tres horas en uno de los salones de la casona de Arturo número 2, que sirvió alguna vez de cuartel de campaña a Miguel de la Madrid y a Carlos Salinas de Gortari.
La reunión les dejó un amargo sabor de boca, tanto que cuando terminó la misma, el gesto se les había descompuesto, salieron apresuradamente y se negaban a ofrecer mayores detalles de lo ocurrido.
Sin embargo, algunos comentaron cómo las frases de los secretarios de Hacienda y del Trabajo, los fueron sumiendo en sus asientos: ``Se superaron las expectativas oficiales de inflación en enero y febrero, por eso tenemos que dar algo a los trabajadores...''.
Poco a poco, Héctor Larios, Carlos Abascal, Carlos Gutiérrez, Víctor Manuel Díaz Romero, Claudio X. González y José Santos Asseo, se fueron quedando sin defensa. El gesto y las palabras del secretario de Hacienda les anunciaban que, dijeran lo que dijeran, la decisión estaba ya tomada: habría aumento adicional.
Ortiz proseguía: ``Por esa desviación que tuvimos los primeros dos meses en la inflación, es indispensable compensar el mínimo...''.
Por ahí, alguien trató de replicar: ``Pero no lo tenemos previsto, se acordó que el aumento sería del 10 por ciento en abril, y no del 12...''.
El secretario ya no tenía tiempo para escuchar más. Después de más de tres horas de intercambiar impresiones, estaba muy clara la posición de las dos partes: el gobierno les concedía el incremento al precio de la tortilla, junto con la desgravación de los salarios mínimos, y recursos por 450 millones de pesos al Fonacot, y los empresarios darían el aumento adicional.
Tras el acuerdo, Guillermo Ortiz y Javier Bonilla abandonaron por un momento el salón donde se negoció con los empresarios y fueron a comunicar el acuerdo final a Rafael Rivapalacio Pontones, dirigente del Congreso del Trabajo, quien se encontraba en un salón contiguo.
Ahí establecieron comunicación con los máximos dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del mismo CT, para informarles del acuerdo. De ellos, ambos secretarios de Estado obtuvieron su aprobación, por lo que volvieron con la cúpula del sector privado.
``Señores, eso es todo. Los líderes obreros han aceptado la oferta... Vayamos a la Secretaría del Trabajo a dar a conocer el incremento'', indicaron los funcionarios. La contraparte sólo atinó a abandonar rápidamente el lugar sin mayores comentarios.
El primero en salir, aun antes de poner punto final a la reunión, fue Víctor Manuel Díaz Romero, de la Concamin: ``Perdónenme, tengo que preparar cuestiones relacionadas con mi asamblea. Ahí después Héctor (Larios) les informará de lo que se habló'', dijo al ser entrevistado y en su intento por evadir a la prensa perdió momentáneamente la ubicación de su automóvil.
Claudio X. González, no detuvo el paso. ``En la Secretaría del Trabajo se les informará todo''. Tras él, Héctor Larios, Carlos Gutiérrez, José Santos Asseo y Carlos Abascal.
--¿Habrá incremento a los salarios? --se le preguntó al líder del CCE
--Sí, sí, pero es mejor que vayan a la Secretaría del Trabajo para que vean que estamos haciendo un esfuerzo para la reactivación y para resarcir el poder adquisitivo de los trabajadores.
Carlos Abascal, de la Coparmex: ``Hay que ser congruentes con lo que se acuerda. Ahora no les puedo decir nada, será Héctor Larios quien les informe esto a detalle''.
Y sin más comentarios, los líderes de la Canacintra, Coparmex, Concamin y de la Canaco subieron al automóvil de Héctor Larios y se fueron del lugar.
El último en salir fue Guillermo Ortiz. No hubo ningún comentario. Se puso al volante de su camioneta y se enfiló al Ajusco. Allá, junto con Bonilla y el titular de la Secofi, Herminio Blanco, harían público el acuerdo.