Participé, en calidad de invitado del EZLN, en la segunda fase del Diálogo de San Andrés, donde se ha tratado sobre democracia y justicia.
Fue un diálogo singular, pues el diálogo se hizo monólogo, ya que sólo se escucharon las voces de los asesores e invitados del Ejército Zapatista.
No hubo invitados ni asesores del gobierno que asistieran a este diálogo de uno y los representantes directos del gobierno, más allá de interrumpir para cuestiones reglamentarias y estar permanentemente con caras de enojo, pues sordos no son, tampoco presentaron ponencias, pero eso no quiere decir que en este diálogo tan especial no hubiera habido propuesta gubernamental.
Sí la hubo y muy importante: con su ausencia y su silencio en el Diálogo de San Andrés, el gobierno está diciendo no sólo al EZLN, con el que negocia la paz, sino a México y a todo aquel que pudiera oirlo en el mundo, sobre todo a quienes mandan hoy al norte del Río Bravo, que va por más de lo mismo.
Ni democracia, ni justicia, ni defensa y rescate de la soberanía, ni participación social nos dice el gobierno en el Diálogo de Sán Andrés.
No habrá tampoco reforma electoral, nos dijo en definitiva hace unos días en la mesa de Barcelona, donde la actitud del gobierno fue la misma: ninguna propuesta en la mesa, el silencio para decir que las cosas seguirán igual.
Ante los diálogos con una de las partes silenciada ante la oferta implícita en la ausencia, preguntémonos: hasta cuándo vamos a soportar más de lo mismo?San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
22 de marzo de 1996,