La Jornada 24 de marzo de 1996

``Devaluaremos'', dijo Serra, y la IP cambió su dinero: Sánchez Navarro

Raúl Llanos Samaniego Haber negociado con los empresarios mexicanos la devaluación de la moneda, sin haber tomado en cuenta a los inversionistas extranjeros, con la intención de hacer repuntar el desarrollo del país, fue un error imperdonable, asevera Juan Sánchez Navarro, ideólogo del sector privado, quien da su versión acerca de aquella decisión, en diciembre de 1994, que dio paso al "año más sombrío y aciago de México durante sus últimos sesenta años".

Cita cómo, en una reunión secreta, Jaime Serra Puche, entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, llamó a los líderes empresariales y obreros para decirles: "señores, tenemos que devaluar", lo que ocasionó que de inmediato los empresarios cambiaran su dinero.

Se negoció, dijo, una cosa que no es negociable. "Negociar una devaluación, dar conocimiento de ello a los sectores afectados de esa situación, fue un error imperdonable", puntualizó.

Al hablar ante empresarios del país, el banquero y directivo del Grupo Modelo expresó que "lo más grave es que el titular de Hacienda (Jaime Serra) ignoró a los acreedores internacionales, no los tomó en cuenta.

"Negociaba en el pacto y era un estira y afloja, que si 15 pesos por dólar, que si 20. Y los acreedores, los dueños del dinero, no sabían nada. No pensó el secretario que debía acordar también con ellos", agregó.

Durante su exposición, Juan Sánchez Navarro Peón remarcó que, una vez determinado el nivel de la devaluación, Serra Puche se fue a Nueva York, pero "allá lo recibieron con silbidos, y lo primero que hicieron fue reclamarle el hecho de no haberlos tomado en cuenta, ya que así hubiéramos podido negociar una moratoria o una disminución razonable...Y ahí empezó la catástrofe financiera de México".

El ideólogo del sector privado expresó, que a los cuatro o cinco días de anunciarse la devaluación, "fue tal el clamor internacional y nacional por los errores cometidos, que el presidente (Ernesto Zedillo Ponce de León) se vio obligado a cambiar a Serra Puche".

Pero a ello, dijo, se sumó el relevo del secretario de Gobernación "un joven muy inteligente, muy capaz, extraordinariamente honorable, pero que no conocía nada de política" y el de Educación, los tres ejes fundamentales de nuestra vida nacional, pero que tuvieron que ser sustituidos como producto de "designaciones evidentemente equivocadas''.

A este periodo, indicó, sobrevino la crisis de liquidez, de recursos, de financiamiento, así como una tremenda desconfianza entre la comunidad empresarial internacional, y así el país iba hacia un abismo cada vez más profundo.

El empresario agregó que el punto principal de estos hechos es que se perdió la confianza, y esto sigue dominando la vida nacional en estos momentos, porque no se ha restablecido, no se ha restaurado.

Explicó que a la crisis política se sumó la crisis económica y, a pesar de los esquemas de apoyo adoptados, ha sido difícil superar esta etapa.

Sin embargo, sostuvo el empresario, es importante subrayar que las consecuencias económicas que enfrentamos no han sido por errores del modelo económico, sino que fue un error de las personas que operaron los cambios.

Destacó que, a pesar de que hay voces que piden un cambio de la actual política económica, eso sería otro error, porque hoy el único camino que tiene México para lograr su desarrollo es el mercado libre con responsabilidad social.