La Jornada Semanal, 24 de marzo de 1996


Entrevistas con Ang Lee y Emma Thompson

Sensatez y sentimientos en Berlín

Leonardo García Tsao

Leonardo García Tsao es un puntual visitante del Festival de Cine de Berlín. Quien crea que la labor de crítico de cine es sencilla, tiene que conocer las heladas aceras berlinesas. Hace unos años, García Tsao derrapó mientras perseguía una exclusiva y sufrió fracturas múltiples. Por suerte, en 1996 el autor de Cómo acercarse al cine salió ileso del festival en el frío y regresó con estas singulares entrevistas a Emma Thompson, candidata al Óscar que se entrega mañana, y Ang Lee, el director de la multinominada Sensatez y sentimientos, que sin embargo quedó excluido de las ternas. Acaso la Academia de Hollywood cree que una gran película puede dirigirse a sí misma? Pasemos a lo que piensan los protagonistas antes de que se abran los sobres de la gloria y se enciendan las hogueras de las vanidades.



Entrevistados durante el pasado festival de Berlín, donde Sensatez y sentimientos sería a la postre premiada con el Oso de Oro, el director Ang Lee y la actriz y guionista Emma Thompson revelaron, en sesiones separadas, la contrastante personalidad que resultó en una colaboración afortunada. Lee es un hombre modesto que se expresa en forma muy pausada, quizá porque debe traducir sus pensamientos al inglés, idioma que habla con un marcado acento; la mayoría de sus frases son puntuadas por descargas de una risa nerviosa, muy característica de las personas tímidas.En cambio, Thompson, como actriz que es, da la impresión de estar siempre en una interpretación; su papel en el mundo es el de la locochona simpática, y le sale bien. Es muy probable que todas sus respuestas las tenga más trabajadas que sus diálogos, pero las pronuncia como si las pensara por primera vez en su vida.

Lo único que me interesa es hacer películas: Ang Lee

En el caso de Sensatez y sentimientos,su posición de extranjero le ayudó a ver las costumbres inglesas de un modo diferente?

Después de leer el guión y el libro me sentí muy familiarizado con el tema. Habiendo crecido en Taiwán, bajo la costumbre china, me sentí muy identificado con ese periodo inglés, porque seguimos atados a una sociedad feudal que aún está en transición. Entonces, cosas como las formas sociales de represión me resultaron muy familiares. Pero todo es una cuestión de sentimientos; el tema me pegó de una forma visceral, me conmovió, lloré y tuve la ilusión de que podía hacer la película. Le agradezco mucho al reparto y al equipo inglés que me permitió hacer las cosas a mi gusto, y darme la oportunidad de ponerme al tanto. En mis tres películas anteriores, yo había escrito el guión con dos años de anticipación y sabía más de los proyectos que todos los demás. En este caso me sentía con treinta años de retraso, que no es la posición favorita de un director. Y como extranjero tuve más modestia, no pretendía saberlo todo. Tuve que hacer mi ego a un lado. Ese arranque fresco me ayudó mucho y también a los actores, porque investigábamos mucho. Ahora, nadie ha visto la Inglaterra del siglo XIX, así que mi conjetura puede ser tan válida como la de cualquiera.

Qué tanto conocía la obra de Jane Austen antes del proyecto?

Nada, no conocía nada. Fui escogido porque la productora Lindsay Doran había visto mis películas y sintió que embonaban con el carácter de Jane Austen. Cuando leí el guión y sobre todo el libro, me dije: "Esto es lo que he querido hacer toda mi vida." Es decir, dramas familiares, romances, un poco de sátira social y mezclarlo todo. Ésos son mis temas.

Hay mucho contraste entre los principales personajes. Las hermanas son diferentes pues una es racional y la otra es romántica. Los hombres también...

Me gusta la atracción entre opuestos. Creo que Eleanor es una figura muy masculina que debe moverse en un mundo masculino. Emma tiene algo de masculino, con esos pómulos grandes, y le pedí que interpretara a Eleanor enfatizando lo masculino porque tenía que sustituir al padre, que lo femenino trabajara en contra. Edward, por otro lado, es un hombre muy femenino, es tímido y un poco débil. Ésa fue la química entre los dos personajes. Además, comparten la misma integridad y un sentidodel humor. Ése es el factor que los junta. Los personajes racionales tienen sentido del humor y los románticos no. Mariana es apasionada pero nunca hace chistes.

Emma Thompson menciona en su diario de filmación que al principio para usted fue un shock enfrentarse a condiciones de trabajo muy diferentes, donde los actores cuestionan en lugar de obedecer como ocurre en Taiwán. Cómo se sobrepuso a ese sentimiento?

No tuve otra opción. Era el único chino en una zona aislada de Inglaterra, rodeado por actores y técnicos ingleses. Tuve que adaptarme a una nueva forma de hacer cine. Además, la productora, que era muy maternal, me dijo que estaba trabajando con actores muy inteligentes, no con estrellas de cine de egos gigantes; ella me dio muchos ejemplos de mal comportamiento en películas hollywoodenses. Mi problema no era nada en comparación. La razón por la que los cineastas chinos tienen más poder es que la industria es mucho más pequeña y la infraestructura también. Entonces, los directores cargamos más responsabilidades sobre nuestros hombros. Además, es una sociedad donde se ordena y se obedece, no es un sistema democrático. Ese abismo cultural fue el que tuve que superar. Yo tenía la desventaja de que tenía que hablar en inglés con actores muy inteligentes, y a veces fue muy difícil, tuvimos muchas discusiones. Pero todo fue en beneficio de la película.

Pero siente que en una producción hollywoodense se tiene menos control sobre el resultado final?

Se tiene un control relativo. En Taiwán le dan a uno el dinero, poco dinero, y uno hace la película; el productor no vuelve a intervenir a menos que se tenga algún problema. En Hollywood, como sabe, la inversión es mucho más fuerte y hay muchos intereses de por medio. Se puede obtener lo que uno quiere pero se pierde un cierto matiz de toque personal en el proceso de trabajo y negociación. Por cierto, Sensatez y sentimientos no estuvo pensada como una película comercial sino como un producto para espectadores más especializados. No es una película que va a ganar millones con un público adolescente. Así que tuvieron que mostrarle algún respeto y buena voluntad al cineasta para que funcionara. No hubo un control industrial. Por eso, tuve que insistir en Kate Winslet para el papel de Marianne, o en Greg Wise para el de Willoughby; nadie los conocía y tuve que pelear hasta conseguirlos. En el proceso de edición también pedí que nadie me molestara. Me molestaron una y otra vez, querían ver los cortes y opinaban desde el punto de vista del público o del mercado. Pero si yo insistía, lograba mi cometido. Por suerte, tuve a otro director, Sydney Pollack, como productor ejecutivo, y él apadrinó la película.

Se ha reportado el traslado a Hollywood de cineastas asiáticos como John Woo y Jackie Chan. Piensa usted mudarse también en forma permanente?

No me gustaría vivir en Hollywood sino utilizar sus recursos, siempre muy atento a no gastar mucho dinero. No quiero ser responsable de un gran fracaso. Pero estoy arraigado en la cultura china. Quisiera hacer más películas chinas, aunque se está volviendo más difícil. Pero siempre quiero volver. Lo bello de hacer películas chinas es que no hay límites, no hay reglas, nadie te molesta, el estilo es libre. Me gustaría hacer en el futuro una película en China,una saga de guerreros samurai digo de samurai porque no quiero decir de kung-fu. Algo de acción para cambiar de los romances y los dramas familiares.

Otra vez en el diario de Emma Thompson, se menciona que después de Comer, beber y amar y Sensatez y sentimientos, ya estaba usted harto de las historias de mujeres.

Eso le dije a Emma cuando hicimos la escena donde todas las mujeres lloran en sus cuartos. Después de un par de tomas, le dije: "La próxima vez quiero hacer Los doce del patíbulo: hombres sudorosos, tirando balazos..." (Risas).

Su siguiente proyecto ya lo ha iniciado en Estados Unidos.

Sí, es en parte de producción hollywoodense y en parte independiente. Se llama Eyestorm y es de bajo presupuesto.Pero es un proyecto más caro que Sensatez y sentimientos, porque la gente me cobra caro, ya no me dejan ser barato. Es algo más riesgoso en contenido, tiene más filo y un lado oscuro. No tiene un final feliz. Tengo otras ofertas, pero cuando uno lee las primeras páginas de un guión ya se adivina todo el resto. No son emocionantes, no me interesan.

Ha llamado mucho la atención en todo el mundo la producción de cine en China, Hong Kong y Taiwán. Cuál cree que sea la principal fuerza del cine chino?

Creo que su frescura. Nos criamos con melodramas que imitaban el modelo hollywoodense; luego tuvimos las cintas de kung-fu, que era otra forma de hacer películas de acción. Con el tiempo, los cineastas jóvenes se rebelaron contra esa tradición y empezaron a hacer cine de arte y a darse a conocer en festivales internacionales. Nunca se había visto China con ojos artísticos, con un enfoque sobre sus problemas sociales. No somos aún los cineastas más sofisticados, pero es el principio de un cine fresco, hecho con energía. Espero que no sea una moda pasajera. En unos años surgirá algo igual de las cinematografías de Vietnam o México, que sé yo. Ésa es la naturaleza del mundo fílmico.

Perdón, pero esta pregunta es inevitable. Sensatez y sentimientos obtuvo candidaturas al Óscar en las principales categorías pero usted fue ignorado. Cree que haya influido en ello el hecho de ser extranjero?

No me importa saber qué sucedió. Me incomodan las competencias y el lado glamoroso de la industria. Lo que más me interesa es hacer películas. Para eso vivo. Antes, veía la entrega de los Óscares por televisión y me parecía la gran cosa. Pero después de haber asistido a un par de ellas, se ha vuelto muy incómodo. Es una especie de alivio no tener que preocuparme por eso mientras preparo mi siguiente proyecto. Curiosamente, la gente que me rodea sí está molesta y me llama continuamente por teléfono para expresarme su enojo. Después que se anunciaron las nominaciones, Lindsay me llamó perturbada, pero yo no sentía nada. La comunidad china sí lo tomó como un rechazo a un cineasta oriental, porque obviamente la película gusta a la gente y de alguna forma la Academia no me asocia con el resultado. Eso sí es una carga sobre mis espaldas: el representar a una comunidad. Pero así es la vida. En un par de meses la gente se habrá olvidado de todo.

Vivimos tiempos de represión: Emma Thompson

El escribir su primer guión paracine, ha influido algo en su actuación y viceversa?

No lo sé. Creo que fue una experiencia liberadora. Uno no aprende a actuar sino que mejora en tanto que envejece y aprende más sobre la vida. Pero creo que para un actor es un equilibrio maravilloso tener algo más qué hacer, algo que sea intelectualmente demandante y al mismo tiempo privado; escribir no es una actividad para presumir. Tengo que sentarme por mi cuenta. Y ese equilibrio entre lo público y lo privado, entre el uso de la mente y del cuerpo, es muy interesante. En los cinco años en que escribí el guión hice siete películas. Fue muy revelador volver al guión después de un rodaje, porque era como si mi cerebro se hubiera limpiado; entonces podía leerlo y encontrarle sus fallas. Si hubiera trabajado, digamos, sólo un año, y hubiera pasado de un tratamiento a otro, no creo que el guión fuera tan bueno. El tiempo y los trabajos intermedios sí ayudaron bastante.

Qué sintió al pronunciar sus propios diálogos?

Estaba tan familiarizada con ellos que no tuve que aprenderlos. Y estaba tan involucrada con cada elemento de la producción, había invertido tanto en la producción, que me volví más bien una observadora y no un objeto de observación. Eso lo captó la cámara. De alguna forma, fue fácil interpretar a Eleanor, porque no estaba pensando en su caracterización sino en los demás, que es precisamente lo que ella hace.

Estuvo tentada a fungir como una segunda directora?

No, lo estupendo de trabajar con Ang Lee fue que me permitió mucha libertad con el lenguaje. Me dijo: "Eso es tuyo, tú te responsabilizas de eso, tú sabes si un actor lo hace bien o no." Entonces confió en mí y me delegó esa parte del trabajo, porque además le permitía concentrarse en lo visual. Fue una combinación maravillosa, porque yo hablo demasiado y Ang no habla para nada; poco a poco, a lo largo del rodaje, yo hablaba menos y Ang hablaba más. Había ese extraño equilibrio del ying y el yang en este choque entre el Este y el Oeste. Ésa fue una de las cosas más satisfactorias y absorbentes del proyecto. Porque si hubiéramos tenido un director británico estoy segura que la película hubiera sido demasiado localista, porque hubiéramos supuesto demasiado acerca del conocimiento del público sobre ese periodo y esas costumbres. En cambio, tuvimos a alguien del otro lado del mundo, que vino con un ojo ajeno algo muy importante y aún así entendió el equilibrio entre el romance y la sátira, entre la emoción y el intelecto, que era la intención de Austen. Fue un matrimonio de lo más extraordinario, y estoy segura que es debido a Ang que la película se ha salido de sus raíces para volverse accesible.

Ang Lee ha dicho que en un principio le desconcertó que los actores propusieran cosas, en lugar de obedecer sus indicaciones.

Sí, porque nosotros nos comportamos de la manera que es aceptable en el cine occidental y él venía de un sistema diferente. En Taiwán, el director es un Emperador, es Dios. Todo mundo hace lo que se le ordena. Un día, Ang nos dijo que en Taiwán siempre hay alguien preocupado de que el director tenga una silla, un cenicero, un encendedor... Nosotros lo miramos y nos carcajeamos. Ang fue muy valiente. Lo importante es que aprendimos. Los actores aprendimos a callarnos la boca, y él aprendió que cuando queríamos aportar algo no siempre estábamos equivocados. Eso fue creciendo conforme la filmación progresaba. Una de las razones por las que la película funciona es que fue un proceso de aprendizaje para todos.

Cuál fue su interés personal en Jane Austen?

Yo la leí desde que era muy joven. Por supuesto, la estudié en la universidad y siempre me encantó su escritura. Lo interesante es que conforme pasa el tiempo uno aprecia más a Jane Austen. Es, supongo, la definición de un gran escritor:que cuando uno envejece se le disfruta más. No importa qué tan viejo y sabio se vuelva, uno no se cansa de Jane Austen. Sus libros no dejan de responder preguntas, iluminar nuevas cuestiones y contar nuevos chistes. Es muy extraño, porque es como si se leyera un libro diferente, y es porque uno se ha vuelto diferente. Entonces, mi amor por ella se remonta a muchos años atrás. Mi fascinación es por su realismo porque, a diferencia de otros escritores del siglo XIX que es mi periodo favorito, adoro la fuerza de su lenguaje, su peso, la forma en que sus frases exigen algo del lector. Incluso gente como George Eliot y Charlotte Brontë fueron más intelectuales que Austen. Brontë escribía sobre el disfraz y escribía disfrazada. Eliot era un genio, una mujer brillante, pero tenía un problema autoral porque controlaba a sus heroínas; ella inventa personajes y nos dice "esta heroína va a hacer algo fantástico en un momento... Pero no! No lo va a hacer, porque no quiero que lo haga y yo soy la chingada autora, así que al carajo". Austen, en cambio, es como sus cartas: escribe sobre el mundo según lo está viendo, sólo está representando a la gente. Así que no importa que sus textos sean de hace doscientos años, se reconoce a cada persona. No hay un solo personaje suyo que no viva hoy día. Es la verdad.

Además, sus temas siguen vigentes.

Sí, porque las características humanas siguen siendo las mismas. El comportamiento británico ha cambiado, la sociedad no es en ese sentido igual, pero los conceptos de amor, de cómo amar a las personas, de honor, decencia, avaricia, vanidad y egoísmo siguen ahí. Austen sólo representó a una clase social, la suya propia, y no a la sociedad en general; pero esa especificidad es la que la hace tan universal. Y dentro de ese registro abarca a todo tipo de personas. Austen escribió de la vida sin hacer comentarios. Por eso creo que ahora se ha puesto de moda en el cine.

Pero los personajes femeninos, el de Eleanor en particular, son bastante más reprimidos que las mujeres actuales.

No estoy de acuerdo. Eleanor me recuerda a muchas personas que conozco. Usted cree que en la Inglaterra del siglo XX todos nos la pasamos expresando nuestros sentimientos? Yo no lo creo! En general, tenemos la idea errónea de que en el siglo XX todos sabemos dónde estamos y todos somos libres... Mamadas. De hecho, creo que es peor ahora. La pasión sigue siendo inaceptable hoy día. Las pasiones y los apetitos. Ya ni se nos permite comer lo que queremos, por Dios. Usted habla de represión, pero hay pensamientos opresivos que se han metido a nuestro cerebro: "No, no puedes ponerte gorda", "no puedes tener muslos gordos, aunque sea lo normal". En Estados Unidos eso ha llegado a ser obsceno, hemos llegado al punto en que las mujeres se mutilan a sí mismas como algo rutinario. A los quince años transforman sus narices en rampas de esquí, no se atreven a comer nada y luego pagan una cantidad para que les abran los pechos y les metan algo para aumentar su tamaño. Es una conducta demencial.

El cine mismo ha ayudado a conformar ese ideal del físico femenino.

Sí, es verdad. Pero en Carrington hice escenas de desnudos donde mostré un cuerpo femenino normal y estoy orgullosa de ello, porque la prensa inglesa se puso a decir "Cómo se atreve a mostrar ese cuerpo!" Mi cuerpo es perfectamente normal pero no ha sido moldeado; no es la perfecta máquina asesina que han sido la mayoría de los cuerpos femeninos cuando son representados en el cine.

Está interesada en seguir escribiendo guiones?

No tengo idea. Mi siguiente proyecto es dejar de trabajar. No puedo imaginar nada más útil que parar de golpe. Me siento afortunada de no estar trabajando por el momento, para poder disfrutar el estreno de la película y ver cómo reacciona la gente. Claro, el día de los Óscares me pondré enferma. Pero no se le puede dar demasiada importancia. El hecho de que Ang no haya sido tomado en cuenta... yo preferiría sacrificar mis dos candidaturas con tal de que él estuviera nominado; si no fuera por Ang la película no sería lo que es. Eso nos entristeció porque queríamos ir con él, pasarla bien y celebrar. Sin embargo, uno debe estar agradecida. Es como una lotería donde no se sabe lo que va a pasar. Lo que nunca se debe creer es que una es mejor que los demás.



Ang Lee nació en Taiwán en 1954. Tras realizar estudios de arte dramático y cine en su país y en Estados Unidos, debutó como director en 1991, con la película Pushing Hands. Sus siguientes realizaciones, El banquete de bodas (1993) y Comer, beber, amar (1994), fueron candidatas al Óscar a la mejor película en lengua extranjera.



Emma Thompson nació en Inglaterra en 1959. Estudió literatura inglesa en la Universidad de Cambridge. Actuó bajo la dirección de su ex marido, Kenneth Branagh, en Enrique V, Volver a morir, Peter's Friend y Tanto para nada. Obtuvo un Óscar por su actuación en El final del juego (1992), de James Ivory. Sensatez y sentimientos es su primer guión cinematográfico.