Con motivo de la invitación recibida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para formar parte del ``Cuerpo de Asesores por la Paz, con Justicia y Dignidad'', presenté ante la mesa II, encargada del tema Democracia y Justicia, una ponencia que toca temas que en estos días se hallan en boca de muchos interesados en los avances democráticos de México, de un sistema de democracia indirecta o representativa, a un sistema de democracia directa o participativa.
En San Cristobal, propuse como requisito indispensable para dar el paso de una forma a la otra, la reforma del artículo 40 constitucional, que tal como está hoy día vigente, describe a nuestra nación, como una ``república representativa''.
Como aspiramos a pasar de la democracia representativa a la directa, la reforma es necesaria y la redacción que propuse es la siguiente:``Artículo 40.- Es voluntad del pueblo mexicano, constituirse en una república democrática, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, pero unidos en una federación que los abarca a todos.
``El sistema democrático que adopta el pueblo como forma de gobierno, será: representativo para la integración de los Poderes de la Unión y directo, bajo las formas de plebiscito, referéndum, iniciativa popular, acción popular y revocación del mandato, en los términos de esta Constitución''.La reforma de este artículo, que es el paso inicial para nuestro avance democrático, requerirá de una revisión de otros preceptos constitucionales, entre ellos, el 41, que por ahora aún dispone que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión y que deberá establecer, que también se ejercerá la soberanía en forma directa, en los términos que se establezcan.
Respecto de la propuesta insinuada desde la Secretaría de Gobernación, se ha dicho que podría ya instrumentarse para modificaciones de decisiones políticas fundamentales; en ese caso, el artículo a modificar tendría que ser el 136, del que hay por ahí, en los archivos de la Cámara de Diputados, algún proyecto al respecto.
Pero en la ponencia en los Altos de Chiapas, que comparto con los lectores de La Jornada, se recuerda también la opinión del maestro Rafael Preciado Hernández, de que la democracia directa, en nuestros tiempos, es un perfeccionamiento, un avance a partir de la democracia representativa.
No podrán funcionar bien las instituciones de democracia directa en un sistema en el que las elecciones sean falsificadas y los resultados se aderecen al gusto de los ``concertadores'' de los partidos.
Para que el pueblo de México esté en posibilidades de ejercer su soberanía a través del plebiscito, de la acción popular o de cualquier otra institución participativa, antes o simultáneamente, deben corregirse las fallas, las imperfecciones y las trampas de los procesos electorales.