La Jornada 27 de marzo de 1996

CRESPONES EN EL ROSARIO

Luis Enrique Ramírez, enviado, El Rosario, Sin., 26 de marzo El río Baluarte está seco y el cerro del Yauco desolado. Los arcos que marcan la entrada a la tierra de Lola Beltrán lucen un enorme crespón negro bajo su nombre en hierro forjado: ``Ciudad Asilo de El Rosario''.

Prácticamente los 63 mil habitantes del lugar salen a recibir la carroza que trae los restos de su máximo orgullo y benefactora. Todos aquí tienen algo qué decir de Lola Beltrán, y todos dicen deberle algo. Enamorada de su pueblo y sus paisanos, aprovechó su cercanía con presidentes y gobernadores para traer numerosos beneficios a este Rosario que ahora teme al olvido. Aunque Lola obtuvo aquí la creación de la presea Genaro Estrada, quedó inconclusa otra, una derivadora sobre el río Baluarte.

Es recibida con dolor, pero sin llanto, en esta tierra de gente férrea. La aplauden y le arrojan flores, mientras se escucha El Sinaloense, la canción de Severiano Briseño a la que ella cambió la letra (``Por Dios qué contento vengo'', en vez de ``qué borracho vengo''), como cambió el trayecto del Caballo Blanco, de José Alfredo Jiménez: ``Pasó por Rosario'' en lugar de Escuinapa.

Esperan a Lola en su féretro la banda de guerra de la preparatoria local (Colegio de Bachilleres de Sinaloa), las escaramuzas de la Asociación de Charros y los grupos católicos con sus estandartes. Tumultos la siguen a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, a la que cada año venía Lola a cantarles.

La mínima parte de la gente logra ingresar al templo para participar de la misa de cuerpo presente, oficiada por cuatro sacerdotes. ''Qué hará El Rosario sin Lola?'', se pregunta uno de ellos al término de la eucaristía. Los rosarenses se forman en una fila que serpentea las calles del poblado, para pasar a verla bajo el imponente retablo dorado del templo, fundado en 1870. Presentes durante la misa, en un hecho insólito en la política local, estuvieron los representantes de los tres poderes del estado: el gobernador Renato Vega Alvarado, el presidente del Congreso, Víctor Gandarilla y el del Supremo Tribunal de Justicia, Jorge Romero Zazueta. También el secretario nacional del PRI, Juan S. Millán, originario de aquí, y a quien la mañana del domingo, cuando murió, le llamó Lola para posponer la inauguración del Conjunto habitacional Lola Beltrán; del Infonavit (100 casas a la entrada de El Rosario), que tiene lugar hoy para poder estar presente y cantarle, una vez más, a su pueblo. Muchos lugares aquí llevan el nombre de la cantante: calles, plazuelas, asilos.

El pueblo mazateco, presente durante el homenaje luctuoso que rindieron a la intérprete los tres poderes y los 18 alcaldes del estado, convertido el Teatro Angela Peralta en recinto oficial. José Angel Espinosa Ferrusquilla leyó la letra de su canción Rosario el de Lola: ``Dicen que ella es de Rosario/ pero es tan grande la aureola/ que Lola no es de Rosario/ más bien Rosario es de Lola''. En el puerto mazatleco, parte de esta tierra brava de Lola, estalló la cólera: ``La queremos ver!''. Sus paisanos sienten el derecho. El caos imperó y los encargados del orden la policía intermunicipal no fueron sino la escala última del desorden que empezó con un considerable retraso en la llegada del cuerpo de Lola a Sinaloa. Anunciado para las 8:10 de la mañana, arribó a las 11:30. El Falcon 20 que la trajo en su ataúd; fue el cuarto que aterrizó en el aeropuerto de Mazatlán, todos facilitados por Televisa y por Mario Vázquez Raña. El primero trajo a los funcionarios entre ellos el gobernador que acudieron a verla al Distrito Federal; del segundo bajaron familiares lejanos, y del tercero los cercanos: María Elena Leal, Jesús Quintín, hijo adoptivo de Lola; su sobrino y representante Juan Manuel Beltrán, y su hermana mayor, Carmela. Vino también ahí su gran amiga Queta Jiménez La Prieta Linda. En vuelo comercial llegó Amalia Mendoza, La Tariácuri, quien confirma que el disco grabado por ella, Lola y Lucha Villa, bajo la producción de Juan Gabriel, saldrá en mayo. Se habla también de la presencia de Juan Gabriel en el puerto, pero hasta hoy no ha sido visto.

Miles en Mazatlán se quedaron sin ver por última vez a Lola la grande, que a las 3:30 fue trasladada a El Rosario, sin importar la inmensa fila formada a las afueras del Teatro Angela Peralta.

Igual que ocurrió a su llegada a Maza-tlán, a lo largo de los 66 kilómetros que hay entre el puerto y El Rosario, la gente invadió camellones y banquetas para ver pasar la carroza que la transportaba. En Otates, en Potrerillos, en Las Higueras, en el Huajote, en el Tablón, en el Tablón II y muchos más.