La Jornada 28 de marzo de 1996

Aportará el gobierno 65% de la inversión en proyectos forestales

Ricardo Alemán Alemán, enviado, San Juan Parangaricutiro, Mich., 27 de marzo Aquí los contrastes aparecen a flor de tierra, a flor de bosque. Comunidades indígenas paupérrimas que viven en medio de la riqueza forestal que beneficia a unos cuantos, y que significa apenas el uno por ciento del Producto Interno Bruto.

Y hasta aquí, ante la majestad de los bosques de la sierra purépecha y ante la mirada de cientos de campesinos pobres, Ernesto Zedillo atestiguó la puesta en marcha del Programa Forestal y de Suelo 1995-2000, que en sus partes medulares propone que el gobierno federal erogará hasta el 65 por ciento del costo de inversión, en los primeros años, de los proyectos forestales aprobados.

Mediante la Secretaría de Hacienda, el gobierno de la República otorgará estímulos fiscales ``excepcionales'' para impulsar las plantaciones forestales comerciales, para recuperar los bosques hoy devastados y con la finalidad de revertir la situación precaria en la que se encuentran los dueños los campesinos e indígenas de los bosques.El programa fue presentado por la secretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, Julia Carabias, quien hizo un ``diagnóstico crudo'' de la situación de los bosques y las tierras de todo el territorio nacional y propuso, como parte del programa, detener la depredación de los bosques y selvas, recuperar importantes zonas devastadas, ordenar la explotación e impulsar la inversión en los bosques.

Sin embargo, el presidente Ernesto Zedillo explicó en detalle las acciones más importantes que emprenderá el gobierno federal para detener la deforestación y recuperar los bosques. ``Adoptaremos medidas que no tienen precedente en la historia forestal de México. Se trata de un esfuerzo económico y fiscal que se justifica porque entraña una inversión en el patrimonio ecológico de los mexicanos de mañana''.El presidente lo explicó así: ``El mecanismo de apoyo directo a las zonas boscosas de todo el país, consistirá en que la Secretaría de Hacienda cubrirá hasta el 65 por ciento del costo de inversión de los primeros años de cada proyecto, previamente aprobado.

``Adicionalmente, la Secretaría de Hacienda establecerá otros beneficios fiscales en apoyo a las plantaciones comerciales. Para el pago del Impuesto al Activo, las empresas que inviertan en plantaciones forestales comerciales considerarán como ejercicio de inicio de actividades aquel en que por primera vez obtengan ingresos por la enajenación de los productos forestales. Ello les permitirá diferir el pago de ese gravamen por un periodo de hasta 20 años, según el tipo de plantación.

``Cuando no se reúnan todos los requisitos de comprobación fiscal, se autorizará la autofacturación de erogaciones pagadas a personas del medio rural que participen en el desarrollo de plantaciones forestales comerciales, bajo los lineamientos que establezca la propia Secretaría de Hacienda.``El impuesto aplicable a los anticipos entregados a los propietarios de tierras que participen en esquemas de asociación productiva para el desarrollo de proyectos de plantaciones forestales, podrá ser diferido tomando en cuenta el periodo de maduración de los proyectos y siempre que se garantice el interés fiscal''.

Con estos apoyos fiscales adicionales, dijo Ernesto Zedillo, ``comenzaremos a transformar eriales en zonas forestales generadoras de empleo, al tiempo que se impulsará la reactivación de algunos sectores industriales que se basan en la silvicultura''. También se mejorarán notablemente las perspectivas de la industria de la celulosa y el papel, principal responsable del déficit comercial del sector forestal.

La aplicación de apoyos fiscales, dijo el Ejecutivo, promoverá esquemas de asociación en los que participen las comunidades, al tiempo que atenderá el desarrollo de aquellas regiones que se determinen como prioritarias por sus condiciones ecológicas y sociales.

La presentación del Programa Forestal y de Suelo 1995-2000, se llevó a cabo en las instalaciones del aserradero de San Juan Parangaricutiro, como parte de la gira de trabajo que Ernesto Zedillo realizó por el estado de Michoacán. Llamó la atención que al inicio del acto había una escasa concurrencia de comuneros que habitan los bosques cercanos, pero poco a poco, siempre a pie, fueron llegando varios cientos de purépechas.

Antes de la intervención presidencial, la titular de la Semarnap, Julia Carabias, presentó las línea generales del programa forestal y el diagnóstico de los bosques y las selvas mexicanos, que todavía cubren 55 millones de hectáreas, es decir, poco más de la cuarta parte del territorio nacional.

Dijo que en la última década la cobertura arbórea cerrada desapareció a razón de 600 mil hectáreas anuales, tendencia que se mantiene actualmente. Las áreas forestales contituyen la base de la reconocida riqueza de nuestra diversidad biológica, pero las áreas protegidas naturales cubren sólo el 5 por ciento del territorio nacional.

Y como si estuviera describiendo no sólo la majestad de los bosques de esta región y el contraste del sistema de vida de quienes habitan esa riqueza natural, Julia Carabias explicó que el 80 por ciento de la superficie forestal nacional es de propiedad social, en donde habitan 10 millones de personas, de las cuales 2.5 millones son indígenas. ``Aquí se localizan también los niveles más extremos de pobreza'', explicó.

En lo relativo al aprovechamiento de los bosques y selvas naturales, existe todavía un amplio margen de maniobra, puesto que la supeficie actual bajo manejo formal apenas representa un tercio de los potenciales 20 millones de hectáreas ``que estimamos tendrían capacidad comercial. En coordinación con la Secretaría de Agricultura nos proponemos detener el avance de la frontera agropecuaria e incluso recuperar parte de las áreas perdidas para la actividad silvícola. Con la colaboración del Ejército Mexicano, se calcula sembrar mil 700 millones de árboles de especies adecuadas a las condiciones regionales''.Al concluir el acto, cientos de campesinos se volcaron en torno del presidente, para demandarle solución a problemas de agua, escuelas, invernaderos, apoyo financiero, empleo... Todo le pedían al presidente, e incluso muchos le reclamaron que firmara los documentos que le entregaron, como una muestra de que los había recibido. El frío recibimiento se transformó casi en mitin. Todos tenían algo que pedir al presidente.

La visita de Ernesto Zedillo a Michoacán inició con la inauguración de la Primera Asamblea de la Red Internacional de Organismos de Cuenca, que con la participación de medio centenar de representantes de diversos países, analiza la problemática de la escasez y contaminación del agua en el orbe.El Ejecutivo federal dijo en ese acto que el aprovechamiento racional del agua y su conservación son tareas esenciales para los pueblos y gobiernos de todo el mundo, porque cuidar ese recurso permite asegurar la continuidad de la vida en la tierra y aumentar el desarrollo de las colectividades.

Luego, Ernesto Zedillo atestiguó la firma del Convenio de Desarrollo Social, que signaron el gobierno federal y el gobernador michoacano, Víctor Manuel Tinoco Rubí. Según el convenio, el gobierno de la República destinará a Michoacán 8 mil 600 millones de pesos, que incluyen el gasto de inversión y el gasto corriente.

En el último acto, denominado Alianza para el Campo Michoacano, se programa la entrega de 400 tractores para la entidad, maquinaria que contará con un subsidio de alrededor del 30 por ciento a cargo del gobierno federal, además de la reparación de 200 tractores más, también en condiciones preferenciales.