La culminación de la primera fase de la segunda mesa del Diálogo de San Andrés entre el EZLN y Gobernación, relativa a los puntos de ``Democracia y Justicia'', plantea la necesidad de hacer un pequeño mapa, una guía roji, para ubicar el proceso.
Las cuatro grandes avenidas por las que transcurre la negociación son: la Avenida Institucional, la Avenida de la Coyuntura Política, la Avenida de los Hechos, y la Avenida de la Construcción Alternativa. La descripción de las pequeñas calles que cruzan las tres avenidas de la negociación merecen un espacio mayor al que se les puede destinar en esta colaboración.
La Avenida Institucional abarca el Diálogo en sus aspectos formales. En ella, la negociación como tal aún no comienza. Su objetivo central es ayudar a prepararla, recogiendo las opiniones de invitados y asesores de las partes, y ubicando los posibles consensos y divergencias que existen en su punto de vista. En esta fase hay varios productos: una síntesis indicativa de lo dicho, una relatoría de los puntos abordados, un informe de trabajo elaborado por la Conai y la Cocopa. Su objetivo es elaborar la materia prima para la segunda fase que, a su vez, busca identificar y discutir los compromisos y propuestas conjuntas a través de los cuales podrían resolverse los problemas planteados.
La Avenida de la Coyuntura Política comunica la negociación con los grandes problemas nacionales. Esta fase transcurrió en medio del estancamiento de la Reforma del Estado, el retiro del PAN de la Mesa de Barcelona, la disputa por la conducción de la Reforma entre la Secretaría de Gobernación y la representación priísta en el Congreso de la Unión, la propuesta del secretario Chauyffet de crear el referéndum, la presión creciente de grupos ciudadanos por terminar la reforma electoral en el marco de los acuerdos del Seminario del Castillo de Chapultepec, la intención del gobierno de Chiapas de ``autonomizarse'' del centro, el anuncio presidencial sobre el supuesto fin del conflicto agrario en Chiapas, la intensificación de la militarización en el estado, y el desalojo y represión de grupos campesinos posesionados de varios predios en Chiapas con un saldo de varios muertos y heridos.
La complejidad de la coyuntura política tuvo efectos importantes sobre la negociación. El bautizo de sangre alrededor de los desalojos y asesinatos de campesinos enturbiaron el clima del Diálogo, y evidenciaron un patrón de comportamiento siniestro; cada avance en la negociación ha costado una cuota de sangre. Ello tensó aún más las relaciones entre Gobernación y la Conai. La disputa entre las élites y el estancamiento en la Reforma del Estado propició la parálisis de la delegación gubernamental y una participación prácticamente testimonial en el evento. El enfrentamiento del PAN con el Ejecutivo y su actitud hacia el zapatismo lo llevó a hacerle el vacío a esta fase de la negociación. La militarización creciente de Chiapas puso en entredicho el mensaje gubernamental de que con acuerdos sustantivos se avanzaría en la distensión. El protagonismo creciente de una franja de organizaciones civiles para arrancar una reforma electoral, y muy probablemente, su visión de que para ello es necesario ganar el centro político diferenciándose de una fuerza como el zapatismo, los llevó a no participar en esta fase de la mesa.
Sin embargo, a pesar de todos estos factores, la Mesa de Diálogo se efectuó y obtuvo resultados muy relevantes.
La Avenida de los Hechos transcurre en tres direcciones: la de la participación alrededor del campo del EZLN; la de la actitud gubernamental, y la de algunos resultados concretos.
Por el EZLN participaron 72 invitados y 159 asesores. Varios otros no pudieron asistir por razones diversas pero enviaron ponencias. Entre ellos se encontraban destacados escritores, dirigentes sociales y cívicos, personalidades de la política nacional, abogados relevantes e integrantes de algunas de las ONGs más importantes. Invitados famosos cercanos a la esfera gubernamental declinaron participar. El gobierno federal no llevó invitados, y su delegación estuvo integrada, básicamente, por funcionarios ligados al proceso negociador. Su participación en las mesas se limitó a hacer algunas preguntas. Entre los resultados concretos se encuentra la elaboración de síntesis indicativas sobre temas sustantivos que muestran una visión novedosa de la Reforma del Estado gestada desde fuerzas sujetas a un fuerte bloqueo político. Su impacto, sin embargo, parece ser menor al obtenido en la Mesa sobre Derechos y Cultura Indígena.
La Avenida de la Construcción Alternativa está ocupada por viejos y nuevos habitantes de la izquierda nacional, acompañados por personalidades de la renovación centrista. Como sucedió con la CND, los principales asistentes a la mesa son parte de la fauna política de esta izquierda reconstruida. Sin embargo, a diferencia de entonces, en esta mesa encontraron numerosas coincidencias y un nuevo tipo de trato entre ellos. La fragmentación de ideas dio paso a la elaboración de un proyecto de transición alternativo, y la intolerancia a una nueva cultura política. La reunión pudo realizarse exitosamente a pesar de riesgos como el de la diversidad de opiniones, el protagonismo de figuras políticas y la creación de un nuevo equipo de asesoría desde el campo del EZLN.
La nueva guía roji de San Andrés en la última fase del Diálogo muestra así, un mapa de las negociaciones donde ni hay calles rectas ni señales de tránsito precisas. Señala el camino para recorrer el largo túnel que lleva hacia la democracia desde una perspectiva popular, aunque no muestra aún su final. Dibuja, a pesar de los baches gubernamentales, la viabilidad de construir salidas políticas al conflicto.