Puntos de entendimiento en la lucha contra el crimen organizado
David Aponte Los gobiernos de México y Estados Unidos acordaron ayer ``incrementar la seguridad y la integridad'' de la frontera común y proteger los límites por aire, mar y tierra de la amenaza internacional del narcotráfico. Además, determinaron preservar las instituciones gubernamentales de la corrupción asociada con el crimen organizado, y alcanzar un ``entendimiento común'' que defina las acciones para atacar el fenómeno.
El director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, afirmó que Washington no va a ``militarizar la frontera'' con México. Los estadunidenses y las autoridades mexicanas ``no tolerarían'' un acto de esta naturaleza, aseveró.
Al respecto, el procurador general de la República, Antonio Lozano Gracia, expuso que las Fuerzas Armadas de México seguirán como coadyuvantes de la autoridad civil en la erradicación de cultivos e intercepción de cargamentos de drogas. Lo han hecho con gran eficacia y seguirán en esa tarea, indicó.
Los miembros del Grupo de Contacto de Alto Nivel para el Control de Drogas sostuvieron una reunión de más de siete horas, a puerta cerrada, en la Secretaría de Relaciones Exteriores. El canciller José Angel Gurría, el procurador Antonio Lozano Gracia y el embajador de México en Washington, Jesús Silva Herzog, encabezaron la delegación mexicana. La representación estadunidense estuvo presidida por el general McCaffrey; la subprocuradora de Justicia, Jamie Gorelick; el secretario adjunto para Asuntos Internacionales de Narcóticos, Robert Gelbard, y el representante diplomático James Jones.
En la primera sesión de trabajo también participaron funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México y del Departamento del Tesoro estadunidense, para intercambiar puntos de vista sobre las acciones legales en contra del lavado de dinero producto de actividades criminales, principalmente del tráfico de drogas.
Al final de la reunión, los representantes de los gobiernos de México y Estados Unidos dieron a conocer un comunicado conjunto, en el que reiteraron la necesidad de fortalecer la cooperación en el combate al narcotráfico y al consumo de drogas ilícitas, situaciones que representan la más grave amenaza para la seguridad nacional y que significan serios retos para la procuración de justicia.
Los narcotraficantes pretenden usar sus recursos financieros para manipular los sistemas judiciales, corromper las instituciones públicas y comprometer a los sectores financieros de ambos países. La naturaleza trasnacional de esta actividad criminal requiere de trabajo conjunto, pero con pleno respeto a la dignidad y soberanía de cada nación, argumentaron.
Ante esa situación, los dos gobiernos determinaron ampliar sus estrategias y metas antidrogas para eliminar el uso ilícito entre las poblaciones; elevar la seguridad de los habitantes a través de la reducción de la criminalidad y violencia; proteger las fronteras aéreas, terrestres y marítimas de la amenaza internacional del narcotráfico; desarticular a las mafias y las fuentes foráneas y domésticas del suministro, y preservar la integridad de las instituciones gubernamentales de la corrupción asociada a la criminalidad.
Entre las principales áreas de estrategia de cooperación binacional, realizarán esfuerzos para asegurar que los jefes de los cárteles de la droga no puedan evadir la justicia en un país, escapando al otro; controlar el desvío de precursores químicos que permiten la elaboración de drogas sintéticas; establecer leyes que penalicen el blanqueo de dinero; congelar y decomisar las ganancias ilícitas por aire, mar y tierra; ampliar el entrenamiento e intercambio técnico en las investigaciones para elevar la eficiencia de las policías antinarcóticos, y hacer públicos los resultados alcanzados en este rubro.
De esa manera, México y Estados Unidos ``analizarán el problema de control de drogas con miras a alcanzar un entendimiento común de jerarquizar objetivos y de definir acciones sistemáticas que lleven al éxito. Especialistas de ambas naciones elaborarán esta estrategia para la cooperación, misma que será revisada y aprobada en forma expedita por sus gobiernos'', según el comunicado conjunto.
Los delegados establecieron cuatro grupos de trabajo para impulsar contactos de manera periódica; diseñar la estrategia conjunta de combate a las drogas; facilitar la coordinación interinstitucional; vigilar el respeto y apego a las reglas y normas aplicables, y evaluar de manera permanente los resultados de la cooperación binacional.
Durante una conferencia de prensa conjunta, el procurador Lozano Gracia mencionó que los gobiernos aceptaron la necesidad de atacar al narcotráfico de manera conjunta e integral, debido a que el fenómeno obtiene grandes recursos que le permiten ``corromper'' a las autoridades policiacas.
Del asunto del consumo interno, el general McCaffrey insistió en que Estados Unidos hace su parte para prevenir las adicciones. Ahora ``nos toca ganar la credibilidad del pueblo mexicano. Es importante responder a las autoridades mexicanas sobre esta amenaza'', expuso.
Los periodistas preguntaron a los responsables de la lucha antinarcóticos sobre el papel de los militares en ese rubro y su presencia en la franja fronteriza. De manera categórica el zar antidrogas de Estados Unidos, manifestó: ``(Los efectivos) desempeñan un papel muy modesto, sin embargo, muy contingente, en la erradicación de narcóticos y en el apoyo a las autoridades aduanales. Pero esa gran frontera que comparten nuestras democracias no será militarizada. Los ciudadanos de Estados Unidos no lo tolerarán ni México deberá esperar que sus amigos al norte lo toleren''.
El procurador Lozano indicó que el Ejército y la Armada de México seguirán como coadyuvantes en la erradicación e intercepción de drogas, bajo la autoridad del Ministerio Público federal. Este es un esfuerzo en el que concurren varias oficinas del gobierno mexicano, agregó.
Al concluir la primera sesión de trabajo del Grupo de Contacto, los representantes de ambas delegaciones acudieron a la residencia oficial de Los Pinos, para sostener una reunión con el presidente Ernesto Zedillo. Ambas partes acordaron que tendrán otra reunión en Washington, en el verano, y una más en el Distrito Federal, en el invierno del año en curso.