El Fondo de Cultura Económica, acaba de editar el libro de John Forrester, catedrático de historia y fisiología de la ciencia en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, denominado Seducciones del psicoanálisis: Freud, Lacan y Derrida, trabajo que se me resbala y se pierde en el intento de aprisionar en una línea a merced de una difícil síntesis la obra de estos pensadores, a los que se agrega la de Michael Foucault, que no aparece en el título del libro.

Esta síntesis de Forrester lleva el hilo conductor del tema de la seducción, que se complica al tratar de explicar, en términos ``sencillos'', el pensamiento de Jacques Lacan, lo mismo, ``sus famosos Escritos y sus Seminarios''. Llama la atención que un historiador de la ciencia, formado en una tradición anglosajona, marcado por la filosofía analítica, se ponga a platicar con los ``antifilósofos analíticos'', como se señala en la contraportada.

Forrester entabla un diálogo con Freud, que a partir de su práctica clínica aborda un nuevo discurso, al igual que Lacan, con su ``retorno a Freud''. Así mismo con Derrida y Foucault, que desde diversas maneras de estudiarlos, retornan y critican y a su vez dialogan con Freud. Lo significativo del pensamiento de Forrester es el reto radical del psicoanálisis. El reto de las diversas filosofías del ser humano.

Forrester se percata de que el Freud que leyó el maestro del símbolo, no aparecía en la voluminosa literatura dedicada a él, salvo en la obra de Lacan, al que rechazaba, pero con quien compartía esa percepción fundamental, aunque en un mundo intelectual que encontraba ajeno e incómodo en las bien definidas rutinas de la filosofía analítica.

Forrester trabajaba en una dirección idiosincrática, en la relación con estos movimientos: de la ciencia a la historia; de una sociología de la historia a la historia del psicoanálisis; y de allí, a la teoría francesa con Jacques Derrida, el crítico del psicoanálisis, lector de los textos de Freud que no tiene igual ni en los círculos analíticos ni en los no analíticos.

El libro de Forrester es una apología de la nueva forma del discurso que Freud descubrió y es justificación de las obras de Lacan, Derrida y Foucault y agregaría [yo] de las de Deleuze. Freud inventa una nueva forma del discurso cuyas leyes y posibilidades todavía se siguen investigando, al inventar una nueva forma de discurso cuya capacidad de fascinación y habilidad para hipnotizar (más que de analizar) y cuyo poder, son inseparables de la verdad que los crea.

Forrester narra los orígenes del psicoanálisis. Reflexión irónica sobre la necesidad de encontrar la verdad objetiva. Freud descubre una articulación distintiva del pasado, el presente y el futuro: La estructura de la acción retardada, el famoso (Nach-tráglich Keit) afín al concepto de la (differance) diferencia, diferir, de Jacques Derrida, al igual que el origen y el fin de las cosas.

Junto con Austin y Derrida, Lacan compartió la convicción de la fuerza avasalladora del discurso en oposición a la escritura, a la constatación. La convicción de que el lenguaje concebido como una marca, una inscripción esto es, como si fuera una grabación es la quintaesencia de la función de la memoria, al omitir la fuerza, la vitalidad del discurso. O sea, el psicoanálisis es cultura pura de instinto vital.

Forrester, al seguir la línea de la seducción en su diálogo con los filósofos franceses la enlaza a la violación, a la emergencia de la neurosis traumática. Al igual que al chisme, al chiste, la telepatía o la teoría del rumor. Asimismo, a la pregunta sobre el tiempo y el jugador. Ya Lacan demuestra que la lógica, a pesar de sus aspiraciones de intemporalidad y de eternidad, depende de manera fundamental del momento temporal, del momento del juicio.

En suma, 400 páginas de diálogo de un filósofo de la ciencia, inglés, muy inglés, con los filósofos franceses de la intersubjetividad: Lacan, Derrida, Foucault, Deleuze, con el tema de la seducción en Freud, como base del conversar psicoanalítico.

Forrester, John. Seducciones del psicoanálisis: Freud, Lacan, Derrida. México, FCE, 1996.