Periódicamente la televisión nos recuerda que la guerra sigue en Afganistán y que soldados rusos caen en Tadzhikistán, bajo las balas de una guerrilla apoyada por los afganes. La república de Rusia se encuentra a miles de kilómetros de Afganistán y tiene demasiados problemas dentro de sus fronteras para volver a la política imperial de intervención en los asuntos de sus vecinos. Sin embargo, no es tan fácil deshacerse de un imperio, como lo ilustra el compromiso adquirido en Tadzhikistán.
Afganistán sigue destrozado por la guerra y el grupo étnico mayoritario (pashtun) pelea para recobrar la hegemonía perdida sobre los tadzhik, uzbek, turkmen y otros. La crisis provocada hace casi 20 años por los comunistas locales y sus facciones, agravada por la intervención soviética, sigue amenazando una unidad que nunca ha sido nacional; Afganistán siempre ha sido una red compleja de clanes, comunidades y ciudades, jaloneada por interferencias externas: ayer Rusia y la URSS, Inglaterra y la India, hoy Pakistán, Uzbekistán, Tadzhikistán. Uno puede imaginar un nuevo diseño para el rompecabezas afgano: los pashtun unidos con sus hermanos de Pakistán, los uzbek con los de Uzbekistán, los tadzhik, etcétera... Precisamente los tadzhik son más numerosos en Afganistán que en la república que lleva su nombre. El importante ``señor de la guerra'' Masud, el ``León del Panshir'' ha impedido, hasta ahora, la toma de Kabul por los pashtun, pero si pierde Kabul no se acordará de que es tadzhik? No renunciará a un Afganistán unido?Cuando cayó la URSS, estalló en Tadzhikistán una guerra entre clanes, entre regiones, norte contra sur, este contra centro, alteños contra abajeños, en la cual las etiquetas de ``comunistas'', ``fundamentalistas islámicos'', ``demócratas'' no sirven de mucho. Parte de la población huyó hacia Afganistán y sirve de vivero para una oposición armada, ayudada por los tadzhik afganos. Sólo la intervención armada de Moscú y Tashkent (Uzbekistán) ha permitido poner fin a los enfrentamientos masivos y contener la guerrilla, pero hasta cuándo?Las fronteras entre Afganistán y Tadzhikistán, que son las fronteras de la Comunidad de Estados Independientes (la reducida ex URSS) son las fronteras de Rusia, por razones de seguridad nacionales, consideran todos los candidatos a la presidencia de Rusia. Por constituir una herencia del enfrentamiento de los imperios ruso y británico en el siglo pasado, tales fronteras dividen los principales grupos étnicos de la región, pero, viendo lo que pasa en otras partes del mundo, en semejantes condiciones, uno se pregunta si no vale más conservar un mal statu quo que redibujar las fronteras en un nuevo y terrible ``Gran Juego'' (Kipling).
El problema es que tanto Afganistán como Tadzhikistán se encuentran en una situación precaria. Los ``talibanes'' el nuevo último actor colectivo del drama afgano sitian Kabul; el gobierno tadzhik, mantenido por soldados rusos y uzbek, está amenazado no sólo por la guerrilla sino por divisiones internas.
Hace poco los ministros rusos de la Defensa y de Gobernación tuvieron que volar a Dushanbé para calmar el juego y poner fin a la rebelión de varios hombres fuertes. Moscú, que puso en la silla el actual presidente, tiene actualmente el papel de ``mister Buenos Oficios'', entre la guerrilla y Dushanbé, pero todos sus intentos para lograr un acuerdo han fracasado.
Hoy en día, el bando gobiernista está minado por la renovada rivalidad entre norte uzbek y sur tadzhik. En los tiempos soviéticos, mandaban los hombres del norte, ahora los tadzhik piden un reparto más equitativo del poder. Son los mismos problemas que los de Afganistán: adentro de las fronteras existentes cómo repartir el poder de una manera satisfactoria para todas las regiones? Existe una pequeña élite política que ve más allá de los intereses locales, pero si no logra convencer a los líderes regionales de la necesidad de lograr un acuerdo, quedará otro camino que no pase por la desintegración de aquellos Estados? El crecimiento subsecuente de Pakistán y de Uzbekistán, no amenazaría su consistencia interna o todo el equilibrio de Asia central? China y la India? Se quedarían con los brazos cruzados?Sólo Moscú, con la ayuda de Uzbekistán y de Kirguizia, quizá con la de Irán, puede fomentar un compromiso regional y clánico que permita evitar lo peor.