Ricardo Alemán Alemán
Itinerario político

Las respuestas de José Córdoba
Que no supo ni vio nada

Confirmada la disposición de José Córdoba Montoya a declarar sobre el crimen de Luis Donaldo Colosio, y la respuesta de la Procuraduría General de la República, sólo falta saber qué le preguntarán y qué responderá el que fuera el hombre más poderoso del salinismo.

Córdoba Montoya diría, por ejemplo, que es ajeno al asesinato de Luis Donaldo Colosio. La razón? Que él no tuvo ningún conflicto con el ex candidato presidencial, con quien mantenía una relación amistosa, producto de la cercanía entre Colosio y Carlos Salinas, y de los valores humanos de Colosio. Declararía, por ejemplo, que Carlos Salinas siempre acusó una notoria debilidad por Manuel Camacho, su amigo, su compañero de estudios y con quien al final de cuentas compartió la aventura política que movía su vida: llegar a la Presidencia de la República. Carlos Salinas compartió con Camacho Solís una relación de competencia en la que, finalmente, uno terminaba cargando al otro, es decir, Salinas a Camacho.

Diría Córdoba que Carlos Salinas padecía una debilidad doble: por Manuel Camacho Solís y por Raúl Salinas, en realidad sus dos hermanos mayores. Existía una simbiosis con ambos, que llevó al ex presidente a no percatarse de lo que hacía Raúl. Carlos Salinas conoció todo cuando se levantó la alfombra y descubrió que había un elefante debajo.Córdoba podría declarar que, pese a la cercana relación entre Salinas y Camacho, el elegido para continuar la labor de Salinas siempre fue Luis Donaldo Colosio, porque para el entonces presidente Salinas, Manuel Camacho Solís era un hombre, un político de alto riesgo. Camacho era para Salinas el hombre que alertaba de los riesgos, que preveía los escenarios más obscuros, era el catastrofista.

Ante el interrogatorio, el ex número dos del salinismo podría declarar que efectivamente Manuel Camacho le reclamó repetidamente a Salinas haberlo abandonado en el momento de elegir al candidato presidencial. Por qué Colosio y no Camacho? Esa decisión, podría decir Córdoba, perturbó a Manuel Camacho.

Conocedor de los más finos detalles del salinismo, Córdoba podría declarar que al surgir el conflicto armado en Chiapas, el presidente Salinas pensó que sólo Camacho lo podría sacar del problema, quien a su vez le había vendido la idea del riesgo de que en México no se repitiera otro Tiananmen1989 en la plaza principal de Pekín, que la salida militar sería un error.

Por eso, a propuesta del propio Camacho, éste se fue a Chiapas, como mediador entre el gobierno y los rebeldes zapatistas. Córdoba podría declarar que el nombramiento de Camacho como intermediario causó un gran desorden en el gobierno y de la campaña electoral de Luis Donaldo Colosio, porque el ex regente usó el foro para mantenerse en la primera línea.

Esta situación provocó mucho ruido e irritación entre importantes sectores gubernamentales, especialmente entre el equipo del candidato presidencial, sobre todo porque el presidente Carlos Salinas pareció permitir esa lucha, a pesar del enojo, expresado al propio presidente, de Luis Donaldo Colosio. Salinas no le puso el alto en su momento, sino al final, cuando pareció detener a Camacho.

José Córdoba Montoya podría declarar que a partir del 1 de enero de 1994, frente al fantasma de alzamiento armado, y convencido por Camacho del riesgo de un nuevo Tiananmen, pero mexicano, se alejó de la campaña de Colosio. Le era más importante buscar una salida al conflicto chiapaneco, que la campaña presidencial.

Córdoba declararía, por ejemplo, que ni idea tiene de quién o quienés prepararon el crimen de Colosio. No desecharía la idea del asesino solitario y que la del complot es una teoría sin bases, que es un invento de la Procuraduría General de la República, que es un asunto político. Esto, finalmente, deberá ser aclarado por la PGR.

Diría a quienes le interroguen, que es probable que existiera un distanciamiento entre el entonces presidente Salinas y el candidato presidencial Colosio, pero que nadie sabe bien a bien cuál era el origen de esa distancia y el tamaño de la misma, porque en realidad el único confidente de Colosio, la persona a la que le confiaba lo que a nadie, era su esposa Diana Laura.

Luis Donaldo Colosio, podría declarar Córdoba, quería ser presidente, iba a ser presidente, pero en el fondo su principal motor, su motivación, provenía de Diana Laura. Ella no sólo quería, sino creía e impulsaba a Colosio. Diría que hasta donde se dio cuenta, los verdaderos amigos de Colosio fueron Guillermo Hopkins y José Luis Soberanis.

Córdoba diría al Ministerio Público Federal, que no ve a Salinas, que a veces le llama telefónicamente aunque seguramente se encuentran en sus viajes, que sabe que el ex presidente viajó recientemente a Irlanda. Diría que no ve a Zedillo, que no le llama por teléfono, ni se comunica por fax.

Cuánto podría decir José Córdoba Montoya?