Javier Elorriaga
Una historia cotidiana, una más

Para Patricia, Fernando, y sobre todo para el nuevo presunto que dieron a luz y luz traerá al futuro

A mí me agarraron en una colonia que se llama Progreso, de Salto de Agua, pero no me agarró la judicial sino me agarró los chinchulines que están pagados por los caciques. De ahí me agarraron en esa colonia, como ahí tiene campamento la judicial del estado, en propiedad de un propietario que se llama Abelardo Cuevas, originario de Salto de Agua. De ahí me agarró los chinchulines y me llevaron por allá en ese campamento, son de los mismos judiciales que le dieron arma a los chinchulines. De ahí cuando llegaron empezaron a reír, a burlarme, a decirme muchas cosas y platicaron con los judiciales esos chinchulines.

Quien nos cuenta lo anterior se llama Bernabé Montejo Arcos, indígena cho'ol de una pequeña comunidad que se llama Nueva Preciosa porque está bien bonito ahí, bien planito todo del municipio de Salto de Agua. Ahí se reproduce, como a lo largo y ancho del estado, la misma pugna que a nivel nacional, es decir, las diferencias políticas las resuelve el grupo en el poder mediante la fuerza y la aplicación parcial de la justicia, ``curiosamente'' en todos los casos a favor del partido oficial y sus allegados. En esta comunidad, por ejemplo, a últimas fechas les ha dado a las autoridades con amenazar de quitarles sus derechos agrarios a quienes militen en la oposición. Pero como éstos no se dejan espantar, entonces el Poder recurre a otro de sus argumentos preferidos: la represión.

Para no hablarle al tenteo, Bernabé y yo les contaremos algo de su historia. Bernabé fue detenido el 31 de agosto de 1995 por el grupo de guardias blancas conocido como los chinchulines. De ahí me llevaron a la Asociación Ganadera de Salto de Agua y me sacaron el expediente que me acusa de abigeato y la judicial me trajo aquí en la Procuraduría. En la Procuraduría me torturaron bastante, me pegaron, me amenazaron a la muerte y me acusan que soy zapatista, que soy asaltante del camino, que soy ladrones de esa región y así me empezó a decir esos. Ahí estuve yo toda la noche, sin dormir, sin comer, hasta que me subieron aquí en Cerrohueco.

A mí me acusaron de abigeato, me acusaron un señor que se llama Ricardo Martín Gutiérrez Montiel, originario de Puebla, tienen un rancho copropietario que se llama Berlín en Salto de Agua, ese ganado lo tiene allá pero que está robado, pero no está perdido, ahí está todo el ganado que tiene. Bien que lo sabe las autoridades de Salto de Agua, el juez mismo y el mp bien que lo sabe que el ganado no está perdido. Porque mis compañeros entraron también en ese rancho y sólo porque entraron en ese rancho dicen que el ganado está perdido pero no está perdido. Ocuparon pero salieron, lo desocuparon cuando los judiciales que están allí en Paso Naranjil desolajaron el mes de abril del 95.

Por la injusticia que estoy aquí, nada más, no tengo nada de delito ni de robo. Me agarraron porque me llevaba bien la gente conmigo, siempre me he platicado bien con la gente y no nos pueden ver que así nos organizamos y platicamos cosas, que organizamos por trabajar. Como allá que trabajamos en cooperativa, hacemos milpa entre varios y las mujeres también hacen pan y como tengo una tiendita ahí y todo lo que trabajan las mujeres allá lo venden conmigo. Ese es el coraje que tienen conmigo la gente allá, que como hay muchos que están con los caciques, con los ganaderos, eso es lo que me tienen odio, por eso me agarraron. Y yo soy conocido que soy del PRD porque llegamos allá con los líderes de Salto de Agua, por eso me conocen bien que soy de eso, porque también de los líderes llegan allá conmigo, a platicarme. Por eso soy conocido que estoy en el partido, es el coraje que tiene la gente. Vale decir que su hijo es el presidente del Comité de Base del PRD en la localidad.

A los siete meses de estar en prisión, ningún careo se había llevado a cabo. Una vez más se siguió el tradicional sistema de acusar a un campesino, meterlo en la cárcel y no presentarse nadie a ratificar las supuestas acusaciones. Tres veces llamaron al propietario que acusó a Bernabé y ninguna se presentó. Y sin embargo desde su comunidad lo manda amenazar y repite constantemente que ahí en la cárcel donde está se va a pudrir; algo debe de saberle al sistema de ``justicia''. El día 20 de marzo por fin llegó la sentencia desde Salto de Agua; el juez lo condena a 24 años de prisión, leyó usted bien, 24 años de prisión por los supuestos delitos de despojo y abigeato, que jamás le comprobaron además.

Guardias blancas, guerra de baja intensidad, revanchismo, injusticia, procesos judiciales amañados? No que va, para el Poder nada de eso existe en Chiapas. Y sin embargo Bernabé continúa en Cerrohueco. Y éste es sólo un caso de sólo una cárcel de sólo un estado del país. Se pueden imaginar lo que siento cada vez que oigo al Poder hablando de Estado de derecho y demás linduras? Se pueden imaginar lo que sienten los miles de Bernabés y sus familias que sufren en carne propia ese Estado de derecho? Se pueden imaginar que pasará a este país de continuar por este camino?

Cerrohueco, Chiapas