La Jornada 30 de marzo de 1996

Sólo 311 han ido en días recientes por su liquidación, dice la asamblea

Andrea Becerril Resistir ``pese a todas las presiones y amenazas del gobierno capitalino'', mantenerse unidos y serenos, listos para cualquier llamado a movilizarse, acordaron ayer los trabajadores de Ruta 100, durante una asamblea en la que sus dirigentes informaron que sólo 311 sindicalizados habían acudido a cobrar su liquidación en los últimos dos días.

Fue una asamblea en la que más de 8 mil sindicalizados escucharon el llamado ``a aguantar la nueva ofensiva'' del DDF, que les formularan desde el Reclusorio Oriente el asesor jurídico Ricardo Barco, Gabino Camacho, Ernesto Avila y los demás líderes detenidos.

Una asamblea en la que los trabajadores expresaron ``rabia por la campaña desplegada por el gobierno de la ciudad de México en nuestra contra''. Hubo infinidad de denuncias y un incidente que ``debe hacernos reflexionar en que la intención del DDF es llevarnos incluso a la violencia'', comentaría Venancio Felipe Gil Sánchez.

Se refería a la presencia de un joven en el local donde se llevaba a cabo la asamblea -Sur 16, colonia Agrícola Oriental-, quien se hizo pasar como trabajador y luego intentó dejar un fajo de volantes, de los muchos que circulan por la ciudad, llamándolos a aceptar la liquidación.

El joven, de pantalón negro, se acercaba cada vez más hacia el estrado, tomaba notas, cuando un grupo de trabajadores le pidió mostrar su credencial. Se puso nervioso y le hallaron volantes en contra de Barco y el Sutaur, así como documentos del cuarto sitio en que se están pagando las liquidaciones.

``¡Es uno de los enviados de Espinosa Villarreal!'', gritó uno de los trabajadores y al joven, que dijo llamarse Arturo Sánchez Ovando, lo subieron a la tribuna. La asamblea se suspendió momentáneamente, la gritería era ensordecedora y, ya en el templete, el intruso comenzó a ser despojado de su ropa.

``¿Quién te envió?'', le preguntaron. Finalmente respondió que ``una persona de la Delegación Venustiano Carranza, de nombre Manuel Sánchez'', que le pagó 200 pesos por infiltrarse. Para ese momento, ya estaba en calzones.

Una veintena de integrantes del Comité Central lo escoltó hasta la salida, mientras el secretario general, Leonel Villafuerte, trataba de hacerse escuchar y pedía a los trabajadores ``no caer en provocaciones''. Finalmente, Arturo Sánchez fue puesto en la calle, sin un rasguño y completamente desnudo, ya que una de las señoras en el camino le arrancó la truza.

Ya con los ánimos más calmados, la asamblea continuó. Venancio Felipe Gil y Villafuerte dieron a conocer que de acuerdo con información recogida ``módulo por módulo'', sólo 311 trabajadores habían acudido a liquidarse, ``los demás son de confianza o los que se habían liquidado antes y fueron por las diferencias''.

Algunos trabajadores subieron a dar nombres de algunos representantes que se liquidaron, entre ellos Francisco Maya, Guillermo Casillas y Ricardo García Valdenegro. ``Traidores, esquiroles'', les gritaron. Un chofer dijo que este último está recibiendo 10 mil pesos por llevar a trabajadores del módulo 4, a recibir la indemnización que los deja fuera del movimiento.

Guillermo Barco leyó al final el mensaje enviado por los dirigentes presos. ``No se desorienten, les hacemos un llamado para que aguanten esta nueva ofensiva que el gobierno intenta en días nuevamente críticos''. Y, como en los últimos 355 días, la respuesta de los trabajadores fue ``ni un paso atrás''.

Por su parte, Jorge García Ramírez y Ventura Galván, pese a las indicaciones médicas, decidieron seguir con el ayuno. El segundo aceptó que le quitaran las puntadas de ojos y oídos, pero advirtió que de seguir ``la campaña sucia contra el Sutaur'', la próxima semana se crucificará frente a la ARDF.