La Jornada 1 de abril de 1996

La medida, encaminada a evitar que se corrompan, dice un informe

David Aponte y Jesús Aranda Los efectivos y las unidades militares mexicanas que participen en la lucha contra las drogas tendrán una ``rotación periódica'' para evitar actos de corrupción. En coordinación con la flota aérea militar estadunidense, y en cada una de sus jurisdicciones territoriales, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) participará en la intercepción de grandes aeronaves con cargamentos de cocaína, de acuerdo con un informe del Departamento de Estado estadunidense.

Por instrucciones del presidente Ernesto Zedillo, los mandos militares mexicanos participarán en tres áreas ``limitadas'': lucha por tierra al tráfico ilícito, destrucción de plantíos y respuesta con la flota aérea para interceptar y hacer descender a los aeronaves con cargamentos de cocaína, señala el texto.

De acuerdo con el reporte del Departamento de Estado, fechado en marzo de 1996, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional de México, general Enrique Cervantes Aguirre, propuso que las unidades militares sean remplazadas de manera regular de sus posiciones en la frontera, para evitar que formen ``relaciones'' con los narcotraficantes.

Por separado, fuentes de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) señalaron que el gobierno de México requiere mejorar sus equipos y sistemas de seguridad nacional. Actualmente, en el territorio mexicano se tienen ``descubiertos'' dos corredores aéreos importantes: la península de Yucatán y la costa del Pacífico, argumentaron.

``Ellos (los militares estadunidenses) nos han ofrecido cantidad de helicópteros y aviones. Nos pueden hacer de material muy sofisticado. Pero tenemos que tratar las condiciones'', expusieron.

La Jornada publicó este domingo que las autoridades mexicanas consideran la compra de 30 nuevos helicópteros Bell, y negocian con el gobierno de Washington el reacondicionamiento de sus aviones cazas F-5 y la obtención de entre 20 y 50 helicópteros UH-1H inactivos, propiedad del Ejército estadunidense, para el uso de la FAM y de la Procuraduría General de la República (PGR) en el combate a las drogas.

La adquisición de las aeronaves estadunidenses podría ser en condiciones francamente favorables para México.

En octubre de 1995, la cancillería mexicana finiquitó la transferencia de 12 helicópteros UH-1H y 12 aparatos más para refacciones, bajo un pago anual simbólico de un dólar por cada unidad, según información proporcionada por funcionarios de la SRE.

Con la obtención de estos aparatos, derivada de un acuerdo de arrendamiento suscrito por México y Estados Unidos en 1990, la PGR aumentó su flota a 30 helicópteros listos para volar. El texto bilateral explica que los aparatos serán utilizados exclusivamente para la lucha contra las drogas. Sin embargo, las autoridades mexicanas podrían emplearlos en acciones de carácter humanitario, sobre todo en casos de desastre, agregaron.

Por otra parte, confirmaron que el gobierno mexicano también tiene interés en que el Pentágono aumente las becas para instrucción militar destinadas a integrantes de nuestro país, bajo el Programa Internacional de Educación y Adiestramiento Militar (IMET, por sus siglas en inglés). Actualmente, el proyecto tiene un presupuesto de 400 mil dólares y el Departamento de Defensa estadunidense busca un incremento del 30 o 40 por ciento.

En tanto, un grupo de 15 militares mexicanos partirán hoy a un curso de 12 semanas para recibir entrenamiento en el manejo de equipo, capacitación en mapas y equipo nocturno, así como casos de desastre, lucha contra las drogas y tráfico de armas, confirmaron fuentes militares.

Estas añadieron que la colaboración en materia de lucha contra el tráfico ilícito de drogas data de años anteriores, toda vez que oficiales mexicanos han recibido e impartido cursos de capacitación en la materia.

Sobre el particular, los informantes subrayaron que los integrantes del Ejército Mexicano cuentan con una valiosa experiencia de más de 33 años en el combate al narcotráfico, particularmente en cuanto a la detección y erradicación de cultivos ilícitos.

De acuerdo con fuentes castrenses, el Ejército, Fuerza Aérea y la Armada de México centran sus recursos humanos y materiales en la lucha contra el tráfico de drogas, por que éste es considerado como un problema de seguridad nacional.

Con relación a la participación de militares en el combate al tráfico ilícito de estupefacientes, el documento del Departamento de Estado señala que el presidente Zedillo determinó a mediados de 1995 elevar el ``perfil'' de las fuerzas armadas en las acciones contra las drogas, y limitó sus acciones a la vigilancia, destrucción de cultivos clandestinos y la utilización de la flota aérea para la intercepción y descenso a tierra de las aeronaves de narcotraficantes.

Indica que la flota aérea mexicana responderá a los ``reportes'' de sus contrapartes en Estados Unidos sobre la ubicación de aeronaves que podrían llevar grandes cargamentos de cocaína, para obligarlas a descender.

El Ejecutivo mexicano decidió también aumentar el número de efectivos de las fuerzas armadas en el combate a la drogas, indica, aunque no precisa más datos. Incluso, comenta que las autoridades del estado de Chihuahua pusieron en marcha un ``programa piloto'' en el que militares tendrán responsabilidades en los operativos antinarcóticos, en coordinación con las autoridades civiles del ramo.

``El secretario de la Defensa, (Enrique) Cervantes ha tomado una posición más fuerte contra los niveles de corrupción, en especial contra las unidades que dirigen las misiones de control de drogas, con la iniciativa de rotar en forma regular a los oficiales y unidades estacionadas en la frontera para inhibir cualquier relación con los traficantes.

``Los militares estadunidenses y mexicanos han iniciado una serie de discusiones de carácter técnico y de intercambio para elevar el nivel de la cooperación y el apoyo a las autoridades civiles encargadas de la lucha contra las drogas'', agrega.