El pueblo de México, México como nación, están quebrados, sus pasivos exceden a sus activos; el país está más pobre cada día, pero en cambio, sus políticos, incluidos muchos de oposición, nadan en la abundancia.
Al costo de una gigantesca burocracia dependiente del Ejecutivo, se agrega ahora el costo muy alto de 500 diputados y muy pronto de 128 senadores, con sus asesores, secretarias, ayudantes, choferes, cocineros, guaruras y otros ayudantes más que se me escapan.
Para la legislación tan deficiente, estamos pagando un costo demasiado alto.
Los legisladores de este país debieran tomar conciencia de la situación general y adecuar su ``tren'' de vida, como antes se decía, a un decoroso ingreso, suficiente para que puedan vivir y servir al pueblo, pero lejano al boato con el que ahora se les ve.Una nota de prensa de hace unos días relata cómo un senador de oposición, por lo general calmado y tranquilo, se lanzó en contra de sus colegas del partido oficial en una catilinaria aderezada con fuertes expresiones muy mexicanas, pero no como pudiera pensarse, por algún asunto de dirección política del país o por una disputa sobre doctrina política o por motivo de una de esas leyes que hace el Ejecutivo y que los legisladores sólo revisan apresuradamente. No, fue por otra cosa, se trata de ver de qué modo se distribuían los viajes al extranjero, se peleaba por saber quiénes irían a las ``comisiones parlamentarias de amistad'' a varios países de Europa y de América del Sur. Esto es, la indignación del legislador de oposición, digna de mejor causa, fue motivada por cuestiones relacionadas con lo que se ha llamado el turismo político.En otra nota, da risa al ver cómo defienden los diputados de la Comisión del Deporte su viaje a las olimpiadas de Atlanta, a las que, como muchos deportistas, van en busca de ``experiencia'' y de ``información''. Los votantes, los pagadores de impuestos, los simples ciudadanos nos preguntamos para qué? Es necesario que vayan diputados, pagados con dinero de todos, a ver los juegos olímpicos? Es necesario que en estos tiempos de crisis económica en los que millones de padres de familia se truenan los dedos para cubrir el costo de los pasajes, los señores senadores hagan turismo político a Italia y Alemania, Perú y Venezuela? Francamente no. Sería mejor gastar en educación popular.