Luis Hernández Navarro
Las lombrices de los pobres

Durante cerca de año y cuatro meses la administración de Ernesto Zedillo ha gobernado sin una política social. La desaparición de Pronasol y su sustitución por la ``Alianza Nacional para el Bienestar'', que hasta hoy sigue siendo más un anuncio que una acción de gobierno coherente y articulada.

Otras dos medidas que parecieran apuntar a ``cubrir'' este vacío fueron la privatización del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la descentralización de la Sedeso (Secretaría de Desarrollo Social) y la Secretaría de Salud (Ssa). La primera medida tuvo, empero, más que ver con la necesidad de captar ahorro interno que con una reorientación de la política social, y se inscribió pese a sus efectosen la esfera de las políticas hacendarias. La segunda sigue siendo, en parte, un mero anuncio.

Es por ello que resulta de particular importancia la ``filtración'' a los medios de comunicación del documento sobre el Programa Integral de Educación, Salud y Alimentación (PIESA). Tal y como lo ha dado a conocer Arturo Cano, el programa establece como estrategia central de acción la ``focalización'' de los subsidios destinados a los pobres, a través de la creación de una ``tarjeta para los pobres'', que garantiza un apoyyo de 70 pesos mensuales, y la desaparición de subsidios ``generalizados'' tales como los que se otorgan a través de las lecherías populares o los desayunos escolares.

Entre las consecuencias inmediatas de la instrumentación del PIESA se encuentra la drástica disminución de la población beneficiada. Según el documento, publicado por Enfoque, existen en el país, solamente 14 millones de personas que viven en extrema pobreza. Si esta cifra era dudosa en 1993, ahora, después de la devaluación, el incremento del desempleo y la inflación, es ridículo. Diversos estudios permiten hablar de que la cantidad de personas que viven en condiciones de extrema pobreza es, de cuando menos, 30 millones. La medida dejará así, sin subsidios, a más de 16 millones de personas. Sin un padrón confiable, y con antecedentes como Procampo, abrirá la distribución de las tarjetas al tráfico de influencias.

El programa establece, además, que para tener acceso a los subsidios, se requieren de un conjunto de condiciones de diferente naturaleza: ir a la clínica o asistir a la escuela. Por ejemplo, sólo apoyará hasta dos hijos por familia dejando desprotegido al resto. Establecerá así, un grave sesgo en los apoyos, y, tal y como lo ha señalado Demetrio Sodi, fortalecerá el paternalismo estatal.

El documento establece que en las áreas rurales el abasto social ``no necesariamente debe ser realizada por el sector público, se puede abrir a la participación privada y aprovechar sus canales de distribución''. Asimismo, señala que quitar el subsidio permitiría crear un mercado de maíz que no existe. Ambos señalamientos son falsos. En las zonas rurales, los principales distribuidores privados de alimentos son los tenderos, que, simultáneamente, son ``coyotes''. ``Aprovechar sus canales de distribución'' implicará apoyar el crecimiento del ya de por sí grave problema del agiotismo. La desaparición de los subsidios al maíz no creará, de por sí, un mercado de este producto. La participacion de Conasupo en este mercado es de apenas entre el 20 y 30 por ciento del acopio.

El PIESA es un paso más en la renuncia estatal a cumplir con sus funciones redistributivas y asistenciales a cabalidad. Un instrumento más para profundizar la polarización social en el país. En un ensayo titulado La pobreza en México, el hoy subsecretario de Hacienda y uno de los autores de la propuesta gubernamental, Santiago Levy, señala: ``Dadas las condiciones insalubres en que viven los extremadamente pobres, y la prevalencia de diarrea y otras enfermedades intestinales, el brindarles acceso a mayor cantidad de alimentos podría... satisfacer sólo las necesidades de los parásitos que se alojan en sus estómagos''. En esta perspectiva, el PIESA y los recientes aumentos al precio de la leche y las tortillas son, seguramente, un paso más en la lucha por matar de hambre a las lombrices de los pobres...