La operación de encubrimiento de los responsables del asesinato de Luis Donaldo Colosio ha terminado por hundir al gobierno de Ernesto Zedillo en el más absoluto descrédito, y el único que no parece darse cuenta de ello es el propio Zedillo.
1. El caso de Ernesto Zedillo es excepcional en la historia del país. A pesar de los millones de dólares que se dilapidan en agencias de relaciones públicas y en propaganda directa para generarle una imagen en México y en el exterior y de los múltiples recursos de que dispone el ``sistema'', es el primer gobernante que se empequeñece de tal manera en el ejercicio del poder: y todo por su sumisión a quien le precedió.
2. El homicidio de Luis Donaldo Colosio sigue pesando sobre el destino del régimen porque recuerda todos los días que los mismos hombres que llevaron al país al desastre y que lucraron políticamente con el crimen siguen gobernándolo en plena impunidad. El hecho de que Ernesto Zedillo encabece (formalmente) la operación de encubrimiento del crimen, tiene repercusiones en la economía, pero también en la política y ahí está la respuesta de la sociedad. México vive una crisis moral como consecuencia de la descomposición del régimen y la economía sigue yendo a pique porque quienes gobiernan aplican un programa equivocado pero también porque no tienen credibilidad alguna.
3. El ``caso Colosio'' está presente todos los días no sólo porque es obvio que la PGR no está investigando y sólo se dedica a) a amenazar veladamente a Carlos Salinas sin hacerle nada, sobre todo para evitar que intente romper su acuerdo con Zedillo, y b) a distraer a la opinión nacional con falsas pistas, sino porque todos los días surgen nuevas pruebas y testimonios que señalan que la operación para cometer el crimen se fraguó en Los Pinos, y sobre todo que desde ahí se montó también la segunda operación criminal: la destinada a encubrirlo, la cual tuvo su momento clave con la designación de Zedillo como candidato del PRI.
4. El documento publicado por el diario Reforma (29 de marzo) y que describe la ejecución de Colosio como un ``error de Estado'', es muy significativo de lo que acontece en el país y de la descomposición del ``sistema''. De acuerdo con este texto de nueve páginas, la operación de Lomas Taurinas fue decidida por Córdoba tras una escalada en los enfrentamientos entre Colosio y Salinas, utilizando a un ``cuerpo de élite'' del Estado Mayor presidencial que había organizado para satisfacer sus necesidades políticas. Este comando, que dependía directamente del francés, tenía la orden de desplegarse en el mitin de Lomas Taurinas en una formación ``diamante'' para que aquél de sus miembros que lograra situarse más cerca del candidato del PRI le disparara ``sólo para herirlo'' y supuestamente levantar así su campaña. Lo que no explica sin embargo las dos perforaciones en la chamarra Buyberry color ostión de Colosio, ni el tiro en la cabeza.
5. Joseph-Marie y su cómplice Carlos Salinas son señalados como presuntos responsables de traición a México, de peculado, de extorsión, de delitos económicos y contra la salud por su vinculación con el narcotráfico, y de los crímenes políticos del sexenio: desde el asesinato de los cardenistas en el 88 hasta el homicidio de Ruiz Massieu, y las declaraciones de Córdoba al diario Reforma (31 de marzo), pretendiéndose agraviado por el sentir de los mexicanos y por lo que publica la prensa, han suscitado por eso una viva indignación. Las mentiras que vierte este individuo, pretendiendo que no tuvo (ni tiene) poder, que no guarda relación con Zedillo ni con miembro alguno del gabinete, que no controló a los aparatos de seguridad nacional y, desde luego, que no tuvo nada que ver con la muerte de Colosio, la imposición de Zedillo y la operación para encubrir el crimen, son de tal manera burdas que no hacen sino evidenciar su responsabilidad y la de Salinas y, sobre todo, el triste papel que está jugando Zedillo: el usufructuario del asesinato de Colosio y el encubridor de sus asesinos.
6. La reaparición pública del aventurero francés, exigiendo ahora nada menos que le llame a declarar, aparece de tal manera como una mise en scéne montada por el propio gobierno (de Córdoba y Zedillo) y con una finalidad muy clara: la de declararlo libre de toda responsabilidad. Resulta inaceptable, como señalara el senador Guillermo del Río del PRD, que tras dos años del crimen no hayan sido citados a declarar los dos principales sospechosos (Salinas y Córdoba) y que sea ahora el propio Córdoba quien ``exija'' se le tome declaración (El Financiero, 1 de abril), un signo claro de la pretensión de Zedillo (y de la PGR) de darle ``carpetazo'' al ``caso Colosio'', aún sin haber podido montar una ``explicación'' remotamente válida.
7. Qué país puede tener viabilidad histórica con un gobierno así?8. El problema del México de hoy no es que un (presunto) archicriminal Joseph-Marie Córdoba haya dispuesto impunemente de los recursos y del destino del país (con la complicidad de los priístas) en el sexenio 1988-1994, sino que continúe haciéndolo, y ahora manipule a su antojo a Zedillo, controle al gabinete y, además, tenga el tupé de burlarse de todo mundo con sus declaraciones. Los pupilos del aventurero francés, Luis Téllez (Presidencia), Emilio Chauyffet (Gobernación), Santiago Oñate (PRI), Guillermo Ortiz (Hacienda) y desde luego Ernesto Zedillo, prosiguen entregando los recursos del país al capital multinacional, y no hay una fuerza al interior o al exterior del ``sistema que pueda impedírselo''.
9. El escenario previsto por Carlos Salinas parece estar funcionando en consecuencia sobre el papel, pues al designar a Zedillo, el candidato de Córdoba y beneficiario del asesinato, como candidato sustituto de Colosio, se garantizó la impunidad. El ``nuevo'' gobierno, según lo planeó, no ha intentado nada en contra suya, no sólo por la narcoamnistía y la ``protección'' que le ofreció el gobierno norteamericano a cambio del TLC y de la entrega que hizo del país, o porque las reglas ``no escritas'' del ``sistema'' mexicano establecen la impunidad de los ex presidentes por muy graves que sean los crímenes que cometan, sino por una razón adicional: porque Zedillo no puede intentar acción penal alguna en contra suya sin hacerlo al mismo tiempo contra Córdoba, algo inimaginable por ser éste su protector y amigo entrañable.
10. La impunidad del régimen y de los funcionarios públicos está teniendo así consecuencias desastrosas para la vida de la Nación, pues el mismo grupo que llevó al país al desastre sigue gobernando y con las mismas políticas.
Ese es el desafío para la sociedad civil. No basta que como en los años 30 con Calles ahora Salinas se venda como ``judas'' de Semana Santa en todos los mercados. De no aclararse el ``caso Colosio'', la crisis moral del ``sistema'' va a arrastrar al país a un desastre mayor.