Como me resultó físicamente imposible trasladarme a Tuxtla Gutiérrez, para acompañar a la delegación del EZLN durante sus diálogos con la representación del gobierno de la República, relacionados con la Mesa II, decidí enviar a dicha delegación mis puntos de vista sobre el problema de la democracia, por medio de un memorándum que remití vía fax al obispo Samuel Ruiz, con el ruego de entregarlo a los destinatarios; supongo que mi texto llegó oportunamente a sus manos, que posiblemente fue evaluado y utilizado, y ahora he tomado la determinación de publicar algunas de las ideas contenidas en dicho memorándum, porque muchos amigos míos y lectores de La Jornada me lo han solicitado insistentemente.
Luego de establecer históricamente cómo se han consolidado en México los grupos hegemónicos locales y extranjeros que monopolizan la riqueza del país en su provecho, cuya cultura pretende subordinar a valores que no son nuestros, y sin desconocer por otra parte el enorme peso que representan para el aparato gubernamental, cuyas operaciones tratan de conducir cada vez más hacia la producción y reproducción de sus intereses, ajenos por supuesto al pueblo, sugiero a la Delegación tener en cuenta, en los debates de la Mesa II, algunas reflexiones sobre el camino que deseamos encontrar los mexicanos para al fin, convivir en una democracia verdadera.
a) Debe propugnarse por la total y absoluta independencia del Instituto Federal Electoral y de sus correlativos en los niveles estatales y municipales. Esta propuesta podría envolver la creación de un cuarto poder, el electoral, con recursos propios y sujeto a una normatividad que garantice su autonomía respecto de cualquier perturbación proveniente de los otros poderes, principalmente del Ejecutivo.
b) Debe lograrse la exclusión total del clientelismo y las actividades que lo propicien. Al efecto, los partidos políticos tendrán oportunidades iguales en lo relativo a la propaganda de su ideología y candidatos, comprendidos desde luego los medios de comunicación colectiva. Ningún partido será financiado con recursos públicos o con donativos millonarios: se establecerán topes máximos a los gastos partidistas y se transparentará su economía por medio de revisiones contables aprobadas por el poder electoral, cuyos resultados se harán públicos. La violación de estos principios será severamente sancionada por las autoridades electorales, de acuerdo con la ley.
c) La lucha por la democracia verdadera supone la movilización de las mayorías contra los sectores hegemónicos y sólo la organización de estas mayorías podría avalar una victoria final.
Cómo lograrlo? Existe un gran ejemplo en nuestro inmediato pasado. La derrota de los regímenes porfirista y huertista fue alentada y en parte lograda por los miles de clubes antirreleccionistas que Francisco I. Madero propició después de la publicación de su libro La sucesión presidencial. Los clubes activaron la protesta popular con el encarcelamiento del candidato Madero, en San Luis Potosí, y enseguida se responsabilizaron de llevar adelante la rebelión convocada por el Plan de San Luis Potosí, en 1910. Es decir, los clubes antirreeleccionistas pudieron organizar a la sociedad civil en el movimiento que echó abajo la dictadura Díaz. La otra fuente organizativa se configuró en torno de grandes personalidades carismáticas Emiliano Zapata y Francisco Villa, por ejemploque atrajeron al pueblo hacia las metas revolucionarias. Entre 1936-1939 Lázaro Cárdenas se trasformó en la figura carismática que recobraría los valores de soberanía nacional y justicia social.
La organización de las masas es el único medio para enfrentar y vencer las actuales estructuras dominantes.
d) Además de los acuerdos relacionados con la democracia electoral, debe buscarse una amplia declaración de los principios de la democracia verdadera. El espíritu de estos principios es el de asegurar la participación de la sociedad civil en las decisiones políticas.
Debe buscarse un acuerdo sobre la necesidad de excluir el presidencialismo en la vía política mexicana por el reestablecimiento del equilibrio de los órganos del Estado y de las formas de control del Presidente a partir del ejercicio independiente de las facultades tanto del Poder Legislativo como del Judicial. Sólo de paso cabe señalar que en lo relativo a la justicia mucho tiene que ver la condición económica de los litigantes; quienes no pueden costear una defensa eficaz están ineludiblemente condenados a sufrir sentencias desfavorables.
En las áreas no gubernamentales hay importantes formas de participación: las consultas públicas, el referéndum y otras instituciones que la opinión general puede poner en marcha para hacer de la voluntad social el contenido del mandamiento político.