La Jornada 5 de abril de 1996

Rivera: emigran a EU porque el gobierno no genera bienestar

José Antonio Román El fondo del problema migratorio es la ``incapacidad'' del gobierno de México para crear condiciones de empleo y bienestar social, afirmó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, quien responsabilizó a políticos y medios de comunicación estadunidenses de ``incitar'' y ``promover'' el clima de rechazo a los migrantes, especialmente los mexicanos.

Dijo que los calificativos para condenar la golpiza que policías estadunidenses le dieron a migrantes mexicanos en Riverside, California, ``salen sobrando''.


Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado
de México, durante la ceremonia del lavatorio
de los pies en la Catedral Metropolitana.
Foto: Carlos Cisneros

Pidió a la sociedad mexicana estar consciente de que los connacionales que salen del país, aun a riesgo de sus vidas, no lo hacen por gusto, sino porque aquí han visto cerradas las posibilidades de tener un empleo y una vida dignos.

Luego de encabezar en la Catedral Metropolitana la misa matutina de Jueves Santo, Rivera Carrera se vio obligado a comentar el tema, ante la insistencia de los reporteros. Luego de escuchar la única pregunta que permitió, exhortó a la sociedad a trabajar tanto en la defensa y el respeto de los derechos humanos como en la construcción de una patria que brinde trabajo y vida digna a todos los mexicanos.

Durante la misa, la cual duró más de dos horas y en la que se dio lectura a un mensaje papal sobre el sacerdocio, el arzobispo Rivera, sus obispos auxiliares y miembros del presbiterio que lo acompañaron en el altar pidieron perdón porque su tarea como sacerdotes en ocasiones no ha sido adecuada.

Conforme a la tradición y significado de esta celebración religiosa, en la que se recuerda la institución del sacerdocio, refrendaron su compromiso como pastores de la Iglesia y también subrayaron su deseo de servir a la comunidad.

Al ofrecer su mensaje, Rivera Carrera expresó su deseo de que todos los ministros religiosos, arzobispos, obispos y sacerdotes, superen debilidades y dejen atrás errores y omisiones.

Ante la numerosa asistencia de feligreses a estas ceremonias de Semana Santa, se instalaron en los pasillos de la Catedral Metropolitana 13 monitores de televisión y una pantalla gigante en el altar del Cristo Negro, donde los miles de feligreses podrán observar los detalles de las celebraciones religiosas de estos días.

En su intervención, Rivera recordó que en el Jueves Santo se conmemora el día en que Cristo instruyó el sacerdocio a los apóstoles, por lo que durante la misa todos ministros renuevan las promesas y compromisos que hicieron el día de su ordenación ante el obispo y el pueblo creyente.

En esta celebración, el prelado presidió la ceremonia de confección de los santos óleos que se usan en las parroquias durante todo el año. Hechos de aceite de olivo y una mezcla de perfumes, se consagraron para su uso en los sacramentos del bautismo, la confirmación, el orden sacerdotal y la unción de los enfermos. Estos aceites también se usan en la consagración de las iglesias y de altares.

Son tres los óleos: el de los catecúmenos, personas que se preparan para recibir el bautismo y que son ungidos para que sean fuertes en la fe; el santo crisma, que simboliza la unidad con Cristo y se usa en el bautismo, la confirmación y el orden sacerdotal, y el de los enfermos, utilizado en el sacramento de la unción.

Por otra parte, el mensaje del papa Juan Pablo II a todos los sacerdotes, leído durante la misa, señaló que éstos tienen el cometido de mostrar Dios al hombre como el fin último de su destino personal. ``El sacerdote --recuerda-- es aquel a quien las personas confían las cosas más queridas y sus secretos, a veces tan dolorosos''.

También, agrega el documento papal, el sacerdote llega a ser el esperado por los enfermos, por los ancianos y moribundos, ``conscientes de que sólo él, partícipe del sacerdocio de Cristo, puede ayudarlos en el último momento que ha de llevarlos hasta Dios''.

Destaca la necesidad de que el sacerdote esté muy cerca de los jóvenes, pues al acercarse a ellos se encuentra frente a los futuros padres y madres de familia, los futuros profesionistas o, en todo caso, ante las personas que podrían contribuir con su propia capacidad a construir la sociedad del mañana.

``Al dar gracias pedimos también perdón a Dios y a los hermanos por las negligencias y las faltas, fruto de la debilidad humana'', dice la parte final de la carta pontificia, enviada a todos los sacerdotes católicos en ocasión del Jueves Santo.

Por la tarde, el arzobispo primado de México, Rivera Carrera, encabezó en la Catedral Metropolitana la misa del lavatorio de pies, la cual simboliza que Cristo vino a servir, no a ser servido.