Jordi Soler
The knack y todos sus huérfanos

Cuál es el nexo entre The Knack y el Júpiter II de la serie de televisión ``Perdidos en el espacio''? Antes tendremos que plantear algunas cosas. Abundan en el planeta los ejemplos de bandas que, con un solo disco bueno, se mantienen durante años en la cúspide. Un disco exitoso les otorga el derecho de sacar otros dos o tres discos de mediano, o hasta ínfimo, calibre. Las bandas que tienen dos o tres discos decentes, abundan menos, son, casi, la excepción. La contraparte extremosa de estas bandas excepcionales son aquellas que con una sola canción de éxito se hacen universalmente famosas. Un ejemplo muy claro de este fenómeno mercadológico podría ser The Knack, que después de vender más de diez millones de copias de su hit My Sharona (1979), se fue desvaneciendo hasta su desaparición. Pero el caso de los Knack va más allá del espectro de las bandas de una sola canción famosa; siendo rigurosos, se trata de una banda de un solo requinto famoso, aquel tan efectivo como efímero, que dotaba de cuerpo y sentido a My Sharona.

Hace unos cuantos meses, la televisión estadunidense transmitió un programa de homenaje al actor Michael Landon, ese hombre tierno que llenó de melcocha nuestra infancia con su acaramelada actuación de padre de familia ejemplar en la serie ``Los pioneros''. Por la pantalla desfilaron estrellas de toda clase, entre ellos, como parte de la sección memorabílica del programa, Billy Mummy, el muy célebre Will Robinson de ``Perdidos en el espacio'', acompañado por el entrañable robot de peligro, peligro! Esa escena aciaga acabó con la ilusión de buena parte del auditorio: el robot se quitó la cabeza transparente llena de filamentos y dejó al descubierto su verdadera identidad: un viejecito con toda la pinta de ser gerente en una lavandería automática de Chula Vista, California. Y en lugar de aquel Will Robinson, niño espacial y heroico, conciencia omniscente del Júpiter II y acicate moral del doctor Smith, nos llegó en microondas un muchachito pelirrojo y siniestro, con aspecto de haberlo violado todo.

Once años después del éxito de My Sharona, The Knack vuelve a la carga con el álbum Get Serious, sin ninguna consecuencia. Mientras tanto, cada uno de los integrantes desarrolló proyectos solistas. Aunque The Knack es de las bandas más fugaces que recuerda la historia, es necesario reconocer que, en buena medida, gracias a ellos hoy podemos oír a Pearl Jam y a los Smashing Pumpkins en la radio comercial. The Knack encarnó la parte exitosa del New Wave, esa música de transición entre el Disco y el Rock Pop que transformó, cuando menos en México, la perspectiva de los programadores de radio. Junto a The Knack cabía Pat Benatar y después podían seguir, con toda naturalidad, U2 ó Simple Minds.

Bruce Gary, el baterista, quedó tan decepcionado de su carrera con The Knack, que ya no tuvo aliento para reunirse en la grabación de Get Serious y fue sustituido por Billy Ward. Para ocupar su tiempo libre y su fama se enroló con Jack Bruce, Albert Lee y algunos otros proyectos igualmente ajenos. Por su parte Doug Fieger, el vocalista y guitarrista de apoyo, asimiló la descomunal celebridad que le dejó My Sharona, escribiendo canciones para otra bandas.

Entre sus medallas cuenta con un Grammy para una canción suya que grabó Manhattan Transfer. En octubre de 1993 un periodista inglés cuestionó la fugacidad de su carrera; Fieger, que además es fanático de la meditación zen, respondió: ``La realidad es, yo no miro hacia atrás''. Berton Averre, el guitarrista principal, presumible autor del requinto que le dio la vuelta al mundo, canalizó su fortuna enrolándose con otro músico que es, ni más ni menos, la horma de su zapato: Robbie Krieger, guitarrista de los Doors, que hasta la fecha anda arrastrando la cadena perpetua de ser huérfano de Jim Morrison. El señor Averre, con todo y su cadena perpetua de ser huérfano de My Sharona, se dedica actualmente a escribir obras musicales en Broadway y asegura que esta actividad lo ha llenado como nada en su vida. Obsérvese que el ``nada'', incluye también a The Knack. Y por último el bajista Prescott Niles que no ha dejado de trabajar con otras bandas desde que la suya dejó de existir. También es creador de soundtracks y maestro de escuela. Los padres de sus alumnos, según confiesa, insisten en hablar con el maestro, nada más para codearse con el bajista de los Knack. Pero su colaboración más curiosa fue con la banda The Reason, una agrupación más bien subterránea comandada por otra víctima de la orfandad artística: el huérfano del legendario Júpiter II: el siniestro Billy Mummy, otrora el cándido Will Robinson. Aquí, ni hace falta escribirlo, se establece la conexión entre The Knack y ``Perdidos en el espacio''. La brújula de Billy Mummy debió perder su efectividad bajo la influencia del Dr. Smith; si su banda The Reason se hubiera llamado Lost in Space, o Júpiter II, o The Will Robinson Band, otro gallo, como dicen, le estaría cantando.