Sensual, electrizante, carismática, de tenue frescura y femenina naturalidad, Selena es ahora célebremente mítica por la tragedia de su muerte; evocación donde se encuentran la magnificencia vocal y el penoso recuerdo del suceso.
Junto al fenómeno musical sin precedentes, está la historia insistente de los imperdonables disparos de Yolanda Saldívar, contada de una y mil maneras en toneladas de medios impresos y abundante material audiovisual en Estados Unidos y en el mundo.
Tan impresionante como su criminal deceso han sido los encabezados de diarios y revistas estadunidenses durante los días de su retiro involuntario. Al igual que la desmesurada cantidad de reportajes televisivos, se originaron varios libros escritos con los ritmos de la mercadotecnia muy propiamente estadunidense. Selena! (La vida sensacional y la muerte trágica de la reina de la música tejana) de Clint Richmond, editado por Pocket Books es, si no el primero, uno de los primeros en aparecer a pocos días del sepelio de la cantante.
Apoyado por equipo editorial que se dedicó veinticuatro horas al día a las tareas de la elaboración, Richmond se convirtió de la noche a la mañana ante los lectores estadunidenses en un intérprete del mundo mexicano-estadunidense de Texas, a través de entrevistas con amigos, familiares, cantantes, y conocidos de Selena Quintanilla. ``Siendo gringo, no tenía muchas ganas de entrar en el reino de los texanos en su momento de gran tristeza'', reconoce el autor del best seller publicado en inglés y en español, en un mismo volumen.
El mérito del escritor es haberlo hecho en escasas semanas, sin conocer la vida cultural chicana ni la música tejana, aunque claro, su trabajo está motivado más por el negocio que por la convicción del reportaje.
Para millones de personas fuera de Estados Unidos, Selena era desconocida hasta antes de su muerte, y evidentemente su desaparición elevó la venta de sus discos y videos, una hora después de su acribillamiento (según datos del propio Richmond), pero el doloroso incidente no suprime una trayectoria vertiginosa a una edad verdaderamente sorprendente.
Desde 1986 fue nombrada Vocalista Femenina del Año en el Tejano Music Award, durante cuatro años consecutivos, y en 1994 su álbum Selena live obtuvo un Grammy como el mejor disco mexicano-estadunidense, y su siguiente compacto Amor prohibido (el más clásico) estuvo nominado para la misma presea, que fue concedida en esa ocasión a Vikki Carr.
Más allá del medio latino, Selena logró penetrar en español a públicos muy heterogéneos de Estados Unidos, y despertó la admiración de figuras como Janet Jackson, Phil Collins, perfilándose en su primera incursión fílmica con un pequeño papel y como cantante de canción ranchera (con mariachis) en Don Juan DeMarco, con Marlon Brando, Faye Dunaway y Johnny Deep.
Como imagen emblemática ha generado, a un año de su alma en eterno reposo, el culto, la veneración, la idolatría, la gran empresa Selena, administrada por la familia Quintanilla, que incluye la anhelada boutique de Corpus Christi.
En este primer aniversario luctuoso, se ha desatado en Estados Unidos la santuaria colección de camisetas, posters, fotos, relojes, gorras, aretes, y todo lo portadoramente posible con el rostro impreso de Selena, incluyendo la botella conmemorativa de Coca Cola, de reciente y novedosa aparición.
Y para inmortalizarla cinematográficamente, Gregory Nava (director de El norte y My family/Mi familia) ha audicionado a más de 20 mil aspirantes al papel de la gran estrella texana, en Miami, Los Angeles y San Antonio, con jóvenes que incluso han venido a Norteamérica de diferentes países latinoamericanos para estelarizar su vida.
El gobernador de Texas, George W. Bush, declaró a partir del 16 de abril de 1995 fecha en que cumpliría 24 años de edad El Día de Selena, y con ello el doble rito de la conmemoración: el de su deceso y de su onomástico.
Este primer año de su muerte no ha sido ajeno a México, en el que cabe decir, Selena ya tenía anticipada popularidad, sobre todo en Monterrey. Lo más significativo aquí bautizada como La Reina del Tex Mex es su ingreso masivo a través de la televisión, que la sitúa como un fenómeno social de enorme trascendencia, en la medida en que logra captar la atención hacia una cantante mexicano-estadunidense, y rompe la regla clasista que sólo permite el acceso a la pantalla a cantantes rubias (aunque sean obligadamente teñidas).
De rostro mestizo delineado por un encanto envolvente, Selena había actuado en el programa habitual del canal de las estrellas trasmitido cada domingo; también había protagonizado una telenovela, y había sido invitada a un show de Verónica Castro.
Hoy los dos sistemas televisivos mexicanos, Azteca y Televisa, han dedicado emisiones a Selena, como el especial ``Siempre Selena'', con dos horas proyectadas con canciones y videos, producido por Televisa el día del primer aniversario de su fallecimiento; Paty Chapoy, Gloria Calzada y hasta Cristina fueron partícipes del homenaje a Selena en la televisión mexicana.
Lo que televisivamente en México no podrá explicarse, es su ascenso desde perspectivas y lenguajes universales muy eclécticos, que incluso parten de la influencia de la televisión de masas de este país. Desde su primer álbum Baila esta cumbia (1992), hay una notable inclinación por la cumbia al estilo mexicano, con el más elemental sonsonete de la llamada ``onda grupera''.
Esto es explicable por la procedencia misma de la vocalista proveniente del sur de Texas, con una gran población mexicana de origen inmigrante que ha influido culturalmente a nuevas generaciones mexicano-estadunidenses. Por eso sus primeras canciones grabadas son rítmicamente contagiosas, pero sin sonoridades elaboradas, ni la contundencia instrumental que divagan por un camino totalmente híbrido y no de fusión, como lo han hecho otras bandas chicanas (``Dr. Locos'', por ejemplo).
Pero la sirena no navegó en las aguas de un solo mar, y se internó en corrientes muy contrastables, recogiendo tonalidades de ambas culturas.
En el momento de conjugar sonidos, virtudes y esencias musicales mexicanas, latinas, estadunidenses, Selene logra una condensación fantástica que es la naturaleza misma de la cultura chicana. Su álbum póstumo Dreaming of you (1995), absolutamente antológico y originalmente planteado como un proyecto de grabaciones en inglés, es el repertorio más extraordinario que reúne disímbolas gamas exploradas y congrega los sentimientos más contrastables convertidos en una voz fusionadora.
De entrada un pop en inglés incomparable en "I could fall in love", a veces de tonos madonnescos, como "Dreaming of you", pero en seis de los siete cortes en inglés son verdaderamente excepcionales. Oscilan del funk-rap a las armonías vocales del soul, con una elasticidad asombrosa, de cuyo ejemplo "Wherever you are (dondequiera que estés)" grabada con el grupo Barrio Boyzz (al igual que el video) es una muestra loable.
Para completar el álbum, ya que Selena no pudo continuar la grabación, sus clásicas canciones en español ``Amor prohibido'', ``Tecno cumbia'', ``Como la flor'', ``Bidi bidi bom bom''; novedosa cumbia-reggae.
El toque más imaginativo de Los Dinos que le dio matices muy peculiares a Selena, recae en los teclados principalmente, y en la guitarra, que también fue evolucionando con sonidos más depurados. Además de las improvisaciones en conciertos de ambos instrumentos con acento percusivo más marcado, y armonías vocales del soul que ella sincronizó al estilo de Aretha Franklin. Con todo este repertorio, Dreaming of you tiene dos piezas magistrales cantadas con mariachi: ``El toro relajo'', que ya había grabado Linda Ronstadt en Más canciones (1991), y ``Tú, sólo tú", filmado en video.
La movilidad de Selena en dos idiomas naturales y la conjunción de diferentes formas de la música que van de la cumbia al pop, la canción ranchera y una gama de originales combinaciones latinas, es lo que le dio audiencia masiva para llenar conciertos con 60 mil asistentes, aunque su ritmo y su lenguaje artístico siempre fue el español, y los ritmos latinos.
Ubicar a Selena como exponente Tex-Mex (género ejecutado básicamente con acordeón) la música que los texanos llaman conjunto, es muy simplificante, porque la ubica dentro de un estilo que ella no exploró. Música tejana, que involucra todas las gamas distintas, es como se le reconoció en Estados Unidos. Pero en todo caso Selena ha llegado más allá de los géneros, los idiomas y las fronteras. Es y será para siempre la voz (mexicana, latina) de la versatilidad absoluta más unificadora.