Viernes Santo en la capital de los siete pecados
Pascual Salanueva Camargo &$164; Desde la mesa en donde se encuentra y a la que llega un fuerte olor a petate quemado, el preso señala con el índice a algunos de sus conocidos. Aquél pobre pendejo que va pasando allá le puso en su madre a un judas al salir de un banco, cuando intentaba detenerlo. Ese otro, el que está sentado en la mesa de un rincón, acompañado de su familia, era empleado de un banco. El güey no aguantó la tentación y se clavó un chingo de lana y por eso le dieron tambo. El de más allá, el de la barbita rala, le clavó el cuchillo a su mejor cuate, porque le había bajado a la novia. Pero de todos, sabes quién es el más ojete? Yo, mi buen. Y te voy a decir por qué. Yo nací y crecí en la colonia Tlacotal. Desde chavo le comencé a meter al alcohol. Cada vez que con los chavos de mi rodada íbamos a una tocada, le llegábamos al pomo. Ya de más grande me uní a un grupo de chavos banda y le comencé a meter a la mota, al chemo, a las pastillas y a lo que cayera. Sin contar a la jefa, que en paz descanse, mi jefe y mis otros tres hermanos, se salían muy temprano para ir a talonearle. No regresaban sino hasta muy noche todo jodidos por el cansancio. Yo, cuando llegaba a la casa, lo hacía siempre hasta atrás. Mi jefa, tiro por viaje, se ponía en plan gandalla. Qué por qué llegaba a la casa, todo motorolo, me decía. Y a mi lo que más me encabronaba era que alguien quisiera dirigir mi vida. Le decía que ya estaba grandecito, que me dejara en paz. Pues una de esas noches, en que ni mi jefe ni mis carnales habían llegado de la chamba, para variar, llegué todo bien pasado a la casa. La jefa comenzó de nuevo con sus regaños. Y la neta, yo me fui calentando. En una de esas me fui a la cocina y agarré un cuchillo y como la jefa no se callaba, se lo enterré varias veces, sin importarme sus quejidos. Luego, al ver lo que había hecho, escapé hasta que la ley dio conmigo. Me echaron 45 años y apenas llevo 16...Qué más quieres que te diga: me manché. Aquí en Santa Marta casi no tengo amigos. Apenas se enteran de lo que hice, me sacan la vuelta. Y tienen razón de no pelarme. Aquí, yo soy, como te decía, el más ojete de todos los ojetes.
Ricardo Olayo Ni Cristo hubiera imaginado que por teléfono y sin salir de casa se puede buscar el pecado en días santos. Son las 13:40 horas del viernes de crucifixión, según lo marca el calendario litúrgico. Del otro lado de la bocina se escucha una conversación, y a Oyuki preguntar sorprendida: ``Cuatro horas con dos de nuestras chicas?''
Así es. Confirma la petición del cliente, y regresa a la línea con una frase que tiene bien puesta: ``Me decías mi amor?'' Luego se da tiempo para consentir a un cliente que quedó satisfecho: ``Sí te gustó mi niña, verdad?, gracias, amor''.
Los teléfonos no dejan de timbrar en este día en que parecía estar vacía la ciudad. Atiende las tres líneas y se esmera en explicar las características de las chicas para hacer una contratación a domicilio o a la habitación de un hotel. A esa misma hora, una mujer interesada por el servicio para damas marca el número de Pepe. Le informan: ``Hay masaje corporal, motivación oral y relación'' .
--!Nada más!?
--Bueno, si tienes una fantasía me la cuentas y trataré de volverla realidad.
--Cuánto tiempo?
--Sin límite de tiempo, nos la podemos amanecer hasta que quedes plenamente satisfecha.
--Y cuanto me cuesta?
--Doscientos pesos y pagar el hotel.
Para los caballeros el servicio con Oyuki es más costoso, 450 pesos y 750 si ``quieres participar con dos chicas''; después de cuatro horas ``te descontamos 50 pesos por hora''. A la vuelta de la esquina está el servicio por Internet. Mientras llega, ayer al mediodía La Merced lució casi desierta de las prostitutas que cobran 65 pesos por 10 o 15 minuto
Arturo Cruz Bárcenas Un tolvanera esparce polvo sobre quesadillas y pambazos, y sobre la frente sudorosa de doña Tencha, quien por unos instantes se ha quedado sin clientes. A unos 150 metros de distancia del sendero por donde el Jesús 1996 pasa con su cruz de 95 kilos, nos dice que ya se ha cansado de pedirle al Creador y a todas las ánimas del Purgatorio para que su hijo Hilarión se decida y consiga trabajo, para que le ayude, sí, pero más que nada, ``por ésta'' --hace la cruz con los dedos y la besa-- para que se ayude a él mismo.
``Mi hijo no es flojo, pero en la casa siempre ha habido falta de dinero. Mi esposo agarró la bebida y ya no la soltó... al rato seguro lo tengo aquí y pues, sí, sí le doy para su bebedera''.
Hilarión es un cabecilla de 27 años, maleado y acostumbrado a hacer lo que se le pega la gana. Consentido cuando chiquillo, repite la fórmula ahora que es un ``grandísimo labregón'', como le llamó su mamá cuando llegó porque ya tenía hambre.
``Jefa, dos sopes con mucho queso y chile y con buti chorizo'', pide sin ningún saludo ni parsimonia que se le parezca.
--Dónde andabas, ya mero no llego hasta acá, era muy temprano cuando me vine, pues a qué hora te saliste de la casa?
--La verdad ni llegué. Pues que no ves que anoche fue el cumpleaños de Raúl, mi mejor compa.
--Cómo serás! Y yo que esperaba que hoy sí me ayudaras.
--Cómo cree, jefa, y si me ven mis novias, qué van a decir, y luego la quemada?
--Pues ahora no hay sopes, hijo de tu... pérdoname, Dios mío, pero este muchacho me hace decir cosas hasta en este día.
Se va Hilarión enojado y pronunciando groserías a los cuatro vientos, rumbo a las taquerías del cruce de Rojo Gómez y Ermita Iztapalapa (algunas sí abrieron), para ver si su cuate El Güero le da crédito para unos tacos al pastor.
--Oiga, doña Tencha, por qué no lo corre de una vez. A lo mejor así se pone a trabajar.
--Si lo corro me quedo sola...
Frente a la taquería de El Güero, Hilarión se la pasa dando vueltas como perro de carnicería. No se decide a pedir fiados unos tacos para calmar su hambre. No se decide después de 20, 30 minutos. En sus 27 años nunca ha trabajado ni tiene el proyecto de hacerlo
Karina Avilés/ASIC Cristina Castillo sólo mantuvo fantasías sexuales sin llegar a la consumación, mientras su pensamiento codiciaba los glúteos redondos de la otra de su propia sangre. Miraba cómo sus senos acrecentados rozaban el corpiño del uniforme azul, requisito de ambas para entrar a un colegio religioso, perteneciente a una colonia opulenta de esta capital.
Anheló la forma en que Paulina Castillo ,de grandes ojos oscuros y cabellos negros lacios, se hizo de un amor a sus 11 años con el cuerpo primitivo de mujer. Huesuda y con sus flecos amarillos sobre la frente, decidió darla a conocer como ``lesbiana'' para erradicar de esa forma cualquier acercamiento amistoso que Paulina pudiera ocasionar con los vecinos de ``Las Lomas'' citadinas. Las dos de igual linaje, las dos instruidas para compartir el futuro bajo las mismas condiciones.
Al finalizar la primaria en 1984, Cristina Castillo llevó a su prima a un dormitorio hogareño para mostrarle la senda del infierno mediante un juego mediante el cual ``podrás conocer lo que tú quieras''.
Ante la negativa de Paulina, arrancó un puñado de su abundante cabellera, y comenzó a frotarla entre sus dedos, ``muy complacida'' por haber dejado huecos blancos sobre la cabeza de la otra y dejarla según dijo ``calva de por vida'' A sus 23 años, Paulina continúa ingiriendo el conocimiento. En tanto Cristina, se halla con las mismas ansias por los logros, y ahora crecidas formas de la otra.
El Concilio de Letrán señala que el ``Diabulus enim et alii daemones a Deo Kuidem natura creati sunt boni, sed ipsi perse facti sun mali'' (El diablo y los otros demonios fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron así mismos malos) Cc. de Letrán IV, año 1215:Ds 800
Julieta Lozano/ASIC Lola Beltrán era una garganta, Madonna es una usurpadora, Carlos Fuentes tiene un coco bonito. Yo? ``Yo soy la imagen del éxito, de alguien que se mueve bien en su piel y está de acuerdo consigo misma''.
Amaneció cansada. Por eso, la mexicana triunfadora, ``que no se deja'', expresó frente al portal de la muerte de Lola La Grande, ``No tenía música, era una garganta y lo que sabía era cantar. Siento mucho su muerte''.
A Madonna la definió como amoral, porque ella --quijen habla-- era amiga de Evita Perón, claro está, y de Carlos Fuentes, su buen amigo, alcanzó a externar: ``Me parece un tipo a todo dar y tiene un coco bonito''. Una ceja alzada, seis anillos que acompañan sus uñas coloradas, la mujer que al cruzar una calle fue descubierta por un rastreador de talentos y que casada con el compositor más célebre de los cincuenta, lanzó sus pertenencias por una ventana, a sus 82 años asegura: ``Mi belleza ha sido una muy buena almohada, me ha ayudado mucho'', pero le fue necesaria su suprema inteligencia; ``la imbecilidad no llega a ningún lado''.
Si se le cuestiona sobre su hermosura, responde: ``Es un estado natural, año tras año fue un constante halago hasta que llegue a considerarlo como una cosa normal''. Si se le inquiere sobre la vida: ``Soy la imagen del gusto por la vida''. Sobre el público: ``Sí, los cinéfilos me siguen amando, será porque aún no les ha salido otra como yo'', o bien sus orejas ``Sí, tengo orejas muy bonitas, si de algo tuviera yo que presumir sería de mis orejas, aunque ya sé que tengo un físico agradable''.
Suspira. ``Es difícil aguantar durante muchos años que le digan a uno que es una diosa, que no hay nadie mejor''. Se encuentra presente en un homenaje en la ciudad Luz y es protagonista de documentales cuyo tema es ``María Félix en las ciudades en que vivió y amó''. Para ella, no hay halago desechable ``Revistas internacionales me han llamado la mujer más hermosa del mundo'', pero eso sí, es muy agradecida, ``Cómo no voy a estar agradecida si salgo a la calle y me bendicen y me echan guapezas''.
Alberto Nájar Cajero del área de libros en la sucursal de Sanborns en Salamanca y Durango de la colonia Roma, Gerardo Juárez Quiroz se dejó llevar por la tentación y poco a poco empezó a quedarse con parte del dinero que cobraba por los best sellers, revistas, periódicos y tarjetas.
Tenía apenas mes y medio de trabajar en la tienda y, según platicó a sus ex compañeros, era el segundo empleo a sus 22 años de edad, y el primero con tal responsabilidad. No le fue mal. En los tres primeros días de Semana Santa se quedó con 320 pesos, entre los libros y revistas que cobró a los clientes y no ingresó en caja, o aquellos a los que asignó un valor menor al marcado en la etiqueta.
Pero la suerte se le terminó el miércoles por la noche, cuando en un corte de caja el gerente descubrió su pecado, y sin más pidió a elementos de la Secretaría de Seguridad Pública que lo arrestaran por desfalco.
Allí empezó el calvario para el joven de 1.65 metros de estatura y con apariencia saludable, según comentaron sus ex compañeros. En un principio, al enterarse que sería consignado al Ministerio Público, le subió la presión, se convulsionó y casi le da un infarto a mitad de la tienda, ante la alarma de todos los clientes.
Los policías llamaron a la ambulancia 36040 del ERUM, cuyos paramédicos lograron estabilizar a Juárez Quiroz, quien de inmediato fue trasladado a la tercera agencia del MP. Mientras tanto, los ex compañeros de Gerardo Juárez Quiroz no se explican la razón por la cual el joven presuntamente cometió el ilícito. ``A lo mejor'', dijo una cajera del restaurante, ``le ganó la ambición''.
Gustavo Castillo García La gula: En el Distrito Federal se consumieron durante el martes, miércoles y jueves pasados más de mil 900 toneladas de alimentos.
Tan sólo para la preparacion de los tradicionales romeritos se emplearon mil 313 toneladas de alimentos durante los tres días y su elaboracion dejó una ganancia global a los comerciantes del área de frutas y legumbres de la Central de Abasto del orden de 12 millones 840 mil pesos.
En cuanto al consumo de pescado, en la Nueva Viga se vendieron más de 300 toneladas de lisa --de 6 a 9 pesos kilo--; 200 de mojarra --entre 9 y 15 pesos kilo-- y 100 toneladas de huachinango --entre 20 y 30 pesos kilo.
En la zona de frutas y legumbres, durante los días martes, miércoles y jueves, se consumieron mil 200 toneladas de romeritos, 12 toneladas de mole, 300 toneladas de camarón, 600 toneladas de papa y mil 200 toneladas de nopales. El costo para el público a nivel global alcanzó el orden de 25 millones 440 mil pesos, mientras la inversión realizada por los comerciantes fue de 12 millones 840 mil pesos. El costo de cada kilo de papa osciló entre 4 pesos y 4.50 pesos dependiendo del tipo que se eligiera; el kilo de romerito varió de entre 1 peso y 1.50 pesos; el mole más barato y que fue el más consumido tuvo un precio de 24 pesos el kilo; el camarón seco alcanzó los 56 pesos por kilo, mientras los nopales se vendieron a 10 por un peso, que regularmente alcanzan el kilo.
Los datos fueron obtenidos a través de la Asociación Nacional de Productores del Campo y de Introductores de Pescado y Mariscos de la Nueva Viga