Deforestación anual, un millón de hectáreas; árido, 60% del territorio
Laura Gómez Flores, enviada/ II, Saltillo, Coah. La sequía en el norte del país desde hace cinco años y las heladas de 1995 han provocado que 97 por ciento del suelo del país experimente algún proceso de deterioro, mientras 60 por ciento --un millón 172 mil kilómetros cuadrados-- es considerado zona árida o desértica, donde habitan alrededor de 18 millones de personas.
En el mundo, el avance de la desertificación y degradación de los suelos no sólo amenaza la seguridad alimentaria, sino también los medios de vida de millones de personas que ``día a día luchan por sobrevivir'', advierte en un estudio la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Un charco en los llanos coahuilenses, que
sirve como abrevadero para los caballos.
Foto: Pedro
Valtierra
De acuerdo con las estadísticas de esta institución, más de 6 mil millones de hectáreas --40 por ciento de la superficie del planeta-- son tierras secas. De éstas, 70 por ciento son consideradas productivas, pero se encuentran amenazadas por procesos de desertificación.
En América Latina y el Caribe, por ejemplo, más de 300 millones de hectáreas --que equivalen a 75 por ciento de las zonas áridas, semiáridas y del trópico seco de la región-- están en peligro de desertificación y degradación.
Esta problemática se agrava en México ante la desforestación anual de alrededor de un millón de hectáreas, derivada de la tala inmoderada y de la ganadería extensiva, lo que hace prever que en un lapso no mayor de 50 años se perderá el potencial maderable existente.
Además, se enfrentan los efectos de la salinización de 20 por ciento de las 5.5 millones de hectáreas en zonas irrigadas y la canalización de 460 millones de toneladas anuales de tierra al mar, a presas y a lagos.
El director general de la Comisión Nacional de las Zonas Aridas (Conaza) --organismo creado hace 25 años en esta ciudad para atender las necesidades de los habitantes de la región--, Heladio Ramírez López, destaca que la ``erosión hídrica'' ha afectado 60 por ciento de los suelos en las zonas consideradas áridas, mientras la ``erosión eólica'', producto de los fuertes vientos, provoca que 85 por ciento de la tierra sea totalmente improductiva.
En los diez estados donde opera Conaza (Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Durango, México, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas) alrededor de 90 por ciento de los predios están sobrepastoreados y en la mitad de ellos han crecido arbustos no deseables; 260 mil hectáreas están desertificadas y 100 mil más se encuentran abandonadas. De esta manera, el número de héctareas afectadas por esta situación aumentó en un año en 14.6 millones.
Sin embargo, a la fecha la solución del creciente problema de la desertificación se ha visto obstaculizado por estructuras burocratizadas que siguen sin entender que si no hay desarrollo que respete el ambiente, la situación se agravará y será entonces irreversible.
Así están las cosas, aseveró Ramírez López, y agregó que la pasividad, el desinterés o la complacencia en la materia equivalen a una actitud de complicidad con la destrucción de nuestros recursos naturales.
Explicó que a pesar de que las regiones áridas y semiáridas del país se ubican actualmente en 22 estados y 680 municipios, de los cuales 373 son considerados de alta y muy alta marginalidad, la atención oficial sólo llega a diez entidades y 369 municipios, de los que 145 son de alta y muy alta marginalidad.
Ante ello, el programa de trabajo de Conaza se basa en dos vertientes: combate a la pobreza y a la desertificación.
En el primero de los casos, dice, se trata de elevar la calidad de vida de la población de las zonas áridas a través de obras de infraestructura social, como la introducción de sistemas de agua, la alfabetización de adultos y el mejoramiento de vivienda, así como del programa de nutrición y del aumento del ingreso económico de las familias.
El segundo aspecto, indica, incluye acciones de reforestación y conservación del suelo y el agua.
Sólo cuatro estados sin problemas de desertificación
Información del Instituto Nacional de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (ING-UNAM) destaca que 98.85 por ciento del territorio bajacaliforniano presenta un alto nivel de desertificación. Le siguen Coahuila, con 96.28 por ciento; Jalisco, 86.24; Colima, 81.22; Nayarit, 80.28; Querétaro, 79.02; Michoacán, 73.86; Guanajuato, 73.12; Sonora, 72; Hidalgo, 68.92; Aguascalientes, 62.33; Baja California Sur, 59.84; Guerrero, 55.40; y Chihuahua, con 51.77 por ciento de su territorio.
Estudios de un grupo de investigadores en los últimos años señalan que la superficie afectada por un alto nivel de desertificación se ubica en Aguascalientes, con 271.11 kilómetros cuadrados, que representan 5.23 por ciento de su territorio; Hidalgo, con 232.04 (1.14 por ciento); Baja California, con 531.59 (1.10); Baja California Sur, con 433.96 (0.74); Zacatecas, con 473.85 (O.64); Durango, con 541.88 (0.44); Coahuila, con 354.03 (0.32); Sonora, con 368.33 (0.22); Chihuahua, con 82.35 (0.03); y Jalisco, con 19.36 kilómetros cuadrados, que representan 0.02 por ciento de su superficie.
Los únicos cuatro estados que presentan una vulnerabilidad moderada y baja a este problema son: Campeche, con 17.17 por ciento; Quintana Roo, con 0.82; Tabasco, con 18.40; y Yucatán, con cero por ciento, precisó la doctora Oralia Oropeza Orozco.
Investigadora del ING-UNAM, Oropeza manifestó la necesidad de instrumentar políticas acordes a la realidad que se vive en el país al respecto, ya que anualmente este problema avanza a pasos agigantados haciendo más difícil la vida de las millones de familias que habitan esas zonas.